Capítulo 33

243 18 2
                                        

Alguien gritó una serie de órdenes, pero Kyle no pudo oírlas, un pitido en la oreja le atormentaba el cerebro. Una sensación de pánico se apoderó de él y quiso chillar, pero no se escuchó. Observó su entorno, buscando a Luca con la mirada, pero solo encontró caos y horror. El avión se había estrellado; definitivamente el enemigo había ganado esa partida de “hundir la flota”, pero no habían ganado la batalla, pues había supervivientes, o al menos, uno, Kyle. La cola del avión se había desprendido totalmente del cuerpo, pero por suerte, no se encontraba ningún tripulante en esa zona en el momento del choque. Los asientos habían sido desprendidos por sistema automático del cuerpo del avión, y, con la ayuda del paracaídas, cada tripulante se había dejado caer con gracia evitando así, una muerte por… espachurramiento.

Kyle se incorporó costosamente entre quejidos de dolor y comprobó, con gran alegría, que como mínimo podía mantenerse en pie. Observó otra vez su entorno, pero sólo advirtió pedazos humeantes de lo que una vez fue una gloria aeronáutica. Gritó el nombre de Kira, pero no pudo oír una respuesta, no pudo oír nada, ni su propio grito. Se golpeó las orejas con fuerzas, para anular el pitido, pero fue en vano. Bostezó y ejercitó la mandíbula, el pitido seguía allí, constante e incansable, como si se negara a abandonarlo. Empezó a asustarse, ¿y si se había quedado sordo? No, se negaba a pensar eso.

- ¿Kyle que no me oyes? -. Preguntó Kaya posando una mano sobre su hombro, pero Kyle no la oyó, pegó un bote al notar el tacto y se apartó sorprendido. Kaya lo miró extrañada. La chica llevaba su larga melena reocgida en una cola de caballo, ahora totalmente despeinada. A parte de algunos cuantos arañazos, el chico no encontró ningún motivo por el que alarmarse. - Kyle, soy yo, ¿estás bien? ¿te has roto algo?

Kyle vió que los labios de Kaya se movían, reprimió las lágrimas, asustado por no poder oír, y se centró en intentar leerle los labios. Cuando comprendió lo que la chica intentaba decirle, Kyle le hizo señas, intentando hacerle entender que no podía oír nada. A la tercera repetición la chica lo entendió y tuvo que reprimir el impulso de llevarse las manos a la boca de puro horror. Kyle asintió entristecido.

Oh dioses, Kyle… Lo siento muchísimo… Pero tranquilo, seguramente será por la presión.

Ojalá sea eso… Espera… ¿Estás en mi cabeza? ¿Y te estoy respondiendo? ¿Me oyes?

Kaya sonrió ampliamente y asintió.

- Solo puedo hacerlo con personas a las que conozca mucho, y no puedo mantener conversaciones muy largas, después me duele mucho la cabeza. Con Kira puedo hasta transmitirle imágenes, y ella también a mí, pero creo que es porque somos hermanas -. Dijo a sabiendas de que el chico no podía escucharla.

No sé qué es lo que has dicho, no puedo oírte.

Pensó Kyle en su mente

No importa. Deberíamos ir a buscar a los demás.

 

Mientras Kaya iba llamando a los distintos miembros de la misión por su nombre a la espera de una posible respuesta, Kyle iba observando su entorno. Al no poder oír, su instinto se hizo mucho más fuerte y su vista se hizo aún más curiosa. Su mente se había acostumbrado al pitido, así que ya no lo oía, de hecho, ya no oía nada, y eso lo asustaba aún más. Echaba de menos el constante y persistente pitido, como mínimo le hacía sentir algo, le hacía compañía, le decía que no estaba sordo, o al menos, lo esperanzaba de eso.

- ¡Kyle! ¡Kaya! ¿Estáis bien? -. Los llamó desde atrás Axel. Kaya le puso una mano a Kyle y este se giró.

Axel se aguantaba el brazo contra el pecho, tenía varios arañazos en las mejillas y las manos manchadas de hollín.

La MarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora