#163: The Holder of Decay

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En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental, hospital o centro de reinserción social a donde puedas llegar, camina hacia el escritorio y pregunta por visitar a quien se hace llamar The Holder of Decay. El asistente te mirará con una expresión de angustia y comenzará a estirar su piel creando grandes y supurantes agujeros, mientras un fluido verde se filtra de su nariz y su boca. Te llevará por una puerta corroída y limosa en la profundo de la institución y se irá rápidamente, rascando su piel y maldiciendo hasta desaparecer por el pasillo dejando un rastro de mucosas.

Entra por la puerta para ser asaltado por un enfermizo miasma de podredumbre. Da un paso adelante y mira alrededor. Un salón de paredes pegajosas que destilan una sustancia asquerosa no identificable, y cada pared estará llena de cuerpos podridos y otra materia orgánica en descomposición, retorciéndose con insectos y parásitos. Con tantos insectos, el sonido será ensordecedor, el sonido húmedo y fétido de mandíbulas, patas y el del consumo de la decadencia.

Camina un poco más cerca del centro del salón hasta que veas el cadáver desnudo y con manchas verdes de una mujer colgada, iluminado por una fuente invisible de luz. Tan pronto como la mires, miles de insectos rastreros se moverán por los muros, por el cordel hasta llegar a la mujer. Miles de gusanos, ciempiés, milpiés, tijeretas, lepismas e incontables criaturas no identificables la cubrirán, levantarán su purulenta cabeza y abrirán sus ojos, revelando gusanos parásitos retorciéndose dentro de sus membranas.

Otros insectos te cubrirán y no deberás reaccionar de ninguna forma. Ella levantará su brazo, con miles de zarcillos, y tu rostro será alcanzado por un centenar de tentáculos, patas y antenas. Si muestras aunque sea la más leve señal de incomodidad o asco, serás condenado a pudrirte allí por toda la eternidad, siendo devorado por los insectos, completamente consciente. Sólo deberás preguntar: ¿Por cuánto tiempo te pudrirás? y ella abrirá su boca tanto como su propia cabeza, revelando en el interior una gran cantidad de ciempiés rojos. Deberás mantener tus ojos abiertos desde acá. Si los cierras lo suficiente como para parpadear, tu sufrimiento hará que ella se vea agradable en comparación. Ella introducirá tu cabeza en sus grandes y oscuras fauces y dentro oirás un agonizante cuento sobre la decadencia, mientras los ciempiés pican tu carne, se meten en tu boca, nariz y orejas, y sientes sus patas afiladas raspar tus globos oculares.

Cuando termine, ella te soltará y te permitirá buscar entre la podredumbre y los insectos por el Objeto. Los insectos comenzarán a reproducirse a una tasa muy alta, y si llegaban a tus tobillos, ahora llegarán a tus rodillas y más arriba. Comenzarán a devorarte por dentro y se enterrarán entre tu piel, amenazando con consumirte completamente. Deberás usar tu sentido del tacto para hallar el Objeto rápidamente. Ten cuidado de no caerte sobre la corrupción a tus pies; si lo haces, no habrá ninguna esperanza de que puedas escapar de ese lugar.

Si tienes la suficiente suerte como para encontrar lo que buscas antes de ser devorado y sofocado por la creciente legión de bichos, deberás consumirlo inmediatamente. Cualquier duda te hará fracasar.

En una pequeña caja de vidrio estará un largo intestino podrido lleno de insectos y parásitos rezumantes, con vómito incluido. Consúmelo completamente, y te encontrarás en la calle, seguro de todo daño, pero vomitando profusamente. Si sobrevives luego de esto, el Objeto ya es tuyo.

Éste es el Objeto 163 de 538 y lentamente irá pudriendo tu interior por el resto de tu vida.

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