Capitulo 32

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La sensación de estar en un lugar donde puedas sentirte protegida y querida es una de las más gratificantes. Nunca pensé que pudiera experimentar esto con un chico, pero lo descubrí al estar entre los brazos de Peeta. Aparte de mi papá, jamás creí que alguien pudiera hacerme sentir igual.

Su pecho sube y baja, provocando que mi cabeza se mueva al ritmo de su suave respiración. Sus dedos juguetean con mi cabello que está sobre mi espalda mientras mi mano descansa sobre su pecho.

Me relajo con los latidos de su corazón.

Permanecemos acostados bajo un árbol del campo de fútbol, presenciando el cielo azul y el sol brillante.

Ojalá pudiera estar siempre con él de esta manera, es algo que realmente anhelo, no separarme de él.

La tristeza me embarga al recordar que eso no es posible, ya que en poco meses entrare a la universidad. Lo cual inevitablemente nos separará, ya que tomaremos rumbos distintos.

Inconscientemente, mi mano que está sobre su pecho se cierra en un puño.

-¿Ocurre algo Katniss? -escucho su voz encima de mi cabeza.

-No, ¿por qué? -trato de sonar convincente.

Escucho que él suspira.

-No trates de negarlo, sé que te ocurre algo, vamos, dilo, no creo que sea tan malo -insiste.

-Sólo voy a decírtelo porque confío en ti y porque sé que en una relación debe de haber confianza...

-Ya, suéltalo -dice riendo.

-De acuerdo -respiro profundo-. Lo que ocurre es que estoy demasiado nerviosa porque se acerca el examen de admisión y me aterra no pasarlo.

-¿De qué hablas? -pregunta confundido-. Para entrar a Alpert no se necesita examen de admisión.

Me muerdo el labio inferior, nerviosa.

-Lo sé -murmuro.

-Entonces, ¿por qué tanta preocupación? Si... -se detiene al comprender lo que trato de decirle.

Agradezco no verlo a la cara en este momento. A pesar de no tener visión de su rostro, puedo imaginar su expresión de tristeza.

-Vas a irte, ¿no es cierto? -comenta, con voz apagada.

Cierro los ojos, tratando de que sus palabras no causen más dolor en mi interior.

Asiento con la cabeza, incapaz de decirle alguna otra cosa que pueda hacerle más daño.

Él no dice nada más, ambos permanecemos en silencio escuchando solamente nuestras respiraciones.

No creí ser capaz de causarle dolor, pero ahora que lo he hecho, me siento como la peor persona del mundo.

Tal vez deba volver a considerar el irme a otra universidad.

Tal vez no sea tan malo quedarme en Alpert después de todo, a final de cuentas tengo a Peeta conmigo, así que si él me pide que me quede lo haré.

Después de algunos minutos, él rompe el silencio.

-¿A dónde piensas irte?

-A la universidad Teryen.

Él nuevamente se queda en silencio.

Su silencioso llega a preocuparme, por lo que tomo valor y apoyo mis brazos sobre su pecho, quedando de frente a él.

-¿Estás molesto? -pregunto, conociendo la respuesta.

Él me mira expectante, y con cierto aire de tristeza.

¿Destino o coincidencia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora