Capítulo 8

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LEXA

Tenía que volver a la casa del niño rico. Le repateaba pasar la mañana sin hacer nada. Pero claro, luego pensaba en esa rubia de la que cada vez disfrutaba más de su presencia...y se le quitaba todo. Le encantaba. Le encantaba cómo le contestaba, como entraba al juego con ella, como la provocaba. Se estaba dando cuenta de que cada vez despertaba más interés en ella, y eso en cierto modo le asustaba un poco, pero tampoco podía evitarlo, una vez que tenía a Clarke delante se le olvidaba el resto del mundo.

-Buenos días, jefa. –Dijo cómo cada día cuando Clarke abrió la puerta. –Te he traído un café. –Dijo entregándoselo.

-Buenos días. –Contestó Clarke cogiendo el vaso.

-Vaya. ¿He escuchado bien? La jefa dándome los buenos días. –Dijo Lexa sonriente y fingiendo cara de asombro.

-Supongo que no me queda más remedio que aguantarte. –Dijo Clarke apartándose de la puerta. –Ya sabes lo que tienes que hacer.

-Qué amable. –Dijo Lexa irónica, observando cómo Clarke negaba con la cabeza con una leve sonrisa.

Caminó tras ella, observando su cuerpo, sus curvas que la volvían completamente loca. Deseaba tanto a esa mujer que se perdía en sus movimientos, en cómo el sol hacia que su pelo rubio brillase más y cómo el biquini se distinguía tras ese vestidito azul claro que tapaba o más bien hacia el intento de tapar su piel.

Suspiró aliviada una vez entró al garaje, dónde la imagen del cuerpo de Clarke no la torturaba por completo.

-Voy a perder la cabeza. –Suspiró pasándose una mano por la cara.

Anduvo un poco entre los coches, pasándole un ojo por encima.

-Por dios, son coches, no se van a mover. –Se quejó suspirando. –Vaya tío más tonto, por dios. ¡La leche! –Dijo cuándo sus ojos se perdieron más al fondo del garaje, nunca había avanzado tanto. Más que nada porque nunca había tenido ni interés ni ganas en hacerlo. Aquel trabajo sólo era una forma de ganar dinero extra.

Finn tenía una pequeña colección de motos antiguas. Al parecer trabajaba en ellas, había algunas piezas en unos grandes cajones en el suelo, una de las motos casi estaba desmontada, a otras le faltaba alguna pieza y la verdad es que las motos sí que necesitaban una mano, nada que ver con los coches.

Se le iluminó la cara por completo, adoraba las motos y los coches antiguos. Le gustaba lo clásico, por eso cuando vio la colección del tal Finn, sí, se impresionó un poco, pero lo que ahora mismo estaba viendo la estaba dejando impresionada.

Sentía envidia por el niño rico. Por el descubrimiento que había hecho con las motos, aunque sobre todo por ser el novio de Clarke. Y eso en parte le provocaba rabia hacia ella misma. Le daba rabia sentirse así.

Suspiró intentando librarse de esos pensamientos que cada vez iban ganando más espacio en su mente.

No pudo evitar ponerse manos a la obra, se dirigió a la primera, preparó todo lo necesario para ponerla a punto y limpiarla a fondo.

Comenzó intentando arrancarla, pero nada. Así que su siguiente pasó fue comprobar el motor y las piezas que podrían faltar. Cogió un papel y las fue anotando.

Se tiró directamente al suelo cómo un niño pequeño que investiga por completo su nuevo juguete. Colocó un par de telas que tenía Finn allí y comenzó a desmontar la moto con completa concentración.


CLARKE

Cómo en cada visita que recibía de Lexa, se dirigió a la pequeña biblioteca que tenía Finn. Cogió un libro cualquiera, ya le interesaba bien poco el libro, la temática o el autor, puesto que Lexa no tardaría en aparecer y atormentarla un rato, cosa que últimamente le gustaba más y más.

90 escalones  (AU) -Español [Clexa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora