Capítulo 37

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Suelto un suspiro, cierro los ojos y golpeo levemente su puerta. El arreglo que tengo entre manos cruje, pero su voz al otro lado se escucha por sobre todas las cosas. No quiero molestarla, interrumpirla, y mucho menos, quiero decirle todo lo que sucedió, lo que hice, pero necesito hablar con alguien, con ella. Siempre sabe cómo hacer que los problemas tengan una solución.

No me atrevo a entrar, espero un par de minutos hasta que ya no la escucho y vuelvo a golpear una vez más. Jamás me sentí de esta manera, con culpa, culpa por lo de Iana, por lo de iris, con culpa por todo.

La puerta se abre y ella abre los ojos de par en par, la tome por sorpresa y veo una inmensa sonrisa en su rostro.

—Hola, mamá... —susurro levemente.

Mamá se lanza a mis brazos y me rodea con todas sus fuerzas, no deja de sonreír, besa mi mejilla, acaricia mi cabello y me mira.

—Alex...

—Quise darte una sorpresa.

Le entrego el ramo de flores y ella lo toma con cuidado como si fuese un tesoro. Llevo meses sin visitarla en el trabajo, y me siento aun mas mierda por saber que solo vine a verla para que me ayude a resolver todo este desastre.

—La mejor de las sorpresas, hijo...

Miro su oficina y veo la cantidad de fotografías que tiene de mí, mis hermanos, la familia en la pared, cada vez parecen ser más.

—¿estás ocupada?

Mamá niega rápidamente y guarda su celular en el bolsillo de su chaqueta de pastelería.

—jamás estoy ocupada para ti y tus hermanos.

—necesito hablar contigo, mamá –digo sin pensarlo dos veces.

Ella me observa, me mira fijo por unos segundos y algo cambia en su expresión. Sé que puede notar que algo sucede.

—tu... tú no estás bien, ¿Qué sucede?

Ella deja las flores sobre su escritorio, me pide que me siente, pero no lo hago, solo trato de no comenzar a llorar como un imbécil. Los miles de recuerdos que me atormentaron la noche anterior, regresan y siento que solo quiero romper alguna cosa.

—Iana terminó conmigo mamá...

Ella abre los ojos de par en par y cubre su boca con su mano.

—¿Qué...? Pero...

Luego me abraza, apoyo mi cara en su hombro y trato de no hacer nada estúpido, me siento como un imbécil, soy un imbécil y no logro entender porque estoy sintiendo todas estas cosas. No tienen explicación.

—Me dijo que ya no somos los de antes, tuvimos peleas... No sé que estoy haciendo con mi vida, pero ella se fue, hay otro tipo detrás de ella y... No puedo aceptarlo...

—Alex... No sé qué decir, estoy completamente anonadada. Tu y ella...

—Teníamos planes, mamá. Convivir, una boda, hijos... todo estaba planeado...

—Pero... ¿Cómo es posible? Se veían tan bien, tan felices, la convivencia... ¿crees que eso fue mucho para ambos?

Mi madre se ve realmente confundida, incluso peor que yo, y empiezo a creer que no podrá ayudarme con todo este desastre.

—Todo se volvió extraño, yo me volví extraño, comenzó a apagarse esa chispa, mamá...

Ella vuelve a abrazarme una vez, suelto un suspiro y el silencio nos invade por varios segundos en los que busco y busco alguna solución a todo esto, pero nada parece funcionar. Quiero sacar de mi pecho esta cosa que estoy sintiendo, esta culpa... quiero... no se que quiero.

ALEX - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora