#160: The Holder of the Paranoid

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En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de reinserción social a donde puedas llegar. Cuando alcances el escritorio principal, pregunta por visitar a alguien que se hace llamar The Holder of the Paranoid. Si la persona en el escritorio dice que el Holder ya fue enviado a casa, responde con“¡Buen día!” y ve directo a casa. No hables ni entres en contacto visual con nadie, o sus miradas y palabras te cazarán y desgarrarán tu mente en pedazos.

En caso que el trabajador se encoge y asiente tres veces, síguelo. Te llevará por un limpio y luminoso pasillo, con puertas cerradas alineadas en los muros. Cada puerta estará pintada de un color y adornada con un número de tres dígitos, y a través de ellas, oirás voces murmurando. Eventualmente, el trabajador se detendrá en una puerta específica.

Si la puerta es amarilla y termina en 6, exige que te lleve ante la verdadera puerta. Si se detiene en una puerta azul que termine en 9, pregunta con una voz calmada:“¿Puedes mostrarme el interior?” Si el trabajador se niega, entonces inclínate respetuosamente y vete por el mismo camino por el que llegaste. Ahora, si te obedece, debes agradecerle tres veces. Usa las mismas palabras y el mismo tono cada vez, pues si tartamudeas, tu guía tratará de acabar contigo.

Cuando termines de agradecerle, el trabajador abrirá la puerta azul. Tan pronto como el primer crujido se produzca entre la puerta y su marco, un horrible grito gutural alcanzará tus oídos. No trates de bloquearlo, porque si lo haces, el grito hará eco en tu psique por toda la eternidad. En lugar de eso, escucha con atención, pues él te guiará. Cuando entres en la sala, te darás cuenta que no hay fuentes de luz dentro. Podrás sentir soplos de viento mientras el grito hace eco en tu interior. La puerta se cerrará detrás tuyo y los gritos se detendrán, dejándote en medio de una oscuridad silenciosa.

Desde este momento, tú serás tu único guía. Si te paralizas por el miedo, ya has fallado en tu búsqueda; contén la respiración y cuenta hasta siete, y una rápida y silenciosa muerte será tu recompensa. Pero si aún puedes abrir y cerrar tus manos y mover los dedos de tus pies, da nueve pasos hacia adelante.

Con cada paso que des, comenzarás a sentir la respiración de mucha gente a tu alrededor. Tan pronto des tu quinto paso, sentirás las caricias de varias manos sobre tu carne. No vaciles en tus pasos, o la respiración se convertirá en gritos oscuros, y los ligeros toques sobre tu piel desgarrarán la carne y el músculo de tus huesos. Luego de tu noveno paso, la respiración y el contacto cesarán y en el rabillo del ojo verás una tenue luz surgiendo a tu derecha. Aumentará en brillo a medida que se acerca a ti. Si te diriges hacia ella, la fuente de luz quemará tus retinas, y cada indescriptible horror que tu mente pueda concebir tomar forma física y carcomerá tu cuerpo, conduciéndote a un estado de frenesí demencial que terminará sólo después que tu garganta sea abierta completamente.

Cuando la luz se detenga, podrás enfrentarla. Frente a ti estará un hombre visible, la luz que brilla en su interior ilumina sus órganos y vísceras. Te hará un gesto para que lo sigas. Asegúrate de estar cerca y no mires atrás. Luego de un rato, el hombre visible perderá su luz y se desvanecerá entre la oscuridad. Tan pronto como esto pase, quédate quieto. Deberás gritar con todo el poder de tu voz: “¡Ha sido sólo un rato! ¡Estoy aquí por una visita!”

En ese momento, la oscuridad se desvanecerá. La sala se revelará como un lugar cálido y acogedor, con una chimenea, una cama, una mesa y sillas, una de ellas será de piedra. En la silla de piedra estará sentada una anciana. Emitirá un aura familiar, como una abuela, y tan ponto como te vea, te ofrecerá tomar asiento. Ahora deberás tomar una silla y ubicarla treinta centímetros frente a la silla de piedra. Siéntate frente a la anciana, para que su mirada se encuentre con la tuya.

No intentes conversar con ella. Si lo haces, ella caerá dormida, y tú te quedarás congelado allí, para siempre. En lugar de eso, mira directamente a sus ojos y pregunta: ¿Por qué Él los ve, pero no cree en Ellos?

Luego, ella comenzará a contar una historia. Ella hablará de todas las cosas oscuras y desconocidas. Hablará sobre las cosas que los hombres ven en sus pesadillas y que logran distinguir por el rabillo del ojo. Ella te contará del toque que sientes cuando estás solo y se reirá de las formas en que el hombre se estremece cuando reacciona ante las visiones de su propia imaginación. En este punto, tu silla será golpeada por una fuerza desde la parte posterior.

No grites ni mires la fuente del golpe, o la forma de la anciana se derretirá para revelar una cosa pálida y enfermiza, con melancólicas y  grandes mandíbulas. La cosa arrancará la carne de tus huesos y te mutilará hasta que estés fuera de tu envoltura mortal. Ignora el golpe, y la anciana continuará sonriendo. Ella buscará en el bolsillo de su blusa y sacará un par de anteojos. Los limpiará antes de ponérselos, te mirará, se reirá otra vez, se los quitará y te los dará. Pestañea lentamente tres veces y regresarás a la sala de espera de la institución donde comenzaste.

Las gafas son el Objeto 160 de 538. Usarlos es ver en otros las cosas que desearías no poseer.

The Holders  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora