Capítulo 23

15.4K 1.3K 157
                                    

Mi respiración comienza a calmarse poco a poco, mi corazón late con fuerza y aún no puedo creerlo.

Alex está ahí, mirando el techo, me rodea con su brazo y mueve sus dedos por mi hombro lentamente.

Cielos...

Sí, eso, estoy en el cielo. En este lugar, en donde jamás pensé que estaría, y ahora que lo pienso, me siento terrible por no sentir ni un poco de culpa.

Quería que sucediera y sucedió.

—¿Cómo te sientes? —pregunta de pronto. Me volteo en su dirección para poder mirarlo y él hace lo mismo.

—Muy bien —susurro—. Más que bien... Yo...

—Jamás me había relajado tanto en toda mi vida, Iris —asegura con la mirada fija. Me siento extraña, no sé qué decir, aún no puedo creer que esto de verdad sucedió, que no fue mi imaginación.

—Esto está mal —agrego con el ceño fruncido, pero es una sorpresa, admito que no me siento como esperaba, como se suponía que debía sentirme.

—Lo sé... Pero ambos lo queremos.

Asiento levemente y desvío mi mirada hacia cualquier lugar de la habitación—. Iris, tu eres capaz de quitarme todo este estrés y esta cosa que siento todo el tiempo. Estar dentro de ti fue... —él se detiene un momento para buscar las palabras correctas, pero después me mira y sonríe—. Quiero que siga sucediendo una y otra vez.

—Alex...

—Quiero que lo pienses. Te dije que lo haríamos una vez para saber qué se siente, pero si me dices que no quieres volver a hacerlo...

—Yo jamás dije eso —respondo de inmediato y me hace sentir como una tonta desesperada la manera en la que me sonríe.

—Piénsalo bien. Si me dices que sí, será un sí a todo, y si me dices que no, te doy mi palabra que jamás volverá a suceder.

—¿Qué sucederá con Iana?

Él suelta un suspiro y cubre su cara con una de sus manos por un momento.

—Iana está enferma, quiero ayudarla, pero... desde hace un tiempo que ya no es lo mismo.

—Típica excusa —susurro por lo bajo, y él me mira de mala manera.

—No es una excusa, Iris. Es la verdad.

—¿Y de verdad la amas?

Él vuelve a suspirar, pero no me responde. Me sorprende lo relajada que me siento en este momento, me gusta estar así aunque no sea correcto.

—¿Por qué yo? —se me ocurre preguntar al ver que él no va a responderme, y la verdad es que no quiero que lo haga. Porque si me dice que la ama creo que moriré de celos. La verdad es que no quiero pensar una respuesta ahora. Sólo quiero...

—Hay algo que en ti que me encanta —responde acariciando mi cabello—. Desde el primer día, sé que lo notaste. Eres diferente.

—¿Y eso es bueno?

Él sonríe levemente.

—Muy bueno, Iris.

Me acurruco sobre su pecho y él me abraza. No me puedo sentir culpable estando entre sus brazos.

—Me siento como una mierda...

—No pienses en eso —dice rápidamente.

Lo miro y niego levemente.

—Me siento como una mierda porque no tengo ni un gramo de culpa en mi interior, y eso está muy mal...

—Hablaremos de eso después.

ALEX - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora