PRIMERA PARTE
CAPÍTULO PRIMERO
Disparos, gritos, miedo. Así es como definiría su vida Lara, una vida con la que no se siente cómoda. Una vida con la que no está de acuerdo. Una vida que no es la suya.
Miró por la ventana asustada, quizá no sea nadie que conozca. Suspiró. No quiere seguir con esto, lo ha pensado durante muchos días, durante meses. Desde su último cumpleaños, algo ha cambiado en ella, algo ha cambiado en la forma en que ve a la gente, algo ha cambiado en su entorno. Desde que Lara cumplió los dieciséis, ya no es la misma chica. Quiere acabar de una vez con todo.
Caminó hacia el espejo y se observó. Lara pudo ver el brillante pelo rubio, que le caía en rizos por su espalda. Observó sus ojos marrones, los que siempre ha odiado. LLevó su mano a la mejilla y pensó en cómo era ella, en cómo era su hermano Liam, pensó en lo diferentes que eran. Liam era de pelo cobrizo y ojos azules, de nariz chata y mandíbula fuerte y espalda ancha. Por cómo lo miraban las chicas de su clase, sabía que era guapo, aunque claro, ¿que le iba a interesar a Liam unas renacuajas de instituto?
Lara se observó las caderas, los pechos, las piernas, demasiado delgada, demasiado niña. No se gustaba. Estaba fuera de lugar. Parpadeó rápidamente para evitar que la primera lágrima cayera por su mejilla, no le gustaba llorar, su padre siempre le decía que llorar era de cobardes. Él no sabía que casi todas las noches llora en silencio, recostada en la cama gris de su habitación. No se gustaba, se sentía fuera de sitio, odiaba todo los disparos, que se repetían rítmicamente cada noche, no le gustaba su familia, no tenía amigos. Planeaba quitarse la vida, total, tarde o temprano se moriría de vieja, o si tenía suerte, una bala le atravesaría la nuca.
Se dirigió de nuevo a la ventana, las luces de los coches de la Marca, la unidad que se encargaba de todas las docenas de cadáveres que la noche cobraba, destellaban en la oscuridad. El cadáver tapado era levantado por dos hombres, en una litera plateada. Lara vivía en el estado de Landscape, donde la ley estipulaba que por la noche, sólo por la noche, desde la una de la madrugada hasta las seis de la mañana, estaba permitido cometer asesinatos, formaba parte de su cultura, de su religión, de sus leyes. Es más, cuando se cumplían los diecisiete, la mayoría de edad, estabas obligado a cometer tu primero asesinato, en la llamada Ceremonia de Marcación, y donde posteriormente te destinaban a un condado diferente, en la que empezarás una nueva vida llena de matanzas nocturnas. Lara no estaba de acuerdo con esa forma de ver el mundo. Pero eso se lo guardaba para ella.
Una vez, buscando en los armarios de su casa los regalos de Navidad como solía hacer de costumbre, encontró tres libros, tres libros de tapas doradas con detalles de estrellas en negro. Nunca los había visto, y bajo ningún concepto tendrían que estar ahí, el Gobierno los prohibió. Fue una de las cosas que se pactaron al recuperar la paz. Eran los primeros libros que veía en su vida, y aun así, sabía que eran y podía llegar a imaginarse lo que sus páginas escondían. En ese momento, la curiosidad de Lara le pudo y abandonó su búsqueda para encerrarse en su habitación a leer los secretos de aquellos tomos.
Descubrió que eran diarios, hablaban de una época, del segundo milenio después de Cristo. Hacía mucho de eso, pero aun los leía a escondidas, cuando se encontraba que no podía más y quería alejarse de todo, meterse en su burbuja. Lara no entendía los libros, hablaban de algo irreal, como una cosa llamada democracia, donde todos tenían opiniones y se les escuchaba, hablaba de algo relacionado con el capitalismo, con un comercio global, donde los países exportaban e importaban mercancías entre sí, los libros hablaban del arte, de canciones, de eventos relacionados con el deporte, llamados olimpiadas. Los libros hablaban de algo llamado Internet, donde podías hablar con personas que estuviesen a tres millas de ti, ¿cómo era posible eso? Lara no lo entendía, pero le gustaba como sonaba eso. Lo que ella no sabía era que esos libros no eran invenciones de nadie, sino el que un día fue su pasado.
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La Marca
Action¿Cómo te sentirías si al cumplir los 17 años te obligasen a cometer un asesinato? Cada noche, Lara, desde su ventana, oye disparos, gritos, miedo... Esta harta de esto, se siente fuera de lugar, no se quiere, planea quitarse la vida, pero, ¿qué es m...