Capítulo 22

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La luz del alba entró por los rotos cristales e inundó poco a poco la habitación, despertando a Lara. Le costó varios segundos asimilar su nueva situación. Anoche, Lara se levantó y tendió ambas almohadas del sofá verde sobre el duro suelo y allí se tendieron para pasar la noche, con las sirenas aún sonando en la lejanía.

Lara se incorporó frotándose los ojos. Repasó la sala de punta a punta y reparó en una silueta oscura cerca de la chimenea. La adrenalina la abrumó casi de inmediato. La silueta reparó en que estaba siendo observada y tuvo la sensatez de esconderse detrás del sofá, por lo que Lara llegó a pensar que era una alucinación suya. Se levantó movida por la curiosidad y se acercó hacia el sofá. El visitante se fue moviendo a medida que Lara se acercaba a él, por lo que acabaron dando una vuelta entera al mueble.

- Esta bien, dime quien eres. Me he cansado de perseguirte -. Sentenció Lara tajante al mismo tiempo que se incorporaba y se cruzaba de brazos. Ya no tenía miedo. Si la sombra hubiera querido atacarles, ya lo habría hecho. Aún así, no podía quitarse de encima la sensación de incomodidad que la invadía. ¿Y si era alguien de La Marca? Quizá un espía que ahora correría a avisarles de su situación.

Poco a poco la silueta se recortó en el otro lado del sofá y Lara se sorprendió al ver un chico pálido y demasiado delgado, con unas bolsas bajo los verdes ojos que le recordaron vagamente a Liam. Pensar en su otro hermano le produjo una punzada de dolor, hacía demasiado tiempo que no lo veía y se sentía culpable por no haberlo buscado en el hospital. Quizá ahora también estaba muerto.

- Me llamo Axel -. Murmuró el chico con voz ronca.

Lara titubeó antes de responder.

- ¿De qué color son tus ojos, Axel?

- Verdes -. Respondió él y el rastro de una sonrisa siniestra apareció rápidamente en su rostro.

¿Significaba eso que era un palea? Lara dió un paso hacia atrás, ahora claramente asustada. El chico, con su palidez extrema y su sonrisa diabólica, la observaba divertido. Quizá tenía órdenes de matarlos pero quería divertirse antes. De hecho, la crueldad es la principal cualidad que diferencia ambas especies.

Lanzó una mirada nerviosa a Kyle y llegó a odiarlo al ver que aún dormitaba sobre el colchón, con un brazo sobre su arrogante cara. Desvió la mirada hacia las mochilas. ¿Sabría Axel de la existencia de los libros? Si lo sabía, seguramente tenía órdenes de llevarlos a la sede central o a donde quiera que los llevaran. Volvió la mirada hacia los ojos del chico, ahora claramente verdes por la luz que entraba a raudales en el salón. No debían ser más de las once de la mañana.

- Yo sí sé tu nombre, Lara -. Axel pronunció su nombre de una forma divertida, sabiendo que iba un paso por delante de ella y disfrutó de la estupefacción de la chica, que no entendía nada.

- ¿Quién eres?

- Nadie. Y a la vez todo. Soy tu pasado, tu presente y tu futuro. Por eso estoy aquí.

- ¿Qué? Mira, vete. Voy armada. Y sé usar un arma. Vete ahora y aún saldrás con vida -. Lara intentó que su mentira sonara convincente. De hecho, había visto un titubeo en su semblante antes de que el chico soltara una gran carcajada.

- No fuiste capaz de acabar tu prueba, Lara Ager. No vas armada. El único que podría hacerme algo es Kyle, y está drogado. Me he encargado personalmente de ello.

Lara no pudo evitar sorprenderse por ello. ¿Quién era ese tío? Pero también estaba asustada. No tenía a Kyle y Axel sabía su nombre. No, no sólo sabía su nombre, también sabía que no había podido completar su prueba, por lo que nunca había disparado un arma. Corrió junto a Kyle y lo zarzarandeó con fuerza, pero el chico no respondía. Lara estaba asustada. Gritó su nombre con la desesperación en su voz y acabó dándose por vencida. Abrió la mochila bajo la atenta mirada de Axel y rebuscó en su interior hasta dar con una pequeña navaja. Casi suelta una carcajada al examinar la pieza con la que se tendría que defender en un momento dado. Oyó la risita burlona del chico pero no le hizo caso. Llena de valor, se levantó y lo encaró.

- ¿Quién eres y qué quieres?

- Ya te lo he dicho. Soy Axel y… te quiero a ti. Aparta ese cuchillo de untar mantequilla, con eso no puedes hacer nada.

Lara no le hizo caso. Examinó de arriba abajo el delgaducho cuerpo de Axel. Ni de lejos era tan fuerte como Kyle y eso hizo que albergara la esperanza de poder tener una oportunidad en caso de que hubiera un posible combate cuerpo a cuerpo.

- Lara, vas a venirte conmigo -. Prosiguió el chico. - Puedes venir voluntariamente, o puedo dejarte inconsciente y cargarte, al fin y al cabo no eres gran cosa.

- No pienso dejar a Kyle solo. Y no pienso irme a ningún lado contigo, así que vete y diles a tus superiores que no nos has encontrado.

Axel soltó una fuerte carcajada. La chica era patética en esa situación. Le habían hablado de ella, había estudiado sus moviminetos al milímetro, pero nunca pensó que podría resultar tan divertida.

- Aún no lo entiendes, ¿verdad? No depende de ti, no es tu vida la que está en juego, es la mía -. Axel dió un paso hacia ella, a lo que Lara respondió, inconscientemente, con un paso hacia atrás. El chico ladeó la cabeza, atento al movimiento y en un rápido movimiento, apareció detrás de la chica, le tapó la boca y la golpeó en la nuca, dejándola inconsciente al momento.

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