Capítulo 55

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Tengo la lista en manos y me aseguro una vez más de que todos estén aquí. No he dejado de temblar y aunque lo intenté, no pude mirarlo hasta ahora.

Alex está aquí, en París, y estará en toda esa excursión, viéndome trabajar con Patrick. Estoy asustada, esto no puede ser bueno y no puedo hacer nada. Sólo fingir que todo está bien, que no lo conozco y que es un turista más.

—¿Quién es ese tipo? —me pregunta con mala cara antes de poner un pie dentro del autobús de la empresa. Balbuceo, pero nada sensato sale de mi boca.

—¿Qué haces aquí? —soné grosera, pero no puedo decir otra cosa.

Alex suspira y pasa una de sus manos por esa barba que tiene varios días y que lo hace ver diferente, pero hermoso.

—Quería darte una sorpresa, pero al parecer el sorprendido soy yo —espeta con sequedad.

—Yo...

—¿Todo está bien, Iris?

Patrick acaba de meterse en la conversación, toca mi hombro y mira a Alex de mala manera. Este es el momento en el que quiero morir, en el que mis piernas tiemblan, el momento en el que miro a Alex de reojo y le suplico que no haga ni una sola tontería.

—Solo estaba preguntándome sobre el viaje.

Patrick hace una mueca rara y después sonríe con superioridad. Noto que Alex aprieta los puños y me mira.

—No te preocupes por eso. En la siguiente hora sabrás todo lo que necesitas sobre el viaje.

—Bien.

Alex sujeta con fuerza su mochila y se sube al autobús. Es el último, y tengo que rezar en mi interior cuando sé que Patrick viene detrás de mí, viéndome caminar. Es incómodo, y estuve pensando en quejarme de alguna manera, pero estoy tan aterrada que no sé si pueda hacerlo.

¿Y qué podría decir? ¿Qué me mira el trasero al caminar? ¿Qué me toca el hombro? Lo más probable es que todos me tomen por loca.

Jamás ganaría esto. Soy sólo una junior, y hay miles de junior por ahí buscando mi trabajo.

—¡Sé que están cómodos, pero nos ubicaremos todos de este lado. Así no nos mezclamos con gente de otros hoteles! —grita Patrick cuando el bus acelera. Las dos parejas del lado derecho ponen mala cara, pero toman sus cosas y se cambian al lado izquierdo. Aún sostengo esta estúpida carpeta en mano y solo puedo mirar hacia la quinta fila, donde él está sentado, sólo, y mirándome también.

Muero por ir hacia él, sentarme a su lado y comerlo a besos durante estas dos horas, pero Patrick se sienta a mi lado, en primera fila, y ni siquiera puedo tomar mi teléfono y enviarle un mensaje. Me conformo con verlo de vez en cuando.

—Y como siempre, todo lo relacionado con la historia del castillo me lo preguntan a mí. Los guiaremos por todo el predio, procuren mantenerse juntos y cerca para poder oír. Luego les daré un par de horas para su almuerzo y sus fotografías.

Todos parecen entender las indicaciones de Patrick, y yo solo sigo ahí, a su lado, sintiéndome como una tonta porque moría por dar esa charla, guiar a cada uno de ellos por ese impresionante lugar, y no hice nada para conseguirlo.

Alex sigue mirándome, ya no se ve furioso, pero hay algo extraño.

—Iris se encargará de dudas con respecto a la ubicación del baño, la tienda de recuerdos y todo eso...

El tono que Patrick utiliza es estúpido y sin sentido, pero algunos ríen, porque al parecer me he convertido en parte importante de un chiste, y yo solo debo sonreír y fingir que me encanta todo lo que debo hacer.

ALEX - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora