Capitulo 8

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-Levántate-escucho la voz de mi maestro a la distancia-Seras Victoria arriba!

Mmm que estaré soñando?

-no me dejas más opción-dicho esto siento como algo frío me despierta de mi plácido sueño.

-QUE?!-chilló cuando me levanto-que es..?

-buenas noches Seras victoria-dice serio-levántate! Tenemos que ir al cuartel, camina, te he dejado ropa en la silla-dicho esto salió de la habitación.

Toco mi ropa mojada por culpa de la cubeta de agua helada que arrojó sobre mi. Hago una mueca y salgo de la cama de mi maestro.

En la silla de la habitación estaba un simple vestido azul oscuro sin muchos detalles y unas botas negras. Me dirijo al baño con el bulto de ropa en mis brazos y al ponerla encima de la encimera me doy cuenta de que también había ropa interior, una muy reveladora ropa interior.

-no puede ser-dije sonrojándome hasta las orejas, demonios mi maestro había comprado eso?

Las bragas eran negras con rojo hechas en con un fino encaje que al tacto era muy suave. El sujetador era igual, todo hecho de encaje, sin ningún tipo de parte sólida que cubriese algo de mi ahora albina piel.

Dejo las prendas junto con el vestido y me meto en la ducha, el agua caliente me quema la piel pero la dejo así, necesito que algo me relaje de todo lo que está pasando.

Me descubro a mi misma en un tren de emociones que va a toda velocidad, o mejor dicho, mi ahora maestro es el tren, y tengo miedo de que me estrelle.

No he tenido tiempo de aceptar todo lo que me ha pasado. Ya no soy humana, soy un ser de la noche, de la oscuridad, una Draculina. Me encuentro a mi misma soñando con lo que hubiese sido mi vida. Quería ser policía, la mejor de las mejores como lo fue mi padre, tal vez algún día hubiese querido casarme con alguien que me amara y haber tenido un hijo o dos. Si, esa típica vida humana que ahora se esfumaba como humo en el aire.

Mis lágrimas empiezan a caer, se sienten pesadas y calientes, y, cuando miro hacia abajo, descubro que no son de agua, sino de sangre. Estoy llorando pesadas lágrimas de sangre, pero ya no me sorprende.

Recuerdo los dos encuentros que he tenido con mi maestro, ambos me han dejado claro que, en lo que respecta a la tentación, soy débil, no puedo soportar la tentación que mi maestro representa y esa tal vez es la prueba, bueno, una parte de ella.

Empiezo a hacer conexiones, me dijo que me enseñaría a controlarme, pero a controlar que? Que sería eso que con tanta perversión mi maestro quiere que aprenda?

Miro el piso de la ducha que ahora está rojo por mis lágrimas, sangre...

LO TENGO! Me tienta con su cuerpo, con su sensualidad, con mi hambre de el y yo caigo como mosquito al azúcar! Busca que controle mi tentación hacia el porque así puedo controlar mi hambre de sangre! Lo había leído en uno de los libros que Pip nos había dado cuando planeábamos revelar que era un vampiro! El Bloodlust! Es la sed incontrolable de sangre que tienen los vampiros, en especial los novatos. Buscaba que no tuviera arranques, y es por eso que cuando Integra lo golpeó y yo lo defendí de primeras me miró extrañado para luego recobrar la compostura, había tenido un arranque de ira, así mismo o peor podía ser uno de hambre?! Tenía que controlarme, y por ende trazar un plan para que la próxima vez que mi maestro me hiciera algo fuera él el que cayera y no yo.

Salgo de la ducha y me doy cuenta de que la primera ventaja que me había dado mi maestro, de la cual podía ser consciente o no, era la ropa interior que me había regalado. El modelito es bastante sensual y atrevido, puedo usarlo a mi favor.

Empiezo a hacer memoria mientras me visto, la vez que me llevo en su coche la tensión sexual era palpable, pero no era sólo mía, podía notarlo visiblemente incómodo. La ventaja era que mi maestro también luchaba contra la tentación que yo representaba.

Podía invertir los papeles? Si, pero solo si lograba tomar yo las riendas. Decidida termino de vestirme y salgo, encuentro unas botas cafés de combate debajo de la silla donde estaba la ropa. Me las pongo y salgo.

Me doy cuenta de que tengo que levantar defensas mentales para evitar que mi maestro pueda leer mi plan o anticiparlo de alguna forma. Hago lo que puedo y me calmo para no levantar sospechas.

Cuando salgo del extenso pasillo veo a mi maestro, vestido con un extraño traje que le queda bastante bien. Pantalones de algodón negros con botas de equitación cafés oscuras, camisa blanca, chaleco negro y gabardina roja, moño rojo y un sombrero de ala abierta rojo. Miro sus manos que ahora están forradas con guantes blancos los cuales en la parte anterior de la mano tienen una especie de pentagrama. Es el mismo que apareció cuando me explicó que no podía irse del lado de Integra.

-vamos Draculina-dice con voz gruesa y pesada, de cierto modo suena agotada-Integra nos espera.

Bajamos y salimos a la oscuridad de las calles, son las 10 de la noche y aún hay algunas personas en las calles, pero el silencio es el mayor invitado esta noche de luna menguante.

Mi maestro salta de pared en pared y llega al techo del edificio, me mira detrás de los cristales de sus gafas de cristales anaranjados esperando a que lo siga. Yo tomo aire e imito su acción, sorprendida de la alta resistencia física que ahora presento. Siento que mi cuerpo es como el de un felino, ágil y resistente.

-bien hecho, veamos si me sigues el paso-dice con una sonrisa de medio lado y desaparece a gran velocidad saltando por los tejados.

Yo imito su expresión y salgo disparada hacia el imitando sus acciones. Logro igualarlo y el me mira, soltando una risotada gruesa y algo siniestra, cargada de exquisita diversión y promesa mientras me pone retos para ver si logro mantenerme a su paso.

Yo siento que mi cuerpo vuela solo, corre solo, salta solo. No siento ni el mínimo esfuerzo y mis ojos solo pueden ver a mi maestro a tan alta velocidad.

Logro igualarlo nuevamente y el sigue sonriendo, solo que esta vez soy yo quien ríe de una forma tan demencial que hasta a mi misma me sorprende.

Seguimos corriendo y saltando, ambos a la par. Es como si mi cuerpo y el de el estuviesen diseñados de tal forma que encajen perfectamente uno con el otro, que nuestros movimientos sean parejos y sincronizados.

Diviso la estructura de la academia, que demonios? Por qué me está llevando a la academia? Veo que efectivamente paramos en frente de la verja negra con una H de la edificación.

-maestro, que hacemos aquí?-pregunto

-ya te mostraré-dice con tono divertido mientras traspasa la reja, yo puedo hacer eso?-si puedes, solo concéntrate-pego un brinco ante su respuesta, maldita sea me leyó la mente!

Cierro los ojos y me concentro, pienso en que soy intangible y me acerco lentamente a la verja, cuando los abro otra vez ya estoy al lado de mi maestro.

-muy bien-dice y sigue caminando a paso lento por el camino de tierra hasta la edificación.

La luna nos sigue, su luz hace todo sombrío pero a la vez el silencio me relaja. Mi maestro sigue con su sonrisa burlona y rompe el silencio.

-hermosa noche no lo crees Seras Victoria?

-si maestro-digo aún sin despegar la vista de la luna.

Llegamos a la puerta y el vuelve a traspasarla, yo hago lo mismo y me lleva hasta el tercer piso de la academia, allí ágilmente traspasa una pared que está al fondo del pasillo, yo lo imito y llegamos a una oficina gigantesca con libros y alfombras antiguos.

-bienvenida a la organización Hellsing Seras Victoria-dice una voz femenina detrás de mi.

Pero que demonios?...

Mi maestro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora