¿Cuánto llevaban corriendo? ¿Media hora? ¿Diez minutos? Lara no lo sabía. Tan sólo era consciente de un dolor permanente en sus cuádriceps. Sus gemelos le pedían a gritos que parara y sus pulmones hacían lo posible por hincharse de aire. Estaban bajo tierra, sin ventilación aparente, el aire era caluroso y pesado. La mano de Kyle mantenía un fuerte agarre sobre la suya y de tanto en tanto soltaba palabras de ánimo entre jadeos.
Sin embargo, la total oscuridad era lo peor de todo sin duda alguna. Constantemente, Lara chocaba contra el chico alto, o le pisaba los talones, provocando varios quejidos de dolor y una sarta de adjetivos relacionados con su torpeza.
La amplitud del túnel, según Lara había descubierto, no era más que metro cincuenta de ancho y de altura debía medir unos dos metros en la cúspide de la bóveda. La profundidad de este ya era otro enigma distinto y Lara tenía miedo de no hallar nunca la salida. Pero su principal preocupación no era la oscuridad, ni siquiera que pudiera no existir una salida, sino el hecho de que pudieran haber ratas. No había cosa más asquerosa para Lara que una rata de alcantarilla. Con sus cuerpos negros como el carbón, retorciéndose entre las sombras y con esos pequeños ojos rojos iluminados como faros. En ese momento se sintió la chica más estúpida del mundo. Estaban escapando de la ley, porque La Marca era la ley, y ella se preocupaba por si en ese túnel podrían habitar estos repugnante seres. Decidió no expresar su angustia con Kyle, no necesitaba que se riera de ella aún más.
En ese momento Kyle aflojó la marcha y Lara acabó colisionando contra su espalda.
- ¡Eh, tranquila! -. Jadeó el chico mientras se giraba hacia ella. - ¿Estás bien rubita?
- No me llames rubita. Y sí, estoy bien, gracias por avisar.
- Hay una bifurcación junto frente a nosotros. Paremos un rato antes de decidir qué dirección cogemos.
Lara no se opuso, así que los dos chicos, cansados, se sentaron uno en cada lado de la pared, estirando las piernas a lo largo del ancho del pasillo. Descubrieron que las mochilas portaban todo tipo de manjares envasados y botellas de agua, además de una caja de cerillas y un par de linternas con pilas, una navaja suiza y dos camisetas limpias. Y para la sorpresa de Lara, los tres libros de tapas doradas con las estrellas en negro. Sus libros.
- Luca ha dicho que protegieramos los libros. ¿Por qué?
- Porque La Marca los quiere, y si los quiere, no puede ser bueno. No sé, no conozco todos los detalles así que callate y comete tu sándwich o lo haré yo -. Dijo Kyle mientras mordisqueaba su sándwich.
- Está bien, nada de preguntas, pero quiero saber que es lo que tu sabes, a fin de cuentas, estamos en el mismo barco -. Replicó Lara mientras buscaba la linterna para alumbrarse.
Cuando dió con ella, Kyle se la quitó de la mano con un rápido movimiento de muñeca.
- Cállate -. Respondió el chico ante las quejas de Lara. - No me seas idiota eh. Los túneles no son seguros, no todos están bajo el dominio de tu hermano y su gente. Se supone que nadie sabe que estamos aquí abajo, no querrás decirle a todos aquellos de allí arriba que somos un blanco fácil, ¿no?
Lara se sentía como una estúpida por no haber caído en eso. En vez de pensar hacia dónde iba este túnel, de dónde procedía y porqué estaba allí, se había preocupado por las ratas. Que idiota. Decidió mantener su silencio.
- Lo de que durmieras en mi habitación no era por ninguna petición mía ni casualidad -. Rompió Kyle el largo e incómodo silencio. Lara lo miró en la oscuridad. - Los de arriba ya esperaban este ataque, lo habían estado esperando durante varios meses, pero predecían que sería mucho más tarde. Te pusieron a mi cargo porque sabían que tarde o temprano escapariamos por este túnel con los libros. Tan sólo sé que no deben encontrarlos.
- ¿Sabes hacia dónde conduce este túnel?
- Técnicamente no es un túnel, en su momento fueron algunos de los callejones más oscuros y estrechos de la antigua ciudad. Después de la tercera guerra, estaban tan devastados que empezaron a construir encima, levantaron edificios y poco a poco, estas calles fueron cayendo en el olvido a medida que el asfalto las tapiaba. Y no, no sé hacia dónde conducen.
- ¿Entonces?
- Seguimos indicaciones. De mi bisabuelo Jake. ¿Te acuerdas de él?
- El autor de uno de los tomos, junto a Aria... Juno, cómo sea. Pero... Él está muerto.
- Pero no sus memorias, querida niña torpe -. Antes de que Lara pudiera replicar, Kyle empezó a recitar. - "Dos mil metros recto por la calle Tallers. Derecha. Seiscientos metros. Recto. Cuatrocientos. Derecha. Al siguiente cruce, avanzamos hasta llegar a las calles principales, corrimos en dirección noreste hasta dar con los campos".
- ¿Y qué significa esto? -. Preguntó Lara desconcertada.
- ¿No me has oído? Es la salida.
- ¿Hacía qué?
- Según Jake, hacia lo seguro.
Seguridad. ¿Desde cuándo esa palabra estaba en su vocabulario? Su vida jamás había sido segura. Si salías a la calle por la noche, la Muerte te buscaba con las mismas ansias en que el perro olfatea su presa. El mundo no era un lugar seguro, ni ahora ni nunca. ¿Qué iba a tener el futuro de diferente?
En silencio, comieron sus sándwiches. Al acabar decidieron dormir un poco, necesitaban estar a tono si querían llegar al final del túnel. Se estiraron en el frío suelo y apoyaron sus cabezas sobre las mochilas. Lara cerró los ojos e inspiró profundamente. Quería volver a casa, con sus padres, con sus vecinos, con sus hermanos... Olvidar todo e intentar fingir ser feliz. Se dió cuenta, en ese instante, de que por muy mal que puedas llegar a estar, siempre puede ir peor y eso, de alguna forma u otra, le invadía de esperanza, pues todo lo que baja, sube. Su vida no podría ser un caos para siempre, en algún momento volvería a sonreír, como lo había hecho en ese pequeño ascensor. La imagen de Luca despidiéndose de ella le vino a la mente y una sensación de tristeza le sacudió todo su cuerpo. Ahora que había recuperado a su hermano, no podía dejarlo marchar otra vez. Debía volver con él, saber si estaba vivo. Tenía que estar vivo. Pero por otra parte, sabía que dar media vuelta era la mayor estupidez que podría hacer. "Confía en ti misma y en él. En nadie más", le había dicho. Pero, ¿cómo confiar en ella si ni siquiera sabía de lo que era capaz? Por ahora se dedicaría a cumplir su misión, a mantener silencio y a seguir a Kyle y, cuando todo esto acabara, volvería junto a sus hermanos. Volverían a estar juntos. Pero...
- ¿Y si morimos antes de llegar? -. Preguntó Lara en un leve susurro.
- Duérmete -. Le ordenó Kyle medio adormilado.
- ¿No tienes miedo?
- Claro que tengo miedo, el miedo te mantiene alerta y en movimiento. Duérmete -. Repitió Kyle, esta vez más contundente.
Lara decidió no insistir. Se dió la vuelta acomodándose en el duro y frío suelo y con el ritmo acompasado de los latidos de su corazón y las tranquilas respiraciones de Kyle como orquesta, Lara se sumió en un profundo y reparador sueño.
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La Marca
Action¿Cómo te sentirías si al cumplir los 17 años te obligasen a cometer un asesinato? Cada noche, Lara, desde su ventana, oye disparos, gritos, miedo... Esta harta de esto, se siente fuera de lugar, no se quiere, planea quitarse la vida, pero, ¿qué es m...