Capítulo 51

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Camino a toda velocidad hacia él estacionamiento, sé que él sigue aquí, y si es así, estoy seguro que voy a destrozar su cara.

Hay algo en mi interior y se apodera de mí por completo, no puedo detenerlo, sólo quiero llegar hasta él y depositar toda esta mierda que vengo acumulando desde hace mucho.

No logro sacar de mi cabeza esa foto... Él se atrevió a tocarla, y no puedo seguir imaginando más porque voy a matarlo.

Kya grita detrás de mí para que me detenga, pero es algo lejano, no me importa, y si, él está ahí, esperándola, pensando que va a seguir engañándome.

—¡Alex, espera!

—¡Maxwell! —grito con todas mis fuerzas y él se voltea hacia mí. Se ve algo confundido pero no demasiado. Su cara de imbécil está lista para que la golpee.

—¡Alex! —oigo gritar a Kya una vez más, pero es muy distante. Sólo llego hacia Max y mi puño va a parar directo a su mentón, sin lástima, sin dudarlo, sin pensar en esos veinte años de hermandad que tuvimos.

—¡Papá, se van a matar! ¡Suéltame!

—¿Para eso...? —grito con el semblante serio mientras que lo miro con asco, con odio...—, ¿Para eso fuimos amigos por veinte años? ¿Para qué te cojas a mi hermana? —grito aún más fuerte, esas últimas palabras me llenan de furia, tomo a Max del cuello y aunque me sorprende su falta de defensa, golpeo su mandíbula de nuevo. Pero no es suficiente, quiero más.

—¿Y qué hay de ti? —se defiende Max gritando también—. ¿Vienes a hablarme de moral cuando tú y yo sabemos perfectamente lo que le estás haciendo a Iana?

Acorralo a Max contra el coche y tomo el cuello de su camisa.

—¡Cierra la boca! ¡No es lo mismo y lo sabes!

Recibo un primer empujón, un primer indicio de querer pelear, pero no me detengo, doy un paso hacia atrás y me estabilizo de inmediato, golpeando a Max una vez más. No importa donde, no importa cómo, sólo quiero verlo en el suelo.

—¡Alex! —grita Kya de nuevo pero no me importa. Golpeo a Max en la nariz hasta que por fin veo sangre, luego en el ojo derecho y quiero más.

Siempre noté como la miraba, siempre lo reté con la miraba cuando notaba algo extraño, y jamás llegué a ver nada fuera del lugar. Él lo sabía, ella era completamente intocable, y él simplemente se aprovechó de eso.

Kya sólo era una bebé cuando él entró a nuestras vidas, cuando le hablé en el jardín de niños por primer vez, era una bebé y él sabía eso. Cuando Kya creció se lo advertí, y ambos prometimos que la cuidaríamos de todo y de todos, y luego... Todo se fue a la mierda. La usó y la convirtió en...

—¡A mi hermana, Max! —grito de nuevo y tomo el borde de su camisa. Necesito que me mire, necesito ver que por lo menos se arrepiente de haberlo hecho, pero no es así y eso es lo que más me enfurece.

—Vete, Kya —susurra Max sin dejar de mirarla. Ahora la noto ahí, a unos pocos centímetros de mí, pero nada parece ser suficiente.

Un golpe más en su cara, dos golpes, tres golpes...

—¡Alex!

Kya se coloca en medio de ambos, me sorprende la fuerza que tiene, logra hacerme hacia atrás con facilidad, y sólo puedo mirarla sin terminar de entender todo esto.

Kya era una princesa, y Max...

No sé qué estoy haciendo, no logro ver bien, sólo preparo mi puño y veo ese destello, seguido por un empujón y después noto que Kya está en el suelo.

ALEX - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora