¿Destino o coincidencia?

Capítulo 3

Dicen que algunas personas se pueden enamorar por el simple hecho de mirar a alguien por 3 segundos a los ojos.

Lo sé, eso sueno bastante descabellado, pero no dejo de pensar en ello.

No he podido dejar de pensar en el chico rubio de esa pizzería, no logro sacarme de la cabeza cómo me sentí cuando nuestras miradas cruzaron, cómo sus ojos se dirigían a mi dirección.

Debo admitir, que aunque fue por sólo unos segundos, pude sentir una conexión profunda con él.

Esta es la primera vez que alguien me atrae tan rápidamente, es por eso me sentía tan confundida, pero ya decidí que no voy a negar que él me gusta.

No pierdo nada con dejar de negarlo, porque de todos modos no creo volverlo a ver.

—¿Katniss, ya no estás enojada? —pregunta Johanna, viéndome a través del retrovisor.

—No, ya no —volteo a ver su reflejo.

—Perdónanos, enserio no era nuestra intención que te molestaras, es sólo que fue muy sorprendente cómo habías jurado jamás enamorarte, y después llegó ese chico... —dice Annie a mi lado, disculpándose.

—Si, no se preocupen, perdón por haber exagerado.

La razón de que ahora esté en el mismo auto que ellas, es porque aveces Johanna es la que nos lleva a la escuela.

Ella es la única de nosotras cuatro que sabe manejar.

Una vez mi papá quisó enseñarme a manejar, pero fue un gran error, porque casi ocasioné que nos estrelláramos en el intento.

Ese incidente en realidad no fue mi culpa, porque es común que cualquiera confunda el freno con el acelerador ¿No?

La verdad es que prefiero que Johanna me lleve, es muy divertido y puedo estar con mis amigas.

—Entonces, ¿si te gustó ese chico Katniss? —comenta Madge, con su tono de voz bajo.

—Pues... Creo que si me gustó un poco, pero eso no importa ya que jamás lo voy a volver a encontrar.

—Quien sabe Katniss, puede que el destino intervenga y se vuelvan a encontrar —asegura Annie.

—Creo que ya dejé muy en claro que no creo en esas cosas Annie, así que no sigas con eso —respondo molesta.

—Ya, tranquila —interviene Johanna—. Ayer nos dejaste en claro que todo lo que dices siempre ocurre en manera contraria.

Escucho la risa de Johanna.

—Bueno, ya —intervengo—. Sólo quiero dejarles en claro que lo de ayer no significó nada para mí.

—Si tú lo dices —dice Johanna, mirando a las demás de manera cómplice.

Volteo hacia la ventana del coche y me doy cuenta de que ya hemos llegado a la escuela.

Johanna busca un lugar donde se pueda estacionar, y encuentra uno junto al coche de Delly.

No creo que sea buena idea que se estacione por aquí.

—¿No crees que sería mejor otro lugar? —le pregunto.

—Por favor ¿Qué tiene de malo? —responde irritada.

—Lo digo por que sabes cómo son ellas con estos asuntos, no dejan que alguien ocupe sus lugares y...

—¡A mí no me importa! —me interrumpe—. La escuela es de todos, ¿no? Aquí no hay lugares exclusivos, todos somos iguales.

Johanna estaciona el auto y al bajarnos, noto cómo Delly y sus amigas se nos quedan viendo con desconcierto.

Veo que Clove se acerca rápidamente a nosotras.

Sabía que no debíamos estacionarnos aquí, pero es complicado sacarle a Johanna una idea de la cabeza.

—Disculpen, pero ese lugar está apartado —es evidente que Clove trata de ocultar su enojo, porque lo dice en un tono amable bastante falso.

—Bueno, yo no veo que alguien lo esté ocupando, así que con la pena pero no me voy a quitar de aquí—. Johanna responde con el mismo tono que usó Clove.

—Creo que no sabes con quien te metiste —dice Clove, ahora de manera enojada.

Veo que Johanna está dispuesta a responder, pero Annie la interrumpe.

—Creo que es mejor irnos.

—Si, mejor hazle caso a la pelirroja y vete —dice Delly detrás de Clove.

Delly nos mira detenidamente y es evidente que se siente superior a nosotras.

—Bueno, ¿qué esperan? Ya lárguense. ¿O quieren qué las echemos nosotras? —Clove se cruza de brazos.

Ella sí que se enoja rápido, sinceramente no me gustaría estar con ella más de 5 minutos.

Antes de que Johanna conteste, la agarro de la manga de su chamarra y la arrastro hacia la entrada de la escuela.

—¡Deténte Katniss! no me dejaste darle su merecido a esas...

La suelto y volteo a verla.

—Ya Johanna —la detengo—. Tienes que aprender a controlarte, casi nos metes en problemas.

—Pero se lo merecía, no pueden seguir sintiéndose las dueñas de la escuela, y tratar menos a la gente.

—¡Entiende que eso nunca va a cambiar! —le respondo—. No porque tú les des su merecido van a cambiar su comportamiento con los demás. Esto siempre va a ser así, ellas creen que son las que mandan aquí y nadie puede cambiar eso nos guste o no, lo siento pero no hay nada que podamos hacer para cambiarlo.

Johanna me mira de una manera que no puedo descifrar, pero parece molesta.

—Mejor me voy a clase —dice, antes de que la pierda de vista entre la gran multitud de alumnos que llenan la entrada de la escuela.

Veo que Annie se acerca a mí.

—Vamos, no podemos llegar tarde a clase.

—Si —suelto un suspiro—. Vamos.

—Yo también me debo ir a clase chicas —menciona Madge—. Nos vemos.

—Adiós, Madge —contestamos Annie y yo al unísono.

Al llegar al salón, Annie y yo nos dirigimos a nuestros asientos y empezamos a hablar de lo ocurrido con Johanna.

—Ya sabes que ella siempre es así- comenta- ella tiene un espíritu rebelde, sabes que cuando algo le disgusta es muy difícil que no lo manifieste.

—Lo sé, pero ella ya sabe que nos vamos a meter en problemas innecesarios si desafiamos a Delly y a su clan.

Annie ríe por mi comentario.

Voy a agregar algo más, pero el profesor Plutarch Heavensbee me interrumpe.

—Ya chicos, tomen asiento —ordena con autoridad—. Tengo algo importante que informarles.

No presto mucha atención a lo que dice, sólo escucho que comenta algo acerca de la institución y quien sabe que más.

Sin embargo, él capta toda mi atención cuando escucho que menciona algo de un nuevo alumno.

—¿Puedes presentarte por favor? —pide el profesor.

Ahí es cuando levanto la vista y veo al estudiante de nuevo ingreso.

No puede ser.