Tres golpes decididos en la puerta sonaron con la intención de despertar a Lara, pero ésta, ya estaba despierta. Los nervios la habían tenido vagando entre las pesadillas y la vigilia. Se había duchado y vestido con los mismos pantalones de chándal de ayer. Quería empezar cuanto antes su entrenamiento y descubrir de lo que era capaz, pero sobre todo, tenía ganas de conocer a Seth, quizá el supiera algo sobre Luca.
Se acercó a la puerta y la abrió con expectación máxima. Delante de ella se encontraba un hombre de unos sesenta años. Unas gafas de culo de vaso rodeaban unos ojos tan oscuros y arrugados que parecían negros. Pero lo que más le llamó la antención a Lara, no fue la gran calva canosa que coronaba su cabeza, o el brillante bastón en el que se apoyaba, sino el divertido y poblado bigote que le ceía sobre su labio superior. El hombre ni siquiera se inmutó al ver a la chica, pero ésta, estaba claramente sorprendida.
- ¿Es usted Seth?
- Así es. Encantado, niña. Durante el resto de tu estancia aquí, seré tu tutor. Espero que puedas integrarte en tu nuevo entorno rápidamente. ¿Qué tal estás?
Lara parpadeó confundida. La voz del hombre era familiar y cercana. Le infundía respeto, pero también confianza.
- B-bien, supongo. ¿Qué haremos hoy?
- Veo que tienes muchas ganas de empezar. Me gusta, me gusta. ¿Qué tal si primero me acompañas en el desayuno? Y así nos vamos conociendo. Tengo muchas expectativas puestas en ti.
- ¿Cuál es tu máximo objetivo en la vida? -. Preguntó Seth mientras se llevaba un pastelito de limón a la boca.
- ¿El mío?
- Me decepcionaría inmensamente que no tuvieras ningún objetivo, algo que te mueva. Toda persona capaz de razonar, debería tener una razón por la que levantarse cada día. Así que dime, niña, ¿cuál es tu objetivo en esta vida?
- Nunca me lo he preguntado, supongo que… ¿encontrar a mis hermanos? -. Respondió Lara en una mueca mientras el hombre asentía lentamente.
- En unas semanas, te lo volveré a preguntar y espero que entonces lo tengas claro.
- ¿Cuál es el suyo? -. Se sorprendió preguntando. Si Seth se soprendió, Lara no lo notó, pues su semblante no dejaba entrever ninguna reacción.
- Hacer que la causa por la que lucho tenga sentido. Que perdure durante todas generaciones que sean necesarias para que la Guerra acabe.
- ¿Y por qué causa lucha?
- Por la superviviencia de la raza humana y por la integridad de todas las razas y especies. Cuando la Guerra acabe, habrá un bando ganador y uno perdedor. Y después nosotros, los mestizos, que no pertenecemos del todo a un bando. Nuestra causa establece que en caso de victoria a favor de los humanos, los ampalea yatai tengan el mismo derecho que los humanos delante de un juicio. Pediremos que sean tratados dignamente y les daremos la oportunidad de volver a su planeta. En el caso de que decidan quedarse, siempre y cuando sea de forma pacífica, tendrán los mismos derechos, obligaciones y oportunidades que cualquier habitante de este planeta.
- ¿No cree que es algo utópico? -. Seth rió bajo su gran bigote y sorbió un poco de su té.
- Querida, ¿nunca has oído eso de que querer es poder? Esta es la utopía de miles de personas, de razas, de seres. No solo la nuestra o la humana. No somos unos asesinos. Si algo bueno tenían los humanos, era que ellos creían en algunos valores que hacían que su sociedad fuera un ejemplo a seguir. Ellos cuidaban al prójimo y procuraban que cualquier ser, nato o no nato, tuviera una serie de leyes que protegieran su integridad física o moral.

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La Marca
Боевик¿Cómo te sentirías si al cumplir los 17 años te obligasen a cometer un asesinato? Cada noche, Lara, desde su ventana, oye disparos, gritos, miedo... Esta harta de esto, se siente fuera de lugar, no se quiere, planea quitarse la vida, pero, ¿qué es m...