Capítulo XIV

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MARATON 1\3

Día tres en Nevada.

Narra Chandler.

-Chandler amor mío, levantate -murmura.
Gruño.
-Vamos no seas boludito ¿eh? -dijo empujandome de la cama.
-Dejame dormir cinco minutos más -tomé la sabana y cubrí mi rostro-
-Vamos, levantate -quitó las sabana que cubría mi rostro.
-Faltan dos hora para irnos, y me haces madrugar, yo en veinte minutos estoy listo.

Al abrir mis ojos y verla sentada sobre la cama intentado levantarme, recordé lo que hice ayer. Sonreí gracioso al verla.

-¿Qué pasa? -preguntó sacandome de mis pensamientos al instante.
-Nada -murmuré.
-¿Te levantarás? -preguntó sonriendo.
-Sí, ya. -Puse mis ojos en blanco.

Recordar que la había besado, me hacía sonreír, me levante de la cama con una sonrisa.

-Te ves radiante.
-Chandler, me sonrojas.
-Eso debe provocar un caballero en una dama.
Ella sonrió ruborizada.
-Iré a tomar un baño, ya regreso -cerré la puerta del baño.

Abrí la llave para dejar caer las gotas de agua sobre mi cabeza y que se deslizarán por mi cuerpo, tomé shampoo y comencé a masajear mi cabello. Aún seguía hundido en mis pensamientos, ella provoca eso, que me pierda en ideas locas. Ella es la provoca ese sentimiento que las personas llaman "idiotez". Ella provoca todo. Sé que no me quiere como yo lo hago, pero seguiré insistiendome que algún día pasará. A ella la esperaría, es una chica que vale la pena, con ella no pierdes el tiempo esperándola, con ella no pierdes nada, bueno si, pierdes porque te enamoras como un jodido loco de ella, pero vale la pena, ella hace que cada segundo de tú día valga la pena, ella es la mejor, me alegro tanto de haberle hablado esa noche, de asistir a esa fiesta, de irla a visitar aquella vez y entablar una amistad, me alegro.

Salí del baño ya con mis pantalones puestos, busqué una camiseta y me la coloqué, tome mis convers y los até.

-¿Bajamos a desayunar? -preguntó sonriendo a medio metro de mí.
-Claro que sí.

Al bajar al vestíbulo, se veía un poco solitario, bueno es un poco temprano, y no todas las personas desayunan acá.

-Nos sentamos allá. -Señalaba una mesa junto a un ventanal, cerca de un jardín.
Sacandome -nuevamente- de mis pensamientos.

Pedimos nuestro desayuno, y la alenté a comerse todo lo que estaba en su plato, siempre deja la mitad, no es bueno, no se alimenta correctamente.
Ella me comentaba algo sobre Madison y reía sin poder terminar el enunciado, reía sin parar.

-Belleza -pensé en voz alta.

-¿Dijiste algo? -preguntó poniendo su mano sobre la mía.
-Continua -alenté.
Y la observé una vez más ahogarse en risas, y risas.

Me he enamorado de su risa, es contagiosa e irradia alegría, no me importaba lo que pasará alrededor, solo me importa verla sonreír. Me he enamorado de su boca, de cada palabra que sale de ella, de los morritos y pucheros que hace cuando se molesta; de sus jodidos ojos, ¿Y qué importa si no son de un color especial? Su mirada es igual a una sonrisa, siempre demuestra estar feliz. De sus ataques de éxtasis, como hoy, que no para de reír, y no he comprendió nada de lo de Madison, pero escuchar su risa, no da para más, como cuándo pensaba en voz alta y la escuchaba, cuando canta bajito de felicidad, pero no quiere que la escuche. De las veces que me coge fuerte y me dice: Eres el mejor, te quiero mucho, no te quiero perder. Cuando me apreta fuerte porque solo yo sabía que era entonces que debía quererla más que nunca. Me he enamorado de lo lista que es, de lo boba que se comporta algunas veces. De las veces que me insulta, pero detrás de todo eso hay palabras bonitas De cada abrazo. De esas veces que cubre su rostro porque se sonroja fácilmente. Esos detalles que nadie ve, ni conoce, -a excepción de mí- son lo que más amo de ella.

"Mi Mejor Amigo Es Chandler Riggs"  (Chandler Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora