Capitulo 38

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Aveces insisto en repetirme que todo sigue igual y normal entre Peeta y yo, que aquellas situaciones o momentos donde creo que lo estoy perdiendo sólo son producto de mi imaginación. Intento convencerme de que él aún me quiere y sigue sintiendo lo mismo por mí.

Que no por verlo junto a Heather casi todo el tiempo o por ver cómo él se comporta con ella, significa lo contrario.

Tal vez no debería darle tanta importancia. Sin embargo, comentarios cómo los que estoy escuchando ahora son los que bajan todas mis esperanzas de que aquello sea falso.

—Creo que Peeta ya está con alguien más —se escucha la voz en forma de eco, en el baño de mujeres.

—¿Por qué lo dices? —contesta alguien más.

—Bueno, últimamente lo he visto demasiadas veces junto a esta chica. ¿Cómo se llama? ¡Ah! Heather, y él nunca está junto a la que se supone que es su novia.

—Pero eso no significa que estén juntos o algo así, puede que sean sólo amigos.

—No creo, créeme, los he visto y no parecen tener algo que sólo una amistad, incluso la otra vez vi que estaban abrazados, y la manera en que se miran, eso no es una simple relación de amigos. Por lo que sé, ellos tienen muchas clases juntos, lo más seguro es que por estar todo el tiempo conviviendo haya comenzado a existir ciertos sentimientos entre ellos.

Una de ellas suelta un suspiro.

—Y yo que creí que tendría una oportunidad con él después de que terminara con su novia, incluso ya había empezado a hablar más con él, pero Heather fue más lista que yo. Qué lástima.

—Pero... ¿Heather no sabe que él ya tiene novia?

—No sé, lo más seguro es que él se lo haya comentado, pero al parecer a ella no le importó.

—¿Crees que Peeta enserio sienta algo por ella?

—Es lo más probable, a comparación con otras chicas, se comporta diferente con ella, incluso puede que no falte mucho para que termine con su novia para estar con Heather.

—Qué suertuda es Heather, la verdad.

—Si, pero hasta eso, ellos hacen bonita pareja. Si quedan bien juntos, también se ven felices, así que...

—Sería cosa de que me ponga a observar mejor cómo ellos se comportan para saber si lo que dices es cierto.

—Hazlo —la anima—. Para que veas que no son inventos míos, y bueno, ya ni modo, pero para la otra si voy a estar atenta para que esa ocasión sea yo la que esté con él.

—Ojalá, pero, ¡ya apúrate que debemos ir a clase!

—Un momento, sólo... —el baño queda en silencio por unos segundos—. Listo, ya vámonos.

Cuando el baño se queda en completo silencio, decido salir.

Es ahora cuando todo aquello que me negué a creer cobra sentido. Acabo de confirmar que no soy la única que creé que Peeta está enamorado de alguien más.

Observo mi reflejo en el espejo y acomodo unos mechones que está desacomodados con ayuda de un poco de agua.

Al mirarme, pasan por mi mente todas aquellas ocasiones en que Peeta decía que me amaba y también recuerdo cuando él me miraba de aquella manera tan especial que me hacía creer que era a la única a la que veía así.

Siento las lágrimas comenzar a acumularse en mis ojos, pero las reprimo y desvío la mirada de mi reflejo.

Me lavo las manos y salgo del baño.

¿Destino o coincidencia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora