Capítulo 44

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LEXA

-No sé yo eh. Esto no me parece del todo bien. –Decía Anya mientras ambas y Raven entraban a su piso tras su salida del hospital. –Lo de dejarte sola en tú casa no me termina de convencer. Deberías hacerme caso a mí, que para algo soy mayor que tú. –Decía su amiga de la forma más convincente posible.

-No soy una niña pequeña. –Se quejó ella echándose una mano a la zona más afectada de su costado, para así poder sentarse en el sofá, intentando de esa forma mitigar el pinchazo que solía sentir al hacer algún tipo de movimiento parecido.

-A veces te comportas como tal. Incluso aún te duele. –Contestó Anya mientras la observaba con la ceja alzada y señalándola con la mano.

-A mi no me mires. –Dijo Raven alzando sus manos y sentándose a su lado, a quien había mirado para buscar un poco de apoyo moral ante la situación y la postura de su amiga.

-Voy a quedarme aquí, quieta, sin hacer nada. ¿Te parece bien? Ya escuchaste a Dianna, es normal que me duela, pasaran días hasta que deje de hacerlo, además, ya no me duele tanto. –Soltó ella mientras Anya no cambiaba su gesto. –Oh por favor Anya. –Se quejó rodando los ojos al ver que su amiga no estaba por la labor de cambiar de opinión.

-Es mejor que te vengas a mi casa. –Contestó su amiga.

-O a mi casa. Prácticamente vive allí. –Confesó Raven en un tono risueño. –Pero sí, apoyo a mi churri. Es mejor que estés acompañada por si necesitaras ayuda o si te empezase a doler algo. –Explicaba Raven. –Sabes que es lo mejor.

-Quiero estar en mi casa, y quiero y necesito estar sola. ¿Tan difícil es de entender? –Preguntó ella un tanto a la defensiva a ambas. –Os vuelvo a repetir que no soy una niña pequeña por dios. Además siempre me ha valido por mí misma. No sé dónde veis el maldito problema ahora.

-El maldito problema está en que posiblemente cuando salgamos por esa puerta hagas alguna tontería. –Soltó Anya casi sin pensar.

-Define tontería. –Contestó ella mirándola con escrutinio, sabiendo perfectamente por donde iba la conversación.

-Las tres sabemos a lo que me refiero exactamente, no te hagas la niña pequeña ahora como bien dices tú. –Espetó su amiga. –No puedes ir a por ella. No puedes ir a buscarla.

-¿Y quién ha dicho que vaya a hacerlo? –Gruñó ella, consciente de que su amiga había dado de lleno en el asunto. Como si hubiese leído sus pensamientos por completo.

-Oh por favor. –Dijo Anya rodando sus ojos. -¿De verdad pretendes engañarnos?

-Anya tiene razón. –Empezó Raven a decir. –Sí Clarke ha tomado esa decisión... poco puedes hacer. –Dijo cogiendo su mano con cariño.

-No voy a ir tras ella ¿Vale? –Se quejó ella. -¿Contentas? –Soltó notando la rabia en su interior. Sabiendo que eran ciertas las palabras de las dos. Que como bien dijo Anya se moría de ganas de que se marchasen para salir por esa puerta y buscarla, pero también sabía que Raven tenía razón, que sí Clarke lo había decidido así, poco podía hacer. ¿Qué más le quedaba? Si ya le había confesado su historia y todo lo que sentía por ella, sí le había ofrecido su corazón prácticamente en bandeja y aún así no fue necesario para que se quedase a su lado, ni para tan siquiera darle esa oportunidad por la que casi había suplicado.


CLARKE

Aquello que le había dicho Finn y los recuerdos que chocaban contra su mente pudieron con ella. Sentía su cuerpo temblar y sus lágrimas caer sin control por su rostro. Lo único que podía sentir era decepción y terror, unido a la sensación de una angustia tremenda por todo su pecho, ¿Cómo era posible que sus propios padres hubiesen jugado así con ella? Sabía que la controlaban, pero nunca pensó que podría llegar a ser de esa forma. ¿Por qué lo habían hecho? ¿Qué demonios les pasaba por la cabeza?

90 escalones  (AU) -Español [Clexa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora