Capítulo XXXVIII

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Quiero que estemos bien, ¿Si? princesa...

Ryan imparte la clase de fisiología, irradia tanta naturalidad al hablar, es como que todo lo estuviese leyendo. Es... asombroso; ahora entiendo porque lo adelantaron dos años.

-Luego de clase, quiero que pasen -comenzó a meter los papeles en su maletín-, uno por al salón que está junto al de psicología.
-Si -dijeron todos al unísono.
-Muchas gracias, los espero.
Y sin más, salió del salón.

Y comenzó la hermosa, pero aburrida rutina de escuchar las clases desde las 7:00 hasta las 17:00. Veo el reloj y apenas son las 10:30. Acuno mi rostro sobre mis manos, veo al pizarron y comienzo a tomar apuntes.

¿Mi Chandler? Se va en unos días, ¡que digo! en una horas, solo tiene 120 horas, 7,200 minutos  y 432,000 segundos para compartir conmigo. Que no se vaya, por favor... quiero detenerlo, quiero tenerlo siempre conmigo, pero no puedo ser egoísta con él.

Levanto mi libreta para cambiar de hoja y cae una hoja doblada. Frunso el ceño -no acostumbro a meter papeles sueltos en mis libretas- y cuando me dispongo a recoger el papel, Dylan me hace un gesto de que no me moleste, que él lo hará. Me pasa el papel y sonrío afable; aprieto mis labios y abro el papel que está doblado... oye, es una hoja de mis cuadernos, suelto una sonrisa burlona.

La niña más linda está leyendo este papel ♡ la que le robo el corazón a Chandler ♡ la que le roba cada pensamiento del día ♡ ¡La más hermosa! Chandler dice que lo tienes loco... Y que te ama, y mucho.

Por favor, busca fall de Justin Bieber.

Besos mi hermosa dama.

Esbozo una enorme sonrisa que se me hace notar a mil kilómetros, niego con mi cabeza mientras sonrío y releo el escrito de Chandler. Por Dios... Este tipo de chico merece toda chica.

-¿Pasa algo, _________? -pregunta Dylan.
Levanto mi vista y lo veo. Mis mejías arden, y la sonrisa no se me borra. Dylan me sonríe burlón.
-No pasa nada -digo sonriente.
-Tus mejías no dicen eso -dice y levanta sus dos cejas.
Veo sus cejas bailar en su frente de arriba hacía abajo y no puedo evitar reír.
-Señorita Gaycoll y joven Dylan -dice el profesor, ambos nos giramos y vemos al frente-, la clase es acá.
-Lo sentimos -digo sumisa.
Él sonríe y continúa con su clase.

Ring. Ring.

Por fin, tomo mi teléfono y merienda y salgo del salón. Camino por el pasillo mientras tarareo alguna canción que no se cual es. Simplemente se ha quedado habitando en mi cerebro, y por lo que veo mi voz quiere darle vida.

-Señorita Gaycoll -dice una voz, y al instante me detengo y giro.
-Rya... -me retracto al instante-,  profesor Ryan -digo sonriente.
-Sé que es difícil decirme profesor -dice irónico.
Suelto una risita de nerviosismo.
-Veo que toma un batido proteínico -murmura mientras ve mi batido en mano.
Veo el batido y levanto.
-Sí, es que dice la persona que lo hace que estoy muy delgada y pálida -tuerso los ojos.
Él suelto una risa y ladea el rostro; me observa por unos segundos y me siento incómoda.
-Es... ¿Puede mostrármelo? -dice y estira su brazo.
-Si -digo y se lo ofrezco.
Él comienza a observar la contextura y a olerlo.
-Muy buen batido, excelente. Quien se lo hace la adora -dice sonriente y me lo devuelve.
-Demasiado -digo sonriente.
-¿Su novio? -pregunta mientras me observa, sus ojos se posan con los míos
-No, no -digo de inmediato-, mi mejor amigo.
-Oh, es un buen amigo.
-El mejor -digo orgullosa.

La conversación se prolongó tanto, que los treinta minutos de descanso se me fueron hablando con él. Es un chico fascinante, sabe mucho, es muy culto. Creo que me ha flechado con su cerebro. La inteligencia de un hombre a mi me vuelve loca...

«Así veo»

Es que cualquiera enciende tu cuerpo, pero tu alma, tu cerebro... ¡Imposible! Ahora si tengo una razón para volverme loca por mi profesor. Me he enamorado de su cerebro.

Cuando regreso al salón recuerdo que no tuve tiempo de buscar la canción que me dijo Chandler, hago un puchero y tomo asiento.
Y volvemos a la rutina...

-
Abro mis ojos un poco adormilada, me quedo viendo el techo por unos segundos. Creo que me quedado dormida. Me levanto de la cama y me siento... ¿Qué?

-Hola -murmura Jason.
Él está sentado en una butaca en la puerta, ¿desde qué hora esta aquí? ¿Me ha visto dormir? ¿Lo dejaron entrar las chicas? O...
-Hola -digo sorprendida.
-Duermes como un bebé -musita.

Su cabello esta despeinado, viste una camiseta rosa que hace tanto color con su piel blanca y labios casi rojos. Hermosos labios que siempre observo atontada. Es tan lindo... lo amo a pesar de todo. ¡Desgraciado!

-¿Hace cuánto estás aquí? -pregunto y me siento al borde de la cama. Rasco un poco mis ojos para abrirlos.
-Lo suficiente para escucharte decir: Te amo, Jason -dice y esboza una gran sonrisa.
Me sonrojo a los segundos. Espero no haber dicho estupideces.

Se levanta de la butaca y camina hacía mi, se sienta a mi lado y toma mi mano. «No he olvidado lo que has hecho» pienso y desvío la mirada.

-Tus mejías están rosadas -murmura y besa mi mano.
Muerdo mi labio inferior para contenerme y no decirle cuanto lo amo y odio.
-Debemos hablar -dice y se levanta de mi lado-, Brianna es una amiga. Na-da más -recalca la última frase.
-No sabía que a los amigos se les dice: me gustan tus besos -digo. Se me notan los celos que cargo.
-Dímelo tú -dice con sarcasmo.
Levanto mi mirada y lo veo irónica. Sé que busca como meter a Chandler en todo ésto.
-Lo siento, lo siento -dice. Apreta sus ojos. Puedo notar su ira al pensar en eso.
Me limito a responderle. Lo que menos quiero es estar colérica.
-Quiero que estemos bien, ¿si? princesa.

¿Princesa? Desde hace mucho no me lo decía; mi corazón se hace chiquito tal cual resorte al ser lanzado, y en segundos se vuelca de la emoción y ternura. Ya no quiero que sigamos enojados, es malo para nuestra relación.

Inspiro intensamente.

-¿Si? -pregunta una vez más-, tenemos que estar bien.
Voy a llorar. Vamos _________.
-Jason, yo... no me hagas sufrir más, he llorado mucho -añado, intento ocultar el dolor.
Me mira con dolor y en segundos baja su mirada, apenado.
-Lo siento. -Tira de mi mano y me envuelve con sus brazos.
Intento zafarme de él, pero me apreta más fuerte con sus brazos. Me derrito.

Bajo mi cabeza y la apoyo en su pecho, él acaricia mi espalda con sus dedos y besa mi cabello repetidas veces. Toma mi cabeza con sus manos y mis ojos se ven con los de él. Esos ojos verdes azulados, preciosos. Su rostro se comienza a acercar al mío, y por un instante pienso que me besará, pero no es así. Deja que su nariz roce con la mía, siento su respiración y él la mía. Dibuja una gran sonrisa en sus labios y eso provoca una enorme sonrisa en mí.

-Te quiero -musita.
-Yo también -respondo.




Narra Chandler.

Flashback.

Son las 5:00 y está acostada en su cama, el enorme edredón azúl cobre todo su cuerpo. Arruga por un momento su rostro y es por los débiles rayos solares que intenta colarse por la cortina de su ventana. Me levanto de inmediato y voy a cerrar la cortina.

Me quedo de pie junto a la puerta, la observo dormir. Tiene un rostro  sereno y tranquilo, las mejías sonrojadas -siempre las tiene así- me acerco a ella y la veo de cerca. Es tan hermosa.

Veo su bolso guindado en su armario. Lo quitó y me siento al borde de la cama. Comienzo a sacar sus documentos y ver su linda caligrafía y ortografía. Es una chica completa; solo falto yo en su vida. Reviso las últimas páginas de sus cuadernos, pero ella no escribe nada en ellos, al parecer no se aburre como yo -siempre hacía dibujos o cosas extrañas en las últimas páginas de mis cuadernos- ella no.

Saco un bolígrafo y golpeo incesante el bolígrafo contra el cuaderno.

-Te escribiré algo -digo en voz alta.

Fin de flashback.


Gracias por leer 💕



"Mi Mejor Amigo Es Chandler Riggs"  (Chandler Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora