Rápidamente todos en aquel claro dejaron cualquier cosa que estuvieran haciendo y se replegaron para hacer frente a aquel ejército de ojos helados. Situado en una de las últimas filas, Kyle se alzó en puntillas para poder ver lo que ocurría en las primeras. Los visitantes se habían colocado en una perfecta falange que contrastaba con el desordenado grupo rebelde que se situaba a diez metros de distancia. El bando contrario se partió en dos para dejar paso a un yelmo plateado montado sobre un artefacto que recordaba vagamente a un perro metálico de considerables medidas. A medida que el ser cruzaba ese mar plateado, el hueco que había dejado vacío se cerraba causando un efecto de profesionalidad y organización que hicieron mella en las espantadas mentes de los rebeldes. Kyle pensó que era una estrategia: pretendían ser un solo cuerpo que operaba en varias direcciones, funcionando de forma ordenada y con una belleza amenazadora. El hombre montado sobre aquella máquina infernal que respiraba humo negro como el carbón, se paró de repente, justo en el centro del vacío que se extendían entre ambos bandos.
- ¡General Luca Ager! -. Bramó con voz potente el soldado de hierro. - El General Enzo, príncipe de la Cuarta Dinastía de los Ampalea Yatai reclama tu atención.
El silencio se extendió como un manto sobre la explanada. Kyle no entendía muy bien lo que pasaba, pero sabía que sólo eran formalidades. Agarró tan fuerte su ignus que las yemas de los dedos se le pusieron blancas. Axel les había advertido de que los disparos tenían dos modalidades: la convencional y una que estaba como loco por probar, la del lanzallamas, pero sabía que esa sólo podía usarla en casos muy extremos, ya que tenía poca duración. Mientras, desde una de las filas interiores se abría paso el ex-General rebelde para acudir a la llamada, Kyle no pudo evitar otear las filas rebeldes en busca de sus amigos. La cabeza pelirroja de Paul se encontraba en las primeras filas, justo al lado de Hugo. Axel se encontraba detrás de Kyle. Su mirada era oscura y cruel, sus labios estaban tensos debido a la tensión del momento, pero sus manos temblaban. Buscó con más ansias a Kaya, pero no la encontró por ninguna parte. Se empezó a poner muy nervioso, cuando recordó que seguramente se habría negado a abandonar a su hermana y se encontraría escondida en algún lugar. Eso lo calmó en parte, la chica sabía defenderse. La había visto entrenar, podía predecir la acción de su adversario con sólo escudriñar su mente, lo único que lo preocupaba es que con el tiempo, Kaya acababa desmayándose por el esfuerzo.
- Bien señor príncipe de un linaje que de seguro se ha inventado-. Lo saludó Luca estirando las sílabas con sorna, pero el jinete ni se inmutó - Creo que le gustaría saber que ya no soy General.
- Enzo lo sabe. El valiente y caballeroso príncipe Enzo va siempre un paso por delante, estúpido crío, deberías recordarlo -. El General palea lo miró desde su cabalgadura plateada con aire de superioridad -. Creíamos que habríais muerto en el… accidente -. Luca apretó los puños con fuerza, estaba claro que la caída del avión había sido intencionada. - Me sorprende veros de pie, aunque estáis herido.
- Me subestima usted, valiente y caballeroso príncipe, si cree que un pequeño golpe va a borrarme tan fácilmente del mapa. He oído hablar de usted, el Gran General Enzo, heredero de la galaxia Oxilia que tan justamente ganó su familia el aprecio de sus habitantes a base de miedo y opresión. Todo un ejemplo a seguir -. La voz de Luca estaba cargada de ironía iracunda. - Me ha decepcionado tremendamente encontrarme con… esto. ¡Menudo General! Hace gala del control y la organización de sus tropas pero ni se digna a bajar de su chucho aceitoso. ¿Acaso me teme?
Enzo lo miró con el ceño fruncido y para sorpresa de todos los presentes, estalló en carcajadas. Pero su risa no era de aquellas contagiosas, su risa calaba en los huesos de los rebeldes como cuchillos afilados, provocando que su piel se erizara cuál escarpias de dragón y su columna estallara en espasmos incómodos. El jinete desmontó en un pesado salto y se sacudió las ropas.
ESTÁS LEYENDO
La Marca
Aksi¿Cómo te sentirías si al cumplir los 17 años te obligasen a cometer un asesinato? Cada noche, Lara, desde su ventana, oye disparos, gritos, miedo... Esta harta de esto, se siente fuera de lugar, no se quiere, planea quitarse la vida, pero, ¿qué es m...