Capítulo 41

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LEXA

-Mujer, sobre veinticinco años, ha sufrido un accidente de tráfico. Está algo aturdida. Sin lesiones graves aparentes. –Decía una voz mientras sentía su cuerpo desplazarse ligeramente sobre algo cómodo.

-Chica. –Sentía como una mano acariciaba con cuidado su rostro. –Escúchame, ¿Cómo te llamas?

-Cla...Clar...Clarke. –Articuló casi sin fuerzas.

-Clarke. Vale. –Esa voz seguía aportándole confort acariciándola con suavidad. –Tenemos que examinarte y hacerte unas pruebas ¿De acuerdo? Todo estará bien.

Sabía que había perdido el conocimiento ya que cuando despertó ese ajetreo que la rodeaba hacía rato había desaparecido. Sentía su cuerpo totalmente relajado, como si flotara. Su boca completamente seca, incluso le costaba tragar su propia saliva, algo que llevaba un rato intentando mientras hacia el amago de abrir los ojos, el brillo de la luz de la habitación le molestaba fuertemente.

-Lex. –La cara de preocupación de Anya apareció rápidamente en su campo de visión. -¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? –Decía atropelladamente.

-Voy a avisar al médico. –Escuchó al otro lado la voz de Gustus con preocupación.

-Lex. Lex. –Repetía Anya con voz tranquila mientras acariciaba su cara con cariño.

-Anya. –Dijo por fin casi en un susurro.

-Ay dios. ¿Qué te duele? –Preguntó su amiga preocupada.

-Todo. –Contestó con una leve sonrisa fingida.

-Dios mío. Qué preocupados nos has tenido. –Decía su amiga con los ojos totalmente cristalinos. –Los demás están todos por aquí también. Creo que han bajado a tomar un café.

-¿Y...? –Miró directamente a los ojos de Anya. Dándole a entender sobre quien preguntaba en concreto.

-No. No ha venido. –Contestó su amiga agachando la mirada.

-Vaya. Mira quien ha despertado. –Dijo una nueva voz interviniendo en la habitación.

Una chica alta y morena con el pelo recogido en una coleta, llevando una bata blanca.

-Hola. –Dijo cerca de ella mientras revisaba unos papeles. -¿Qué tal te encuentras? –Decía mirándola directamente a los ojos.

Ella solamente encogió un poco los hombros.

-¿Fatal, cierto? –Preguntó la joven con una sonrisita. –Bueno, lo peor será los siguientes dos días o así aunque no tienes nada grave, ningún hueso roto ni nada. Aunque sé que sientes un dolor generalizado por todo el cuerpo. –Explicaba tranquilamente. –Es lógico tras el golpe y tu pérdida de conciencia.

-Que bien. –Susurró ella con voz ronca.

-Tendré que hacerte luego una revisión para examinarte de nuevo ahora que has despertado. Por ahora te daré un ratito para que termines de despertarte, pero no te libras eh. –Dijo tras guiñarle un ojo.

Cuando la joven médica se marchó, la sombra de Gustus apareció tras ella. Todo parecía ir muy rápido y aún ella se sentía adormilada y desorientada.

-Niña. –Dijo agarrándole con cariño la mano. –Uno ya está mayor para estos sustos. Vas a acabar conmigo rápidamente.

-Claro. Yo me lancé al coche. –Dijo irónica, haciendo que tanto el hombre como Anya rieran.

90 escalones  (AU) -Español [Clexa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora