Esa noche Lara no pudo encontrar consuelo en Morfeo. Seguía durmiendo en la habitación 323, en la misma cama en la que se había despertado días antes. El tiempo, pensó, es algo abstracto. Ella no sabía cuántos días llevaba aquí, quizá una semana, quizá sólo cuatro días, pero no le importaba. El tiempo seguía corriendo y hasta que no descubriera si lo hacía en su contra o a su favor, no se preocuparía por el tic tac de su reloj de pulsera. Estaba lejos de su casa, lejos de su família, y aunque ellos no sintieran el mismo amor que Lara sentía por ellos, los necesitaba. De repente perdonó todas las frías miradas de su madre, o los guantazos que le propinaba su padre cuando decía algo fuera de lugar, todo eso daba igual, era su familia. La única que tenía. Podían ser gélidos y distantes, pero seguirían siendo parte de ella. Lara se sorbió la nariz, llorar, como decía su padre, no le serviría de nada. Mientras uno está desperdicia el tiempo llorando, no busca una solución a su problema y mientras, este sigue existiendo. Muy a su pesar, Lara tuvo que aceptar que parte de razón tenía, aunque seguía pensando que a veces, la solución debía esperar a que uno lo soltara todo y después ya podría pensar con claridad.
Miró a su alrededor, la luz de la luna se colaba por las cortinas, inundando la estancia de luz plateada. Lara sólo había mirado una vez a través de su ventana en el hospital, no le traían buenos recuerdos. Desde la suya solía ver como las unidades de la Marca se llevaban los cuerpos de las víctimas de sus leyes, sin embargo, a través de la de su habitación se veía un jardín, un jardín tan amplio que no parecía tener fin. A lo lejos podía divisar una gran verja, que separaba el mundo exterior de este oasis. Si había una guerra, ella aun no lo sabía. La guerra simplemente le susurraba al oído, en sus paseos matutinos se había cruzado con dos o tres soldados a los que la guerra les había cobrado un brazo, quizá una pierna, o ambos. Pero la guerra no era la única que cobraba vidas, la enfermedad se hacía más presente en el hospital, sin ir más lejos, Lucy estaba luchando contra el cáncer unos pasillos más lejos. Quizá aún estuviera despierta. Lara se incorporó y se acercó a la puerta, dispuesta a salir. Quería hablar con alguien, quería ver que aún había esperanzas. Quería ir a hablar con la única persona que le había dedicado una sonrisa desde que estaba aquí. Sus pies descalzos se encaminaron hacia la habitación 316 y llamó a la puerta. Si Toni la descubria le reñiría por despertarla pero ahora le daba igual. Volvió a llamar a la puerta. Seguía sin respuesta. Giró el pomo y abrió levemente la puerta blanca.
- Lucy… S-soy Lara venía… -. La voz de la chica se apagó de golpe al ver que la habitación estaba vacía. Dio varios pasos hacia atrás mientras las lágrimas se le acoplaban al marrón de sus ojos y un cosquilleo en la nariz se hacía notar. Lucy tenía un cáncer. Iba a operarse. La habitación estaba vacía. Lara temió lo peor. La primera lágrima dió el pistoletazo de salida para que sus gemelas siguieran su ejemplo y empezaran a descender por sus pálidas mejillas. Salió corriendo y no paró.
- Ey Lara, ¿qué haces aquí? -. Una voz dulce pero gastada la arrancó de sus pesadillas. No le hacía falta abrir los ojos para saber que aquella voz le pertenecía a Toni. Lara, sin embargo, abrió los ojos, pero los cerró otra vez debido a las molestias de la luz. Lo último que recordaba era el sonido de un frasco cayendo mientras ella se desplomaba. Volvió a abrir los ojos. Se encontraba tendida en un suelo de frías baldosas blancas. A su alrededor los cristales de lo que una vez fueron probetas de laboratorio se esparcían sin control.
- ¿Qué…? -. La cabeza le daba vueltas. No podía pensar con claridad. ¿Dónde estaba? ¿Cómo había llegado aquí?
- Vamos, levántate -. Los fuertes brazos de Toni la levantaron. El chico seguía teniendo unas sombras negras bien marcadas bajo sus ojos marrones. - ¿Cómo has acabado aquí?
Lara se llevó la mano a la cabeza y frunció el entrecejo. No sabía cómo había llegado. Anoche solo era consciente de que estaba corriendo, sin ninguna dirección aparente.
- ¿Dónde estoy?
- En el laboratorio -. El chico observó los cristales en el suelo. - O mejor dicho, lo que era el laboratorio antes de que tú vinieses y lo rompieses todo. Mira que eres torpe, Lara. ¿Te has cortado?
- No, no, estoy bien. Perdona, no quería romperlos.
- No pasa nada, llamaré a mantenimiento para que lo recojan. ¿Qué tal si te devuelvo a tu habitación antes de que rompas algo más?
- No quiero volver, no me gusta -. Gimoteó Lara. - Sólo quiero volver a casa.
- Oh, ya veo… Ven, te vendrá bien un chocolate caliente.
Lara se aferraba con fuerza a su taza de chocolate caliente, intentando que el calor pasará por sus manos y se dispersara por todo su cuerpo, por sus brazos, por sus piernas, por sus dedos, por su corazón.
- Toni… ¿Dónde está Lucy? -. La cara del chico se ensombreció y ella temió lo peor. Las lágrimas no tardarían mucho en inundar sus ojos.
- Tuvo una mala recuperación después de la operación. Ya estaba muy débil, Lara. Ella sabía lo que se exponía. Ahora está en observación en la U.C.I. -. A Lara se le vino el corazón abajo. Durante todo este tiempo sólo había estado pendiente de ella, de encontrar el porqué de todo, sólo pensaba en cuánto echaba de menos su casa, en cuanto había cambiado su vida, y no se había parado a pensar en lo que le podría pasar a Lucy, en si había vivido o no. Era egoísta. Quizá no fuera tan diferente a sus progenitores paleas.
- Pero… está… ¿viva? -. El rostro del chico se contrajo bruscamente y durante un momento, la chica temió la respuesta.
- Sí, gracias a Dios, sí -Toni la observó durante lo que a Lara le pareció una eternidad hasta que por fin suspiró-. Pero no te voy a engañar, Lucy se muere delante de mis ojos y yo no puedo hacer nada -. Y entonces, se derrumbó y Lara se sintió impotente de verdad por primera vez.

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La Marca
Action¿Cómo te sentirías si al cumplir los 17 años te obligasen a cometer un asesinato? Cada noche, Lara, desde su ventana, oye disparos, gritos, miedo... Esta harta de esto, se siente fuera de lugar, no se quiere, planea quitarse la vida, pero, ¿qué es m...