4

11.4K 846 84
                                    

Melissa

Sabía que era mala idea salir de casa esta noche, pero aun así, lo hice, por complacer a Mónica, mi hermana. Lo cierto es que ya no quería volver aquí, y sin embargo, lo hice, por Mónica. Y claro, por mí.

Odio que quiera mantenerme en la calle cuando debería estar enfrascada en mi libro y en mi tesis. Pero una vez más me vi arrastrada a las garras de Mónica, luego de escuchar incontables veces que me dijera que soy una mojigata. No lo soy.

Pero fui convencida. Y casi salgo corriendo cuando me di cuenta a qué lugar me llevaron. Durante dos semanas o tres, acudí acompañada de Brandon, mi amigo super gay.

Nunca pensé que un simple juego de miradas llegara a tanto. Por Dios, mucho menos cuando se trata de Leonardo Otero. Pero como la estúpida que soy, jugué con fuego, fuego ardiente, y ahora pagaré las consecuencias.

Durante esas noches pretendí ser alguien que no soy: una mujer segura de sí, de sus atributos, de su físico.

Me gustaba pensar que era como un alter ego, alguien en quién me gustaría convertirme. Pero no. Solo soy una chica a punto de titularse. Una chica que comenzó todo por culpa de una apuesta.

Un mes y medio atrás...

—¿Vamos a salir? —la voz de Brandon me sobresalta—. Te hace falta un polvo, te ves horrible.

Resoplo y niego.

—No es momento, Brandon.

—Deja de hacerte la víctima, Mel. Ya pasaron tres meses desde que terminaste con Hugo. ¿Podrías superarlo de una buena vez?

—No es eso a lo que me refiero. —ruedo los ojos y suelto la pluma—. No me hago la víctima. ¿No se supone que deberías estar de mi lado?

Mi amigo se coloca en cuclillas a un lado mío y me mira.

—Lo estoy —dice, colocando una mano en mi antebrazo—, por eso te sugiero que salgas ésta noche.

Ruedo los ojos.

—Quizá en otra ocasión. —suspiro—. ¿El próximo viernes?

—¡No seas así, Mel!

—¡Ssshh! —la bibliotecaria nos sorprende. Asiento con la cabeza; la mujer le lanza una mirada de advertencia a Brandon y se va.

—Vamos, quisiera verte despegada de la pluma, del celular, de tu Kindle, y fuera de tu casa más seguido.

—Realmente, quisiera apurar ésta parte de mi vida que se titula: "Realización de tesis y titulación profesional: un camino tortuoso lleno de agujeros negros".

Brandon rueda los ojos.

—Está bien, tú ganas. —se levanta y se va, dejándome sola.

Es exasperante cuando entre él y Mónica conspiran para sacarme de casa. Sus vidas se ven reducidas al presente. Yo no puedo darme ese lujo.

Cuando llego a casa, una vez más, me veo bajo el foco de atención de Mónica.

—Mely, deberías venir —dice, mientras se maquilla frente al espejo del tocador—. Las chicas y yo iremos a un bar-restaurant que está en el centro. Tienen música en vivo y parece muy refinado.

Ruedo los ojos por enésima vez en el día.

—No, gracias. —murmuro, mientras intento concentrarme en mi libro—. En otra ocasión.

Escucho un golpe en el tocador y desvío la mirada hacia Mónica.

—Ese es el punto, Melissa. Tu significado de "En otra ocasión", en realidad es "no en un futuro próximo".

Inevitable SeducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora