capítulo 18

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Me era imposible no pensar en el accidente de hoy,  jamás había visto a mi maestro en esa faceta.

-lo que viste, señorita mía, es solo una minúscula punta del Iceberg, ni siquiera yo que lo conozco de décadas he visto todo su poder-lo miro perpleja.

-esto...-no puedo gesticular, es demasiada información.

-los rumores que se hablan de tu maestro son cuentos diabólicos que asustan a los niños y hacen temblar a los adultos, no hay testimonios vivos de como es su poder en el nivel 0, y entenderás por qué-yo asiento.

Sebastian y yo entramos a una inmensa mansión. De fachada victoriana, con enormes jardines y salas.

-bienvenida a mi hogar Serás Victoria-me dice formal y elegante.

-wow-es lo único que puedo soltar.

-el gato te ha comido la lengua?-dice transformándose en un gato negro que se frota entre mis piernas-ó prefieres, el demonio?-vuelve a su forma normal en frente de mi.

-eres increíble-confieso.

-gracias, pero lamentablemente ante impresiones rápidas admito que tú, mi pequeña dama, eres aún más increíble que yo-lo miro intrigada-ese despliegue de poder en la mansión Hellsing fue completamente sorprendente, jamás imaginé que una draculina como tú tendría una fuerza como esa.

-solo grite.

-no, niña, estuviste a punto de entrar en un Bloodlust-yo niego con la cabeza.

-no entiendo-el sonríe.

-el Bloodlust es un ataque que tienden a tener las draculinas o los siervos, normalmente es ocasionado por una tentación de sangre, pero en tu caso, fue la ira lo que lo despertó-el me toma de la mano y me guía escaleras arriba-tus ojos se encendieron como si fueran lava ardiente, por eso Alucard te miro como te miro, se supone no debes tener esos ataques.

-podría manejarlo si volviese a ocurrir?-el asiente.

-con entrenamiento pesado puedo transformar ese Bloodlust en un Bloodrage de ataque, pero es difícil ya que nunca has consumido un alma humana, necesitarías mucha fuerza de voluntad y sobre todo, equilibrio-yo dudo, no tengo nada de eso, hoy por mi furia casi destrozo la mansión (no hubiese sido tan malo), soy muy sentimental.

-está bien, pero no ahora, estoy agotada-miro por la ventana como los primeros rayos de sol se asoman en el horizonte.

-los días son rápidos-comenta para si mismo, luego voltea a mirarme-sígueme.

Caminamos por un pasillo extenso con muchas habitaciones, se adentra a una cercana a la del final del pasillo.

-está será tu habitación, espero que sea de tu agrado, descansa, yo estaré abajo en la biblioteca o en La Cocina, tienes permitido explorar por allí pero por favor no salgas de la propiedad, mis campos protectores cubrirán lo suficiente para que no te detecte Alucard pero el no es un idiota, sabe muy bien que estás conmigo así que no te alejes-yo asiento y miro la habitación.

Tiene una enorme cama con doceles y sabanas de diseño antiguas, una chimenea apagada y cortinas pesadas y oscuras.

-no duermes?-el suelta una risotada.

-no pequeña-da media vuelta con elegancia y me mira-descansa.

Cierra la puerta. Escucho sus pasos a lo largo del pasillo hasta que se disipan. Yo solo puedo tirarme en la cama y frotarme contra las sabanas.

Ni siquiera se que día es hoy, estoy perdida en el tiempo, es como si mi vida ordinaria hubiese desaparecido en un mar de acontecimientos paranormales y locuras sin sentido. Miro el techo de la cama en busca de respuesta que obviamente no están allí.

-debería beber sangre humana?-me pregunto en voz alta.

Mis pensamientos giran en torno a ese tentador deseo, como dijo Sebastian, controlarme sería más fácil si tuviera almas en mi ser, pero la sola idea de agarrar el cuello de alguien inocente que puede tener familia me retuerce las tripas. Pero mi maestro si es un asesino, el si desgarraría todas las traqueas del mundo si pudiera.

-y puede-digo irónica.

Observo la pequeña franja de luz que se cuela por las pesadas cortinas de la habitación, esa franja es como mi libertad con respecto a mi maestro, habrá un momento en el cual sea tan fina que ni siquiera la mismísima luz pueda pasar por allí, y será el momento en el cual quede condenada para siempre...

[Alucard POV]

Me remuevo inquieto en la cama de Integra, realmente quiero salir de aquí.

-Quieres quedarte quieto? Arruinas el momento-susurra Integra acostándose en mi pecho.

-Qué momento?-digo yo burlón.

-El momento en el cual disfruto el hecho de que me hayas hecho tuya antes que a esa niña-Ronronea.

-Te hice tan mía como a la puta que me tome hace dos noches-me levanto sin importarme que me mire rayado.

-perdón?-ella empieza a apretar la mandíbula.

-ya me escuchaste-digo vistiéndome-Integra no te tomes esto enserio, te hice mía por burdo placer-ella sonríe.

-pues al menos yo probé el fruto prohibido, no como la niña que salió huyendo ayer-Se lo que intenta, sabe que me duele lo que le hice a Seras ayer, pero era lo mejor, ya me estaba presionando a mis límites, y haber escuchado su pensamiento con la idea de ofrecerse a mi me estaba enloqueciendo.

-deja de valorizar tanto nuestro encuentro, yo solo te follé como una puta en celo porque tenia que matar el deseo que tenía por Seras Victoria-le revelo, ella se pone roja de la furia y me lanza el cenicero que tiene en la mesa de noche, cosa que esquivo con facilidad.

-no entiendo que tanto le ves a esa niñata, tienes tremenda mujer y te vas con reverenda-la interrumpo.

-reverenda que Integra? Ya viene el diablo a hablar de males, es mejor que te ahorres tus comentarios acerca de Victoria-dicho esto abandono la habitación a la par que enciendo un cigarrillo.

Salgo de la mansión cuando el sol ya está por tocar las primeras cumbres de un cielo anaranjado. Me pongo mis típicas gafas de sol redondas y camino hacia mi coche, me monto y conduzco con tranquilidad fingida por las vespertinas calles de Londres. 

Sé donde esta Seras, es mas que obvio que está con Sebastian, pero no la pienso buscar, no, aunque mi muerto corazón llore su ausencia me niego a perseguirla, ya la veré el lunes en la academia, y allí mi pequeña draculina es donde más sucio voy a jugar.

No puedo negar que su ausencia me duele, aun su mirada asustada se me clava en el pecho como la estaca de Van Hellsing. Pero la que mas duramente me penetra la ausente alma es la mirada de rabia que me lanzó antes de desplegar una pequeña muestra del poder que oculta en su interior. Ese Bloodlust no es un chiste, y si aprende a controlarlo apropiadamente seria mortal, pero conozco a Seras, es torpe, increíblemente sensiblera y asqueada por la sangre humana, sería un milagro que logre durar 5 minutos de combate sin desmayarse.

Suelto el humo con poética elegancia, miro al frente y diviso la fachada de mi edificio. Acelero y en menos de 10 minutos ya estoy en el ascensor.

Al entrar en el apartamento me encuentro con una escena bastante gore, miles d plumas negras regadas por el piso, tres cuerpos ya fríos y tiesos en mi suelo de mármol. Ruedo los ojos antes de utilizar mis poderes para eliminar la escena. Conozco los cuerpos inertes, son los perros de ese hijo de puta que está detrás de Seras.

Suelto un bufido antes de dirigirme a mi habitación y lanzarme en la cama. Agarro la almohada que tengo en frente y la pego a mi nariz, el embriagante olor de Victoria me corroe hasta los huesos, es tan seductor como dulce e increíblemente embriagador. 

-Oh mi Seras Victoria, ya volverás a mi-digo mientras sonrío de manera sádica al amanecer que ilumina mi ventana.


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