Capítulo 1

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¿Quién era Clarke Griffin? Una joven de veintiséis años de edad, de pelo rubio, un poco rebelde que caía sobre sus hombros, y unos ojos azules capaces de captar la absoluta atención de aquel que los mirase. Además, era la hija única de uno de los grandes empresarios de la ciudad y de la mejor cirujana del país. Y aunque ella había seguido la rama de la medicina también, se decantó más hacia la odontología, destacando en cada una de las especialidades que tuvo en mente: cirugía, prótesis, endodoncia, ortodoncia. Su época de universidad fue más bien un paseo para ella. Era una joven lista a la que se le daba muy bien los estudios. Siempre había sido una chica de una gran concentración, cosa que aprovechaba concienzudamente a la hora de preparar sus exámenes de universidad.
No sabía lo que era tener algún problema en alguna asignatura y mucho menos alguna suspensa. Era algo que no entraba dentro de su concepción, si se dedicaba a algo, era para entregarse por completo y ser lo mejor en ello.

Y aunque no le faltaba nada por ser hija de quien era hija... Y vivir casi entre algodones, sabía que algo fallaba. No era nada tonta. No se sentía viva realmente, más bien se sentía enjaulada dentro de la realidad que le habían impuesto. Dentro del único mundo que había llegado a conocer, el único que le permitían.

Desde joven había sentido que quería romper con esas barreras que la encerraban de aquello que quería ver más allá, de aquello que se le negaba. Sus primeros problemas con sus padres al respecto ya fueron desde muy pequeña, cuando ella prefería correr y jugar en el jardín y cubrirse de la mayor tierra posible con el hijo del jardinero antes que pasarse las horas encerrada en una habitación, jugando con muñecas o practicando para intentar tocar algún instrumento.

Y aunque ella siempre quiso descubrir más, no se lo permitieron, y mucho menos cuando la internaron en un típico instituto donde lo que veía era una réplica exacta de todo lo que había estado viviendo a lo largo de su corta vida.

Pero fue en su etapa universitaria dónde tuvo el lujo de dar de lado a su idílica vida entre algodones, protegida por su familia. No es que se desatara por completo y además siempre contó con el apoyo económico de su familia en todo momento, era algo de lo que afortunadamente o desafortunadamente dependía. Pero si es cierto que durante esa época se conoció a ella misma. Se abrió al mundo y a nuevas experiencias. Se sentía libre. Pudo experimentar esa libertad que nunca le habían brindado, esa que le otorgaba una autentica felicidad al poder llevar con algo de soltura su propia vida.

Fue allí donde conoció a la que hoy en día era su mejor amiga, Raven Reyes. Una chica nada común en su mundo, o más bien en el mundo que le habían impuesto desde que tenía conciencia. Clarke había nacido y crecido rodeada de todo cuanto necesitaba y quería. Nada se le resistía ni se le escapaba, era abrir la boca y ya tenía lo que deseaba justo delante de ella. En cambio, Raven procedía de una familia modesta y trabajadora, y había entrado a la universidad a través de becas, gracias a ellas se había mantenido hasta sacarse la carrera de mecánica industrial.

Raven rápidamente se convirtió en su leal compañera, su amiga y confidente casi desde el momento en que la conoció. Aquella con la que podía contar en cualquier momento y a cualquier hora sin importar nada. Es la persona con la que realmente sentía plena y absoluta confianza. Sabía que podía confiar en ella. Probablemente Raven era la única persona que podía llegar a entenderla.

Y aunque durante su etapa universitario se permitió el lujo de conocer algo más de la vida...Su vida había girado en ese mundo elitista de reuniones, fiestas, galas, en las que las grandes familias de la ciudad se reunían más que nada para ver quien destacaba más sobre el resto. Era cómo una pelea de barro, pero sin el barro, más bien de capital. El más destacable del momento, o mejor dicho, aquella familia que tuviese más dinero, era la que ganaba y se colocaba por encima del resto con unos aires de superioridad indiscutibles que convertían al resto en perros sarnosos que se inclinaban a su paso.

90 escalones  (AU) -Español [Clexa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora