Coliseo Nocturno

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Este capítulo fue inspirado por la canción del enlace.

When they come for me. - Linkin Park.

Si les gusta la banda son bienvenidos a escuchar la canción mientras leen ;)

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Tambos de metal eran golpeados con puños y palos, todos al unísono y de forma rítmica generando un estruendo ensordecedor alrededor de la arena, la gente, sudorosa y cubierta de mugre rugía con entusiasmo, de pie sobre las corroídas y mal trechas gradas agitaban los brazos lanzando todo tipo de maldiciones animando a los dos guerreros en el centro de la arena, antorchas y tambos prendidos en llamas proveían la única luz que reflejaba sus rayos rojizos hacia los que ahí se encontraban, el calor los envolvía llenando el lugar de un aroma desagradable, pero a nadie le importaba, aquellas eran las peleas más prestigiadas de todo el continente.

Con frecuencia las peleas se extendían más allá del cuadrilátero, todos comenzaban una revuelta de la que muchos no tenían la suerte de salir con vida, todo tipo de gente se reúne aquí con el propósito de apostar. Ahora que el dinero es obsoleto las apuestas se dirigen en base a bienes, desde casas hasta esclavos, incluso mujeres y niños que los bandidos secuestraban con el fin de apostarlos en este tipo de eventos, armas, comida, ropa, no había nada que se rechazara, todo era material para apuestas.

En una de las orillas se encontraba un trono montado en un montículo de chatarra, sobre este yacía un hombre de complexión robusta, sonreía de oreja a oreja dejando al descubierto su dentadura de la cual un par de piezas eran de plata, el bigote lo tenía completamente afeitado pero portaba una barba un tanto crecida y despeinada al igual que su cabello, de cejas tupidas, una de ellas partida por la mitad al ser atravesada por una notable cicatriz que bajaba desde el hueso de la ceja hasta su mejilla del lado izquierdo, del mismo modo el ojo izquierdo se mostraba nebuloso, opacado por completo era obvio que ya no ejercía su función, con sus musculosos brazos al descubierto se podían contar numerosas cicatrices a lo largo de su piel, sudando profusamente reía con satisfacción sin retirar su mirada del centro de la arena.

- ¡Esto va a dar inicio! - Rugió a todo pulmón, los tambores continuaban sonando y los espectadores gritaron con fuerza al escuchar su anuncio.

En la zona de combate había todo tipo de armas regadas, se podían distinguir manchas obscuras sobre el suelo, estas manchas salpicaban toda la zona de batalla, unas gotas más grandes que otras, algunas con el tamaño suficiente para clasificarse como "pequeños charcos" todas secas pero visibles, el área de batalla se encontraba rodeada por una reja metálica.

- Intentaré ser rápido dulzura. - Sonrió un hombre de dos metros, su piel brillaba por el sudor que la cubría haciendo lucir más los tonificados músculos de su cuerpo, de tez obscura y la cabeza completamente rapada, llevaba la barba corta, sin retirar la mirada de su oponente terminaba de ajustar la venda sobre su puño derecho.

- Si, será rápido, eso tenlo por seguro. - Respondió la chica frente a él, tez morena, ojos azules, cabello marrón corto por encima de los hombros, luciendo un tatuaje alrededor de su brazo derecho por debajo del hombro con la apariencia de un brazalete, vistiendo un top color azul rey que dejaba al descubierto su marcado abdomen y su poderosa espalda, otro tatuaje se apreciaba en la parte baja de su espalda, una pequeño círculo que mostraba el símbolo de la tribu agua, para la parte inferior vestía un pantalón de combate negro y en sus pies un par de botas café. El sudor bajaba lentamente desde su cuello hasta su torso, asegurando las vendas sobre sus puños no apartaba la vista del gigante frente a ella, la diferencia de tamaños era significativa.

- ¡Empiecen! - Ordenó el hombre en el trono, entre las gradas todos comenzaron a aclamar a coro "Guerrera del Sur" En efecto, la chica era la favorita del público.

Futuro InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora