Capitulo 24

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*Seras POV*

Pasan los días, pasa el tiempo...

La misión fue un éxito si a información se refiere, mi maestro ha logrado ver un poco del origen de aquel vampiro, y lo que vio no le gustó para nada.

Akuma ya estaba nuevamente de pie, vivita y coleando como siempre. Después del accidente mi maestro se centró en ayudarla, y yo no podía hacer nada más que aguantarme los pensamientos y tratar de evitar que mi sangre hirviera ante aquellas escenas. Tenía celos, demasiados, celos de aquellos ojos vino tinto que tenían a mi maestro arrodillado a sus pies como un esclavo.

Nuevamente volví a la escuela. Todo en ella era normal, pero se me hacía difícil mirar a los profesores a la cara, recordar a mi profesor de matemáticas con bayonetas y campos mágicos me era una distracción aunque a veces se me escapaba una risa o dos.

Historia, eso si, era la peor materia que tenía. La tensión que sentía en cada clase era tan grande que hasta Pip y Schro se daban cuenta, y ni hablar de Rip que buscaba mi mirada casi toda la clase en un interrogatorio psíquico que trataba, con todas sus fuerzas, de cumplir:

La clase iba con normalidad ese día. Era miércoles e historia era mi última clase. Ese día no había venido Rip a clase por estar enferma. Observe a Pip, este garabateaba en su cuaderno mientras observaba con recelo al profesor Alucard. Si había alguien con odiase esta clase era él.

Vuelvo mi mirada al profesor Alucard. Está de mil demonios con ese traje negro, corbata negra y camisa blanca. Su cabello está atado como siempre y lleva puesta sus gafas de montura gruesa.

Está explicando algo con respecto a la Segunda Guerra Mundial, el tema es sumamente interesante y Schro parece estar entretenido con la clase. Pero mi mente está en el campo de batalla recordándome una y otra vez las estúpidas razones que tuve para interferir. Me seguiría rompiendo la cabeza por eso? Si.

Pero las razones que daba en un intento por no ser tan estúpida cómo parecía siempre se unían a una misma razón, y aquella era mi amor devoto por mi maestro. A pesar de ser libre dependía mucho de él aún, no sabía nada, nada. Mis poderes eran apenas un cachito, la punta más mínima de un Iceberg de posibilidades, contrario a mi maestro, quien, por Akuma, me he enterado que posee un arsenal de poderes tan destructores que las restricciones no bastarían.

Integra lo tenía atado como un perro. Miré sus guantes, blancos, pulcros, pero yo sabía que ocultaban un sello que atormentaba a mi maestro. No era tonta, sabía que, el deseo más grande de aquel hombre en frente de mi, era ser libre, ser libre y morir.

Me daba rabia pensar en él como un esclavo, y ahora yo también era una esclava, una esclava de él, de su atención, de sus deseos. Pero la rabia y los celos también me hicieron darme cuenta que era esclava de un esclavo. Era como ser la mascota de la mascota de una esclava de una monarquía. El culo del sistema, de la pirámide.

"Tus sentimientos me están atormentando" La voz de mi maestro resuena en mi cabeza.

"Por qué? Creí estarlos ocultando bastante bien" replico.

"Dije sentimientos Seras, tus pensamientos durante mi clase, a pesar de serme de interés, no han representando una distracción en lo absoluto, en cambio, tus sentimientos de culpa, de dolor, de rabia y sobre todo, celos, atormentan este corazón muerto" quería gritar en ese momento.

Era la primera vez en días que nos dirigíamos la palabra más allá de "hola" y "adiós".

"Si lo desea me puedo retirar" digo yo, pensando en la tristeza tan profunda que inundaría mi corazón.

"Ahora tu tristeza me atormenta Seras" insiste él.

"Perdón" fue lo único que se me ocurrió decir.

Mi maestro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora