Juventud

1.2K 138 62
                                        

Las labores de limpieza continuaban suspendidas, no se tomarían riesgos innecesarios, en vez de eso Hiroshi había mandado a un par de hombres a inspeccionar el perímetro en busca de señales de Amon, debían localizar al enemigo, sin embargo no hubo ningún rastro de forasteros, o al menos no lo había hasta el momento lo cual mantenía la calma en todo el asentamiento, Varrick había sido interrogado de nuevo y aseguró que Amon andaba cerca, sus palabras eran sinceras, la morena lo había comprobado, así que debían mantenerse alertas.

Mientras tanto la morena intentaba descifrar una manera para evitar la pérdida de vidas, después de todo era su labor crear la paz en el planeta, alcanzar un equilibrio, suspiró, al final solo había una respuesta, si las cosas llevaban a ello no le quedaría de otra mas que mostrarse tal cual era, el nuevo Avatar.

Otro día había llegado a su fin y ella descansaba sentada afuera de la casa de los hermanos, sin importarle el frío de la noche meditaba sobre todo lo que había vivido hasta el momento, ya tenía una misión asignada por los espíritus, pronto debería partir a Ba Sing Se, antes de eso se encargaría de purificar los deshechos que habían juntado en el asentamiento y se aseguraría de que la disputa con Amon terminara bien, una vez quedara eso listo debería continuar su viaje, de pronto sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escuchó pasos detrás de ella, la puerta de la casa se abrió y tras de esta apareció Mako.

- De nuevo aquí afuera ¿Eh? – Comentó tomando asiento a su lado.

- Aprovecho el silencio de la noche para pensar. – Respondió con una sonrisa.

- ¿Pensar sobre qué? – Cuestionó su amigo luego de un par de minutos.

- Nada en especial.

- Todas las noches vienes a sentarte en este mismo lugar, sin importar el frío, la lluvia o lo que sea, y me dices que es para "pensar en nada en especial." Me parece difícil de creer. – Insistió.

- ¿Alguna vez te has dado el tiempo para disfrutar de la calma que te rodea? Solo eso, un tiempo para calmar tu mente. – Dijo con un tono sereno, tenía muchas cosas en mente, cosas que no podía compartir con él, pero el hábito de tomarse un tiempo para aclarar la mente lo había adquirido de sus maestros, ya que desde chica había sido una persona naturalmente explosiva e impulsiva sus maestros se habían dedicado a la ardua tarea de enseñarle a controlar sus impulsos, a controlar sus inquietos pensamientos para así aprender a reaccionar de a cuerdo a planes elaborados y no en base a sus sentimientos, había sido difícil pero lo había aprendido bien.

- No... en realidad no. – Respondió el chico después de meditarlo un momento. – No hay tiempo para eso, el trabajo me mantiene ocupado.

- No es lo mismo, mantener tu mente ocupada en alguna actividad es una cosa y aprender a relajarte y calmar tus pensamientos es otra.

Mako sonrió entretenido sin retirar su vista de la figura de la morena. – Sabes Korra, a veces parece que incluso tú batallas para mantener tu mente en calma, las primeras semanas que compartimos juntos, hubo ocasiones en las que podía ver como tus ojos echaban chispas, como si quisieras arremeter contra mi en ese mismo momento, y yo no esperaba nada más ya que parecías determinada a molerme a golpes, pero luego solo cerrabas los ojos y suspirabas, eso era lo más sorprendente. – Korra rió entretenida.

- No soy de naturaleza tranquila, eso lo tuve que aprender con el tiempo, a veces me cuesta un poco pensar antes de actuar... pero tú, dios, no me puedes culpar por desear aniquilarte, eras insoportable. – Confesó, el pelinegro ciñó el entrecejo y bufó, luego sonrió de forma cálida.

- Lo sé, no soy una persona fácil de tratar cuando eres un forastero, no confío en nadie, desde que tengo uso de memoria la vida nunca ha sido fácil, y el principal problema que todos enfrentamos, a demás de la escasez de alimentos y recursos, son las otras personas, cualquiera puede hacerte daño, desde pequeños niños de menos de diez años hasta ancianos que puedan llegar a parecer seniles... - Su voz se escuchaba un tanto apagada luego de aquellas palabras, sabía que Mako y Bolin tenían más familiares en el asentamiento, tíos, primos y a su abuela, pero no conocía la razón por la cual ellos no conservaban a sus padres y hasta ahora no había hecho ningún comentario al respecto, tal vez ahí radicaba el motivo que volvía a Mako un chico desconfiado y hostil hacia los forasteros.

Futuro InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora