¿Destino o coincidencia?

Capitulo 39

No he parado de repetir aquella discusión con Peeta en la fiesta, en especial la parte en la que dijo que yo fui la culpable de que él ahora pase más tiempo con Heather.

Reconozco que es mi culpa que las cosas entre nosotros estén así de mal.

Él no merecía que lo evitara, yo misma lo alejé y es una de las desiciones más equivocadas que he tomado.

Extraño a Peeta demasiado, ha sido difícil estar tanto tiempo sin él. Durante estos días me he sentido como antes, cómo una chica enamorada que sólo se limita a mirar de lejos a su enamorado sin ser capaz de acercársele por temor.

Sé que debo buscar una manera de solucionar las cosas con Peeta, porque ya ni siquiera nos hablamos.

Lo cierto es que no sé exactamente cómo lo haré porque lo he lastimado con mis malas actitudes y él no se merece eso.

Veo cómo Peeta guarda sus cosas en su casillero, él parece estar algo pensativo e incluso distraído, ya que de vez en cuando se le resbala algo de las manos y se le cae al suelo.

En una de las ocasiones en que se agacha para recoger lo que se le ha caído, alza la mirada y me ve.

Me limito a sonreírle con timidez, él sólo me mira unos instantes. Puedo distinguir cierto temor en su mirada, incluso parece contener culpa en sus ojos, es algo que jamás había visto en él.

Peeta rápidamente deja de verme, se pone de pie y vuelve a ponerle atención a su casillero.

Continuaría observándolo de no ser por la escena que pasa a unos metros a su izquierda. Me quedo sorprendida al ver a Johanna besando a Marvel.

¿Cuándo pudo ocurrir algo así?

Marvel se separa de ella, le sonríe y luego se aleja.

Sin pensarlo dos veces, me dirijo a Johanna.

—¿Cómo es posible? —le pregunto confundida—. Cuando fue que él y tú...

—Hola a ti también —me interrumpe ella, con una gran sonrisa en el rostro.

Frunzo el ceño.

—¿Cómo?

—Seré breve —suelta un corto suspiro—. Me di cuenta que no vale la pena aferrarse a alguien que en el pasado juró que me amaba, si Gale pudo olvidar lo nuestro tan rápido. ¿Por qué yo no? —puntualiza.

—¿Y Marvel sabe lo de el bebé? —murmuro.

—No y no pienso contarle, porque eso echaría todo a perder —dice, bajando la voz—. Aparte no hay necesidad de que lo haga porque él no lo notará, aún falta tiempo para que comience a notarse más.

—¿Y eres feliz con él?

Ella asiente con la cabeza y sonríe.

—Me hace feliz —asegura.

—Me alegro, sólo ten cuidado —le advierto—. Ya sabes cómo es él, no me gustaría que te haga daño.

—Tranquila —ella hace un gesto con la mano, quitándole importancia—. Todo lo tengo bajo control.

Me toma del brazo y comienza a caminar.

—Vamos al comedor que me estoy muriendo de hambre —comenta riendo.

Cuando llegamos al comedor, busco una mesa disponible pero veo que todas están ocupadas.

—¿Dónde vamos a sentarnos si ya no hay lugar? —le pregunto.

—Aquí —nos detenemos enfrente de una mesa donde se encuentran Annie, Madge, Finnick y Peeta.

Me parece un poco extraño que Peeta se encuentre aquí sentado, porque él desde hace tiempo acostumbra pasar el receso con sus amigos y con Heather.