Capítulo 2

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—¿De qué hablas? —pregunto sobresaltada.

—¿No recuerdas la apuesta que hicimos hace cinco minutos? —pregunta Johanna, sonriendo burlona.

—Sabía que serías la primera en perder —responde Annie, riendo.

Veo que ellas tres comienzan a reír, evito mirarlas al sentir que me sonrojo un poco.

—Eso no es verdad —me defiendo—. Él no me gusta.

—Por favor —Johanna mantiene su sonrisa burlona—. La manera en que lo viste lo dice todo, además ¿Me vas a negar el hecho de que ese chico está guapísimo?

Ella dirige la mirada hacia donde se encuentra el chico rubio con su amigo.

—Bueno... —siento que mis mejillas se calientan más—. Si es guapo, pero no significa que me guste.

Desvío la mirada de ella y miro mis manos para intentar disimular mi incomodidad.

Johanna al parecer se da cuenta de mi sospechosa reacción, por lo que me mira detenidamente.

—Te dije que nadie puede evitar enamorarse —declara.

—No me enamoré —afirmo, molesta—. Es imposible enamorarse de alguien a quien sólo has visto una vez.

—Claro que no, no es imposible —comenta Annie—. Acaso ¿No has oído hablar del amor a primera vista?

—Si he oído hablar de eso —frunzo el ceño—. Pero no creo que sea cierto, el chico de allá sólo me parece atractivo, eso no significa que por eso ya esté enamorada.

—Katniss, no lo niegues —sonríe Madge—. Todas vimos la manera en que lo miraste y todavía te atreves a negar que él te gusta.

Incapaz de responder con algo que suene convincente, prefiero quedarme callada y mejor como otro pedazo de pizza para evadir sus comentarios.

Ellas hacen un intento por hacerme hablar, pero al ver que sus esfuerzos por conseguirlo son en vano, mejor se quedan calladas y continúan comiendo.

De reojo, veo que el chico rubio se ha sentado a un par de mesas de distancia de donde me encuentro con mis amigas. Puedo verlo a la perfección desde donde estoy, por lo que me dedico a observarlo intentando que él no se dé cuenta de mi mirada.

Escucho que las chicas siguen hablando, pero no le presto atención a su plática porque sólo estoy concentrada en mirar al chico rubio que llama por completo mi atención.

Al parecer no soy tan discreta al observarlo, porque él aveces voltea en mi dirección. Cuando sus ojos se dirigen a mí, intento apartar la mirada lo más rápido que puedo hacia la mesa o a algún lugar del restaurante, intentando que él no sospeche que lo estoy mirando.

Intento fingir que no le presto atención a ese desconocido y que me es completamente indiferente, pero tengo el presentimiento de que él si se dió cuenta de que lo estoy espiando.

—Su amigo no está nada mal —dice Johanna de repente, haciendo que me sobresalte.

—¿Qué? —pregunto un poco alterada.

—¿No me escuchaste? —sonríe—. Te dije que el amigo de tu chico no está nada mal.

El comentario de Johanna hace reír a Annie y Madge.

Mientras ellas ríen, siento que el enojo incrementa en mi interior.

—¡Qué no es mi chico! —respondo furiosa.

—Lo que digas, nos dimos cuenta a la perfección de que lo andas espiando —comenta Madge, riendo.

—Por cierto, él también voltea a verte de vez en cuando —asegura Annie, con una sonrisa.

¿Destino o coincidencia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora