Melissa
Sé lo que Leonardo se propone y, a decir verdad, éste juego me excita.
Cuando lo conocí, fue como si un nuevo mundo se hubiera abierto ante mí. Había disfrutado muy poco del sexo hasta que tuve mi primer encuentro con él. Fue como si todo nuestro juego anterior solo hubiera enardecido nuestros deseos por el otro, haciendo el encuentro mucho más explosivo.
Creo que eso es lo que Leonardo se propone a hacer.
Llevamos parte de la velada platicando de banalidades y cosas que no nos atrevíamos a preguntarle al otro. Hasta ahora, he sentido que va como la seda.
Pero hay momentos en los que siento su mirada muy pesada sobre mis senos, o que noto que una de sus manos desaparece bajo la mesa y mientras me mira directo al rostro, puedo notar su gesto de placer. ¿Se está masturbando? Me gustaría averiguarlo.
Su sonrisa enigmática me derrite el corazón y enciende una parte de mí que estuvo apagada por un tiempo. Tengo tantas ganas como él.
Estoy dispuesta a reclamarlo como mío.
Al terminar de comer, dispone de un tiempo para levantar los platos y llevarlos al fregadero. Aprovecho este momento para realizar mi ataque.
Comienza una canción que suena bastante sexy mientras me acerco a él mientras friega los platos. Me coloco tras de él y lo abrazo fuerte, inhalando su olor a limpio. Mi corazón comienza a latir frenético mientras deslizo mis manos desde sus pectorales, acariciando lentamente su pecho hasta llegar a sus caderas. Lo oigo respirar entrecortado y siento como su espalda se tensa. Pronto deja de fregar los platos y se queda inmóvil.
—Melissa, ¿qué haces?
Sonrío contra su espalda y deposito un beso entre sus omóplatos.
—Reclamar lo que es mío —respondo, como si fuera obvio.
Leonardo se gira entre mis brazos y en un borrón ya estoy sobre la encimera. El hombre me mira como si fuera algo comestible y esboza una lobuna sonrisa.
—Creo que lo haré yo también —murmura contra mi cuello, provocándome solo con su respiración contra mi piel.
Leonardo ni siquiera me está tocando y siento como un escalofrío de placer me recorre el cuerpo entero. Pronto, su nariz hace contacto contra mi piel, respirando y describiendo todas las cosas que va a hacerme, provocándome otra oleada de placer que da en el blanco.
—Me vas a volver loco, mujer —murmura contra mi oído mientras mordisquea mi lóbulo. Soy incapaz de decir nada ni hacer nada, pues tiene mis brazos aprisionados en mi espalda.
—¿Más de lo que ya me tienes a mí? Lo dudo —le digo con la voz entre cortada.
Leonardo me suelta y retrocede unos pasos, sonriéndome, incitándome a seguirlo.
Lo seguiría hasta el fin del mundo.
Leonardo
Esto apenas comienza.
Camino hacia la habitación mientras abro mi camisa y desabrocho el pantalón. Escucho un murmullo sordo; cuando volteo, Melissa camina hacia mí solo cubierta por su ropa interior, como una amazona lista para reclamar su posesión. No sabe cuánto tiempo he esperado para esto.
Me detengo frente a la cama, pero Melissa no será una sumisa esta noche.
Cuando llega hacia mí toma los dos extremos de mi camisa y los desliza por mis brazos, inmediatamente se va hacia mi pantalón, y rozando delicadamente mi entrepierna, baja el pantalón por mis piernas. Se toma su tiempo y lo permito. Quiero que tenga el control, aunque sea por un rato.
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Inevitable Seducción
General FictionEstoy cansado de mi rutina. Solo una vez, y después.... Todo puede volver a la normalidad. Parece que ella sólo busca divertirse... Y aún así, no lo pude evitar, y le ofrecí una noche con una sola condición: sin sentimientos. No pensé que rompería m...