Simón me empuja de nuevo hacia el ascensor, pero me niego a dar un paso más. Sí, estoy aterrado, no sé qué sucederá.
—Vamos, no estás yendo a tu sentencia de muerte ni nada de eso...
—No puedo...
—Sí, sí puedes, hermano.
Me empuja de nuevo y después entra con cuidado, sosteniendo ese cuadro gigante como puede.
Ese minuto ahí dentro se hace eterno, sólo veo los números en rojo lentamente hasta que por fin llegamos al nueve, y ahí de verdad me pongo más nervioso.
Soy un cobarde.
—Vamos... Tu puedes.
Suelto otro suspiro, tomo el cuadro en manos y ambos caminamos hacia el escritorio de la secretaria de papá.
La verdad es que ni siquiera puedo pronunciar su nombre, pero papá no tiene ninguna reunión el día de hoy, yo lo sabría porque lo acompaño a todo, así que pasamos de inmediato y admito que me asusta un poco su cara de sorpresa al ver a Simón y a mi aquí, a esta hora, y con el cuadro envuelto en papel madera.
—Queríamos hacerte una visita. Sé que nos amas —comenta Simón con algo de sorna. Típico en él.
—Tengo que hablar contigo, papá —digo rápidamente antes de seguir con todo esto. Quiero hacerlo rápido, necesito terminar con esto y luego ir a buscarla.
—Y yo iré a hablar con la linda chica de recepción. Creo que le gusto —asegura mi hermano acomodando su melena.
Papá sonríe, Simón se despide y yo me pongo cada vez más nervioso.
No sé por dónde comenzar, siempre tuve miles de juntas, miles de clientes, mucho que decir, y jamás balbucee o me sentí nervioso, ni siquiera la primera vez que hice una vídeo llamada con algún empresario exitoso con mucha experiencia.
Y ahora tengo que enfrentarme a mi padre, decirle la verdad. Tomar la carta de renuncia que tengo en el interior de mi saco y ser libre de una buena vez.
—¿Sucede algo?
—No.
—¿Todo está bien?
Busco la manera correcta de empezar a hablar, pero no sé cómo hacerlo.
—Todo está bien —digo rápidamente.
En realidad no sé si deba decirle que todo es un desastre, no sé cómo tomará todo esto, pero creo que debo ir con calma.
La última vez que hablé con mi padre sobre mi intimidad fue hace casi seis años, cuando Iana y yo sabíamos que queríamos estar juntos, y eso fue todo. No tengo idea de lo que podrá decirme, y los primeros cinco minutos que lo escucho hablar sobre los proyectos que tenemos juntos en la empresa me hace dudar una vez más. Quiero interrumpirlo, pero no encuentro el momento correcto.
—Tu madre, Simón y yo nos iremos a Italia este año. Kya se quedará con tus abuelos, puedes venir con nosotros.
Suelto un suspiro y me acerco un poco más a su escritorio. La espalda comienza a dolerme y creo que mi cabeza va a explotar.
—Vine a decirte algo, papá —reitero una vez más. Su expresión cambia y lo noto preocupado.
—¿Sucede algo malo?
Tomo un poco de aire, me lleno de valor y trato de decir algo, pero demoró varios segundos en encontrar ese valor necesario.
—Vine a decirte que volveré a la universidad, papá.
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ALEX - Deborah Hirt ©
Romantizm-¿Qué pasaría si te enamoras de alguien más estando "Enamorado"? - ella me preguntó esa noche, y desde ese momento sentí que ya no era el mismo. Sí te gusta esta historia, apoya al autor. Dale una estrella al capítulo, comenta, comparte... QUEDA PRO...