Kyle no entendía sus sentimientos. Podía imaginarse el interior de su cabeza arder descontroladamente por la marea de información que acababa de entender. Había visto a Lara en la base de los paleas, siendo torturada a cambio de información, expuesta a investigaciones horribles para entender su funcionamiento vital. Ahora podía sentir el dolor frío que precedía a cada una de las cicatrices que cruzaban su espalda, su rostro y sus piernas. La bofetada en la mejilla volvía a escocer sin que nadie la hubiera provocado. A través de sus ojos podía ver el vago de recuerdo de los soldados rebeldes entrar en su celda y recogerla en brazos, liberándola de una muerte segura. Podía sentir las lágrimas de aquél momento escocer sus ojos, sin embargo, Kyle no lloraba.
- Oh Kyle... -. Susurró Lara, alcanzando la mano del chico. - ¡Lo has hecho!
"¿Hacer el qué?", quiso preguntar, sin embargo, estaba tan asustado que no consiguió emitir nada más que un suave quejido. Le dolía todo el cuerpo. No recordaba haber sufrido nunca un dolor semejante, ni siquiera cuando su tímpano se rompió en mil pedazos. Le dolían las costillas por culpa de una paliza que nunca había recibido. Parecía que alguien estuviera apuñalando su cerebro cientos de veces.
- Lo siento tantísimo... Pero teníamos que hacerlo, Kyle. ¡Entiendeme! ¡Nos estaban controlando! -. Los ojos de Lara centelleaban en una súplica, mientras sus finos dedos se envolvían, con fuerza, sobre su muñeca.
Kyle se fijó entonces en cómo sus dedos se aferraban justo en el mismo lugar en el que la chica lucía su tatuaje, como queriendo borrar del campo de visión aquella pequeña porción de piel. Kyle se deshizo del agarre y giró la muñeca de tal modo que el interior de su antebrazo quedara a la vista. Sobre su morena muñeca se dibujaba una estrella de seis puntas, igual a la que Lara y Toni tenían tatuadas. Un cosquilleo apareció en el final de su columna y se fue esparciendo por todo su cuerpo, calentando los músculos, haciendo latir su corazón demasiado rápido.
- Traidora -. Murmuró entre dientes y antes de que pudiera pensar en ello siqueira, la mano de Kyle se estrelló contra la pálida mejilla de Lara. El dolor fue inmediato, Kyle sintió arder su propia mejilla, como si fuera él quien recibía el golpe. Lara se llevó una mano cubriendo la piel dolorida. Su rostro se tornó en una mueca de dolor, de súplica, de miedo y sus ojos se encontraron con los de Kyle.
- Era la única forma, Kyle... Por favor, tienes que creerme -. Suplicó.
Pero Kyle ya se había olvidado de la marca en su piel, de su enfado, de su odio. El calor en su cuerpo se había enfriado y en su lugar tan sólo quedaba inestabilidad. No entendía lo que estaba ocurriendo con su cuerpo. ¿Por qué le ardía la mejilla si él no había sido golpeado? Tambaleándose, se dirigió hacia su cama, dónde se dejó caer, con la mano aún en la mejilla y su boca en forma de O.
- Me duele -. Murmuró. - ¿Por qué me duele?
- Porque... -. Empezó la chica con una mueca de desconcierto mientras se apresuraba a dejarse caer a los pies del muchacho. - Porque estamos conectados. Toni nos ha conectado para salvarnos.
Kyle la miró. Parecía patética allí en el suelo, desplomada de cualquier forma, con las mejillas manchadas de lágrimas rojizas por la multitud de cicatrices que las surcaban. Seguía muy lejos de la chica que había conocido en aquel gran teatro rojo.
- Tu no eres un rebelde cualquiera, Kyle. En el fondo lo sabes. Los libros, ¿te acuerdas de ellos? ¿De Juno, de Poly, de Jake? ¡Era tu abuelo, Kyle! ¡Su sangre humana corre por tus venas! -. Lara hablaba atropelladamente, como si quisiera convencerlo de que el futuro del mundo estaba en sus manos antes de que él mismo acabara con ella. - Ellos fueron los primeros en darse cuenta de que estaban siendo controlados, por eso Juno quería cambiar su nombre. ¿Te acuerdas?
Kyle recordaba a Lara, en aquella mesa metálica y fría donde realizaban todos aquellos experimentos con ella. Recordaba a un hombre hablarle del sistema y de los nombres, de las cuatro letras, de la debilidad.
- Formamos parte del sistema porque me llamo Kyle.
- ¡Sí! -. Exclamó Lara, alzándose sobre sus rodillas excitada. - ¡Sí! ¡Exacto! ¡Mientras sigamos usando nuestros nombres estaremos en peligro! Cada vez que alguien usa un nombre, ellos lo saben. Saben que esa persona sigue viva. ¡Ellos lo saben todo! Por eso Toni te ha marcado, para hacer de interceptor. Para que no puedan usarme como canal de información.
- No lo entiendo.
- ¡No hace falta entenderlo, Kyle! Sólo confía en mí. Ellos unieron mi mente con la de Toni, en un intento de crear un espía inconsciente. La mente de Toni haría de antena y la mía, de transmisor. No se opusieron a mi rescae, Kyle, es más, ¡lo facilitaron! ¿Por qué? Porque sabían que si volvía, todo rebelde hablaría de mi. Ellos sabrían quien pronuncia mi nombre, quién habla de mí, qué es lo que dicen. Ellos saben dónde estamos, pero por alguna extraña razón, no quieren acabar con nosotros aún.
Kyle la observó hablar con especial atención. ¿Sabía Luca todo esto? ¿Lo sabía la Junta? Era información demasiado valiosa para hablar sobre ella en un lugar tan poco protegido cómo su habitación.
- La única manera de romper esta conexión era creando una ruptura de la relación, una especie de cortafuegos. Si Toni unía mi mente a la tuya, toda aquella información que debería ir hacia Toni, hacia La Marca, va hacia ti.
- Y cómo que yo no estoy vinculado con La Marca, no pueden coger información de mi cerebro, ¿no?
- ¡Exacto! La Marca, la estrella de tu brazo, funciona cómo una especie de puerto USB. Es un transmisor. Por eso tuvimos que ponértela.
Kyle seguía sin sentirse del todo tranquilo. Creía a Lara, no había razón para no hacerlo: ella más que nadie había sufrido las consecuencias de la lucha entre especies. Sin embargo, en la boca de su estómago se había instalado un pequeño hormigueo que le hacía dudar.
- ¿Quién más lo sabe?
- Luca.
- ¿Y nadie más? -. Kyle arqueó una ceja y Lara, después de dedicarle una larga mirada, negó ligeramente.
- Mi hermano cree que hay un topo. Y sí es verdad que de alguna forma nos controlan, es mejor no decir demasiado.
- ¿Y Seth? Luca jamás le ocultaría nada a su mentor.
Esta vez, Lara apartó la mirada y la fijó en el suelo, cabizbaja.
- Seth ha muerto -. Las palabras, aunque carecían de fuerza propia debido a que habían sido pronunciadas por un suave murmullo, golpearon con fuerza al joven soldado y supo entonces que no importaba cuánto dolor sufriera a causa de arañazos, magulladuras o cortes: ningún dolor podría compararse nunca al que uno siente cuando su alma es desgarrada en mil pedazos.
Sus ojos, acostumbrados ya a la oscuridad de la fría noche, se escondieron tras un fino velo de lágrimas, que amenazaban con caer al siguiente espasmo que sufriera su cuerpo dolorido. Le costaba respirar y empezaba a marearse. Quería preguntarle cómo había sucedido todo, pero sus palabras se evaporaban torpemente al salir de sus labios.
- Encontraron su cuerpo hace cuatro días tendido sobre el suelo de su habitación.
Lara hablaba muy lentamente y parecía que las palabras se le trabaran en la garganta. Ella también estaba llorando y en su interior, su alma estaba siendo mutilada también, puesto que ahora, sus cuerpos eran uno solo. Sin embargo, Lara no mencionó aquél dato. No importaba lo que sintiera o dejara de sentir en ese momento. Ella no podía compartir el dolor que Kyle sentía por su entrenador. Había hablado con el viejo hombre en muy pocas ocasiones y, aunque había llegado a quererlo de alguna forma, nunca podría hacerlo del modo en el que Kyle, Luca, Paul o cualquiera de ese refugio lo hacía. Seth había sido lo más parecido a un padre que Kyle poseía y por respeto a ese vínculo, le dejó llorar, fustigarse a sí mismo, arañarse los brazos intentando demostrarse que no era más que una cruel pesadilla. Le permitió desmoronarse aunque ella también lo hiciera.
Tanto Kyle como Lara sabían que lo ocurrido aquella noche sería uno de sus secretos mejores guardados, pero justo en ese momento, todo parecía carecer de importancia ante la amenaza que la desconfianza, enemiga de todo grupo, empezaba a tejer sobre la moral rebelde. Seth había sido asesinado, pero, ¿por quién?

ESTÁS LEYENDO
La Marca
Ação¿Cómo te sentirías si al cumplir los 17 años te obligasen a cometer un asesinato? Cada noche, Lara, desde su ventana, oye disparos, gritos, miedo... Esta harta de esto, se siente fuera de lugar, no se quiere, planea quitarse la vida, pero, ¿qué es m...