Capítulo 4

1.2K 111 11
                                    

¿Él que hace aquí?

Esto no puede ser, simplemente no es posible.

Pensé que jamás lo iba a volver a ver.

Esto no puede estar pasando.

Me obligo a controlarme y a tranquilizarme.

No debo darle importancia a esto porque no significa nada, esto es completamente absurdo.

No por el hecho de que el chico que está parado frente a mí sea el mismo que me encontré ayer en esa pizzería, tiene significar algo.

Sólo es una estúpida casualidad.

Si, sólo es eso.

—Oye Katniss —murmura Annie—, él no es el chico que...

—Si, es él —la interrumpo con brusquedad.

—Te dije que lo volverías a ver —sonríe con emoción—. Te digo que es el destino, no estoy loca.

—Deja de decir tonterías, esto no prueba nada.

Intento controlar mi nerviosismo, pero el hecho de que ella me siga bombardeando con comentarios sobre él, sólo logra alterarme más.

—Tienes razón —continúa ella—. Es muy común que te vuelvas a encontrar con el chico de quien te enamoraste ayer.

—Detente un momento —la miro con seriedad—. Jamás dije que me había enamorado de él, sólo me gustó un poco —digo, mientras bajo cada vez más mi tono de voz.

Ella ignora mi molestia y parece dispuesta a seguir hablando.

—Como decía, no es común que te encuentres nuevamente al mismo chico por el que sentiste algo.

Frunzo el ceño.

—¿Me estás diciendo que por el hecho de habermelo encontrado por segunda ocasión, ya es el destino? —pregunto, completamente incrédula.

—¡Por supuesto que sí! —susurra.

Decido ignorarla y mejor volteo al pizarrón para escuchar lo que dice el chico nuevo.

—Bueno, mi nombre es Peeta Mellark —se limita a decir, y sonríe.

Peeta Mellark.

—Bueno joven Mellark, tome asiento —lo invita el maestro—. Puede elegir el lugar que sea.

Peeta observa el lugar con detenimiento y no puedo evitar notar cómo algunas chicas tratan de llamar su atención para que él se siente junto a ellas.

De repente, me doy cuenta de que él voltea hacia mi lugar.

Me sobresalto cuando él se me queda mirando fijamente.

No soy capaz de descifrar su mirada, pero noto cómo me mira, cómo si me tratara de reconocer.

Hago el intento de mirarlo con indiferencia, pero me resulta verdaderamente imposible, por lo que desvío la mirada inmediatamente para evitar que se dé cuenta de que me estoy sonrojando.

Pretendo que estoy ocupada escribiendo algo en mi libreta. Aún así, mi nerviosismo aumenta al sentir que su mirada sigue sobre mí.

¿Por qué hace eso?

¿A caso no se da cuenta de lo que provoca en mí?

Vuelvo a levantar la mirada para ver si ya se ha ido, pero siento que mi nerviosismo se dispara cuando veo cómo él camina en mi dirección.

Cada paso que él da, provoca que me sienta muy nerviosa y ansiosa.

Llega un momento en el que pienso que se va a dirigir a otro lugar, pero no.

¿Destino o coincidencia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora