Especial romance lemmon 😏1/3

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Me encontraba caminando por los pasillos de la mansión Hellsing. Ya casi era hora de que amaneciera, por ende, tenía un sueño mortal.

Estaba muy cansada, las prácticas con mi maestro y las misiones de Integra consumían toda mi energía.

Pero algo que la consumía aún más eran mis pensamientos, oh mis tortuosos y deliciosamente dulces pensamientos.

Alucard...mi maestro...oh amor prohibido...como me dueles. Me dolía, enserio que me dolía saber que mi maestro, el hombre que me dio la vida y que me educa bajo su ala, jamás se fijaría en una niñata como yo.

Y es que teniendo a Integra como ama mi maestro no necesita fijarse en ninguna otra mujer. Ella, la mujer de hierro, la gran Integra Hellsing, de impecables modales y belleza clásica, ella es quien tiene el corazón de mi maestro en sus manos.

Es que es perfecta! Valiente, directa, dominante, resistente, ella es la mujer hecha para ser la condesa de mi maestro. Y pensar en eso me duele.

La verdad es que nunca los he visto juntos, bueno, más allá de los informes de las misiones y de alguna que otra ocasión de una conversación banal. Pero de igual manera la forma en la que mira a Integra me hiere más que una daga atravesando mi ahora muerto corazón.

Pero yo no debería estar sufriendo! Esos sentimientos son de humanos! Y como dice mi maestro, por qué yo he de seguir pensado como humano si ya no soy uno? Pero la respuesta en simple: aún en mi muerto y marchito corazón hay algo, una necesidad de conservar un lado humano. Es como una mariposa que aún quiere conservar su belleza y su brillo dentro de mi.

Y es que enserio me siento herida, no he llorado, porque no tengo la oportunidad, pero ahora, que camino sola hacia las mazmorras puedo entregarme al llanto.

Y lo haré, ya puedo sentir como esas pesadas lágrimas rojas como la llama más caliente me decoran las pálidas mejillas. No las oculto, ya no tengo que ocultar nada.

Lloro, como si mi no vida dependiera de ello. Dejo que todo el odio, la ira, la desdicha y la pasión no correspondida salgan por esas lágrimas de sangre.

Alucard pov

Espero a mi sirvienta en su habitación, quiero hablar con ella.

Su actitud en estos días a sido muy apagada, la verdad y para mi sorpresa, me molesta de sobremanera! No tolero a ver a Seras Victoria en su estado de depresión.

Me sorprendo teniendo sentimientos humanos, pero es que ya es tiempo de que salgan, mi orgullo no me puede hundir más. Me importa Seras Victoria! Ya! Ya lo dije, bueno, lo pensé.

Por qué tarda tanto?...

De golpe la puerta se abre dejando ver a mi draculina llorando amargamente. Oh mi Seras victoria, que ha pasado?

-por qué lloras Draculina?-digo con voz gruesa y sería intentando aparentar una calma que ni en mis sueños más placenteros puedo experimentar.

-yo...no pasa nada, maestro-demonios! No me va a contar.

Trato de leer su mente pero la a bloqueado, levantó sus defensas mentales para que yo no pudiera ver que pasa. Muy astuta pero si tengo que sacarte esa información a la fuerza lo haré pequeña mentirosa.

-Seras, los seres como nosotros no lloran porque si, ahora te lo exijo, que te pasa?!-mi tono sonó más agresivo de lo que quería pero parece dar efecto puesto que Victoria me mira horrorizada mientras deja que sus lagrimas sigan fluyendo-te lo advierto...

Ella sigue sin decirme nada y yo no puedo seguir aguantando. Verla de ese modo, como un pobre conejito asustado, mientras llora y tiembla me causa estrés y molestia, no, no es eso, lo que realmente me causa es dolor, es como si alguien clavara un cuchillo en mi alma oscura y lo removiera.

Mataré a quien la hizo llorar, lo juro.

-QUIEN TE HIZO LLORAR-gruño ya cansado de verla en silencio-SERAS VICTORIA, HABLA!-no me puedo contener y la agarro del cuello y la levanto contra una pared.

-usted...-susurra finalmente mientras lucha, sin muchas ganas, de soltarse de mi agarre

-que?-siento como si un balde de agua fría me hubiese caído encima. Soy yo la causa de su tortuoso dolor?

-maestro, usted...es el culpable-dice apenada cerrando los ojos e intensificando su llanto.

La suelto y ella cae al suelo respirando sonoramente. Demonios, mil demonios del más pútrido abismo condénenme por haberle hecho eso, por desatar el dolor de este bello ángel.

-perdóname-digo mirando las marcas de mis manos en su blanco cuello-Seras perdóname yo...-oh grandioso el gran Alucard implorando perdón, que más sigue? Yo corriendo con vestido de pastorcita en pleno día por el jardín?

-maestro...es una tontería yo-la interrumpo.

-no, Victoria, nada que corresponda a ti es una tontería-susurro agachándome a su altura, ella se ha sentado con las rodillas pegadas a su pecho, abrazándose a si misma.

-maestro...

-ahora dime, que dolor pude causar para tenerte sufriendo oh pequeña dama?

-yo...

Seras pov

Puedo decirle? Puedo confesarle mi amor? No lo sé, pero ahora, que estoy tan cerca de el y su aroma me embriaga estoy muy tentada, porque, que más puedo perder?

-maestro yo...-el sigue mirándome con esos ojos rojos tan brillantes, tan hermosos-yo lo amo.

Dicho esto pongo mi cabeza entre mis piernas y espero lo peor, que me rechace y se vaya sin siquiera mirarme, o tal vez que se ría de mí como ha hecho siempre.

Alucard pov

Oh benditas palabras, oh gloria resumida en cuatro palabras: "Maestro yo lo amo". Amor? Si, eso que me ha atormentado el pecho es amor, amor hacia mi preciosa Seras.

No tolero verla como perrito asustado, así que sonrío suavemente mientas levanto su rostro.

Y finalmente la beso.

Mi maestro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora