LEXA
Sentía el agua caer sobre su cuerpo mientras recordaba la noche anterior con Clarke, y aunque no había podido tenerla toda la noche como a ella le hubiese gustado, incluso reconocía que se había mosqueado un poco ante la negativa de la rubia de irse junto a ella... La verdad es que no se podía quejar. Sabía que para Clarke era difícil, su situación era más complicada que la suya, a fin de cuentas ella no tenía que rendir cuentas a nadie, en cambio Clarke tenía un par de perros sabuesos fisgoneando y organizando su vida.
Aún recordaba el fuego con el que la hizo suya una vez más, como sus ojos azules la miraban completamente llena de deseo, como recorría su piel provocando mil descargas a su paso, como se estremecía con cada leve caricia y palabra susurrada al oído. Clarke provocaba cosas realmente increíbles en ella.
Se había propuesto conquistarla, no se iba a quedar quieta, sabía que lo tenía difícil, que quizás ella no sería su mejor opción, pero bueno...el caso es que Clarke seguía viéndose con ella aún sabiendo que eran diferentes y que sus realidades no encajaban. Así que se podía permitir el lujo de seguir avanzando un poquito cada vez más. Cada vez sentía que Clarke cedía un poco más cada día, con cada gesto, con cada caricia, con cada mirada... o eso quería pensar, no quería imaginarse que solo fuesen alucinaciones suyas.
La verdad es que nunca pudo llegarse a imaginar que esa pijita rubia que la miraba con cara de pocos amigos desde el primer momento, llegase a convertirse en esa rubia que la volvía loca, y por la que estaría dispuesta a dar un paso más. Un paso que nunca pensó que daría de nuevo.
Se sorprendió a ella misma cuando se vio reflejada en el espejo del baño, aun con el cuerpo cubierto de gotas de agua y sonriendo.
-Que tonta eres. –Se dijo así misma sonriendo mientras comenzaba a secarse con tranquilidad.
Se dirigió a su habitación para ponerse algo de ropa, no sin antes comprobar el móvil por si Clarke le había dicho algo, le resulto raro el no tener nada escrito nada más despertarse. El mensaje mañanero casi se había convertido en algo común entre ellas.
Lexa: Buenos días rubia. Espero que la fiesta de anoche no te diera muchos dolores de cabeza. ¿Quieres quedar a comer? Yo invito.
Esperó un rato la contestación, pero era demasiado temprano y ella tenía que irse a trabajar, así que sin más guardó su móvil en el bolsillo de su pantalón y se marchó a empezar su nueva jornada laboral.
Estuvo inquieta durante toda la mañana, no había recibido respuesta de Clarke, le resultaba tan extraño...No era propio de ella. Aunque luego pensó que quizás esa estúpida fiesta se había alargado de más y estaría descansando, o quizás estaría de nuevo en otra estúpida reunión.
Dejó de idear cosas en su cabeza y decidió centrarse en el trabajo, o al menos intentarlo.
-¡Me cago en la leche! –Gritó saliendo debajo de un coche y llevándose la mano al pecho mientras se agachaba para soportar el dolor.
-Lexa. ¿Qué te has hecho? ¿Estás bien? –Preguntó Octavia que prácticamente voló hacía ella.
-¡Ah! Joder. –Exclamó ella aún aguantándose el dolor.
-Déjame ver. –Dijo Anya, cogiendo su mano con cuidado. –Joder Lexa. Podías tener más cuidado.
-Sí claro. Encima regáñame. –Soltó enfadada mientras observaba un profundo corte en la palma de la mano.
-Vamos. Hay que llevarte al hospital. –Dijo tirando de ella con cuidado de la otra mano.
Finalmente fue Gustus quien prácticamente tiró de su oreja para subirla al coche y llevarla al hospital ante su negativa. Lexa era conocida por su poco fanatismo a los médicos.
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90 escalones (AU) -Español [Clexa]
Fiksi Penggemar¿Qué pasaría si alguien entrase en tu vida descolocando todos y cada uno de sus cimientos? ¿Qué pasaría si ese alguien lograra hacerte debatir aquello que considerabas correcto? ¿Qué pasaría si te vieras entre dos realidades?