Capítulo 44

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Kyle deambulaba por los pasillos, perdido en sus propios pensamientos, sin saber muy bien hacia dónde iba. Subía escaleras, daba media vuelta y volvía a bajarlas; abría puertas para acabar cerrándolas por el simple placer de oírlas chirriar; se detenía frente a la puerta del que fue el despacho de Seth sin saber muy bien qué esperaba ver en cuanto la abriera, pero simplemente mantenía sus pies anclados en el frío suelo y su mirada en fija en alguna astilla quebrada de la superficie del marco. Mantenía la espalda recta durante unos minutos hasta que su cuerpo decidía que ya era suficiente por esa vez y lo dirigiría hacia otra parte. Durante todo ese proceso, su cerebro se mantenía apagado, como si hubiera muerto. No pensaba en nada. No sentía nada. No veía ningún rostro vagando en sus pensamientos y su conciencia parecía haberlo abandonado, sabiendo, quizá, que Kyle era un barco a la deriva, condenado al fracaso.

Tampoco entrenaba ya. Realmente nadie lo hacía. Tras la muerte de Seth el refugio parecía haber caído en un profundo letargo, del que muy pocos se resistían. Paul era uno de ellos, por supuesto, pero a Kyle poco le importaba.

Cuando un cuerpo está sometido a grandes cantidades de estrés, reacciona. Las pupilas se dilatan, las respiraciones se acortan y los músculos se tensan. El cuerpo se prepara para huír, para comer más rápido, para evitar recibir el menos daño posible. El problema era que Kyle no estaba seguro de querer huír. De quererlo hacer, ¿hacia dónde? El refugio no había tenido nunca un nombre más desafortunado y el mundo real parecía tan distante y lejano que uno tenía pesadillas con sólo pensar en salir. La ofensiva rebelde estaba sentenciada y parecía que toda la comunidad estuviera contando las horas que le quedaban para sobrevivir. Kyle encontraba especialmente graciosas las palabras de la Junta, que apelaban a la unidad y a la fuerza de equipo cuando la confianza estaba por los suelos.

Tras la muerte de Seth y respetando los cinco días de luto que se habían declarado, la Junta se había reunido de manera confidencial para tratar la nueva situación. Las leyes eran claras en cuanto a la elección de los representantes de la Junta. El consejo debía estar representado por siete miembros, siendo el primero de mayor edad y el séptimo, el más joven. Para que un ciudadano rebelde llegara a ocupar un cargo en la cúpula, el refugio debía votarlo, sin embargo, era la misma Junta quien decidía los candidatos.

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⏰ Última actualización: Nov 17, 2016 ⏰

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