16.

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PoV Adrien

Ver que Marinette se preocupó más por ese chico tomate y no por mí me hirió, pero no puedo hacer nada, me lo merezco, la traté pésimo. No merezco que ni siquiera me mire. Soy horrible, y todo gracias a Hawkmoth. Si lo veo de nuevo, juro que lo mataré, de verdad lo haré.

Me fui al baño como Chat Noir mientras no había nadie y salí como Adrien. Busqué con la mirada a Marinette, le estaba sonriendo a ese tomate. Ese debería ser yo. De verdad estoy reconsiderando mi elección.

-Oye- me dijo Plagg escondido en mi camisa- Tranquilo, está todo bien. Hiciste lo correcto aunque eso te perjudicara, eso es lo que hace un héroe de verdad.

-A veces no me gustaría ser un héroe- le dije con la cabeza gacha.

-Hey, no digas esas cosas. Seré un gato pero conociste a esta chica siendo un héroe y te enamoraste de ella siendo un héroe y, casualmente, va en tu clase. Pero si hubieras sido solo Adrien no te hubieras enamorado de ella de esta forma.

-Si, supongo. Pero si lo dices así, es como si me gustara solo una parte de ella, la parte Ladybug. Pero a mí me gustan todas sus partes. Me gusta todo de ella.

-Solo porque ahora la conociste de verdad- me dijo Plagg.

-No quiero seguir discutiendo. Ten tu queso, buen trabajo- le dije dándole su preciado queso.

-Tú si sabes- me dijo metiéndose el queso en su boca.

Pasé al lado de Marinette pero ella ni siquiera me vio. Sé que no debo acercarme a ella, sino sería peor pero me muero de ganas de disculparme y contarle todo. Me senté cerca de ahí para por lo menos escucharla hablar.

-Oye, lo que te hizo no es justo- le dijo Nathaniel.

-¿Cómo sabes lo que hizo?- le preguntó Marinette.

-Bueno, se pusieron a discutir en la misma sala donde yo estaba, y muchos más. Todos notaron lo que pasó- le contó.

-Ups, no creí que estaban escuchando. Qué vergüenza- dijo tapándose la cara.

-No lo estés, él es el que debe estar avergonzado. No tú, solo hiciste lo que debías hacer, ponerlo en su lugar- le dijo Nathaniel poniendo su mano en su hombro.

-Si bueno, ya no quiero hablar de él, nunca más. Mejor hablemos de otra cosa- le dijo Marinette. No quiero que me odie.

-Bueno. ¿Qué tal si vamos al parque a pasear? Así despejas tu mente y la pasas bien, conmigo- le propuso el tomate.

-Gracias pero... Debo empezar a trabajar en el vestido que le presentaré a Gabriel Agreste- le dijo levantándose de su asiento.

-Creí que ya no querías hablar de él.

-No estoy hablando de él, estoy hablando del mejor diseñador de modas que me dio una oportunidad única y que casualmente es su padre.

-Pensé que ya no harías el vestido después de lo que pasó- le dijo con las manos metidas en sus bolsillos.

-No, claro que no. Seguiré haciendo el vestido. No voy a dejar que un inútil me impida hacer lo que amo- le dijo molesta y se fue. Ja, también se molestó con él. Parece que ya no son tan amigos.

-¿Y tú qué estás mirando?- me llamó la atención molesto el tomate.

-¿Qué?- no había notado que estaba sonriendo viendo su conversación.

-Perdiste tu oportunidad. Ya perdiste a Marinette- me dijo acercándose a mi molesto.

-¿De qué estás hablando? No quiero a Marinette cerca- le dije tratando de ser serio.

-No juegues conmigo, se nota en tus ojos. Sé como la vez, pero ya perdiste tu oportunidad, y fue tu culpa. Qué tonto- me dijo yéndose del colegio. Tiene razón, fue mi culpa.

No esperé a que me vinieran a buscar, me fui caminando a mi casa. Pasé cerca de la casa de Marinette. Cómo me gustaría poder explicarle lo que está ocurriendo. Pero... No tengo que ser Adrien para acercarme a ella.

Corrí hacia un callejón y me transformé sin preguntarle a Plagg. Subí al tejado del edificio que está al lado del de Marinette. Me asomé por la ventana y la encontré llorando mientras sacaba las telas de la caja, y todo por mi culpa.

-¿Qué le hicieron a esta bella princesa para que llore de esta forma?- le pregunté desde la ventana llamándole la atención.

-Nada- dijo secándose las lágrimas- Creí que estaba sola.

-Lo estabas pero te escuché llorando así que... Vine a verte- le dije entrando a la habitación.

-Gracias por tu preocupación pero no es nada, te lo prometo. O por lo menos algo que no vale la pena llorar- me dijo molesta.

-Pero si te hizo llorar es porque es importante ¿no?- le pregunté alzando una ceja.

-No importa- dijo tomando la tela blanca para la base del vestido.

-¿Y le estás haciendo un nuevo vestido a Ladybug?- le pregunté acercándome a ella.

-No. Este es para mí, por temas personales.

-¿Qué clase de temas personales? Porque parece un vestido de novia y no creo que tú seas la novia- le dije sonriendo.

-No, yo no me casaré. Probablemente no me case nunca y viva rodeada de hámsters y gatos- me dijo exagerando.

-¿Qué clase de gatos?- le pregunté sonriendo.

-Te aseguro que tú no serás- me dijo riendo.

-No seas mala. Me arruinaste mi futuro. ¿Ahora qué se supone que haré?- me dije causando que riera.

-Salvar a París ¿podría ser? Eres un héroe, ese es tu deber.

-Si, pero a veces los deberes te obligan a perder cosas que de verdad aprecias- le dije con la cabeza gacha.

-¿Qué clase de cosas?- me preguntó preocupada.

-Nada, no importa- le dije sonriendo- Entonces... ¿Necesitas ayuda? Con mi ayuda terminamos hoy.

-No tengo la necesidad de terminarlo ahora. Es para una semana más. No te preocupes- me dijo mientras sacaba el encaje.

-Si mi princesa lo dice- le dije sentándome en una de sus sillas.

Me la quedé mirando sacando las telas de la caja, como tocaba la tela, como sonreía haciendo lo que le gustaba. Tomó la nota que le había puesto, la miró por un rato y luego la arrugó con rabia y la tiró a un basurero que tenía cerca.

-¿Por qué lo hiciste?- le dije apuntando al basurero.

-Ya no tiene caso. Ya lo leí y no importa más- me dijo con una sonrisa forzada.

-Si quieres me puedo ir, para que te tranquilices- le dije poniéndome detrás de ella.

-Si, eso me gustaría- me dijo y se dio vuelta quedando cerca mío. Podía sentir su respiración, los latidos de su corazón que se iban acelerando más y más, a la par con la mía.

-Marinette...- le pregunté casi susurrando- ¿De verdad estás bien?

-Yo...- me empezó a decir pero se tapó la boca evitando llorar. Me abrazó con fuerza inesperadamente, la abracé de vuelta haciendo que ella esté cerca mío. Es lo más cercano que puedo estar con ella ahora, y estoy agradecido por eso.

-Todo está bien- le susurré.

-Lo sé- me dijo aún estando abrazada a mí. Puse mis manos en su cara y la observé un momento. Sus ojos estaban cristalinos por las lágrimas. La empecé a acercar a mi, y ella no puso resistencia.

-¡Marinette!- la llamó su padre y ella se separó de mi.

-¡Ya voy! Lo siento, pero te debes ir- me dijo secándose las lágrimas. Se acercó a la ventana y respiró aire fresco.

-¿Estarás bien?- le pregunté preocupado.

-Si, ahora vete- me dijo y salí por la ventana. Estoy dispuesto a luchar por ella.

Tienes mi mundo de cabeza (TERMINADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora