En tus manos

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¿Cómo demonios había ocurrido tal desastre? Una cosa era temer enfrentarse a Asami al contarle sobre el coliseo y batallar para explicarle que de alguna manera disfrutaba siendo la Guerrera del Sur y otra cosa muy diferente era enfrentarse a Asami dentro de la jaula en el coliseo donde las peleas no podían ser detenidas pues los rebeldes perderían la cabeza, si en algún momento pensó que no había nada peor que admitir disfrutar siendo la Guerrera del Sur ahora sabía que en efecto podía haber cosas mucho peores.

El coliseo no era algo extraño para ella, desde la jaula y las manchas de sangre en el suelo, las armas disponibles para herir a su oponente y la gente enloquecida pidiendo violencia, también el aroma del sudor de los presentes y el aceite quemado que emanaba de los botes en llamas, el sonido del metal al ser golpeado y la adrenalina que corría por sus venas al estar ahí y ser aclamada, era la favorita y ahora también era la jefa de todos los presentes, la líder rebelde del enorme territorio del Antiguo Reino tierra, ella organizaba las peleas y las apuestas, ella supervisaba lo que se traficaba y lo que se robaba, ella moderaba a los grupos rebeldes que iban y venían, estaba al tanto de la búsqueda del Avatar y sabía de cada movimiento que los rebeldes efectuaban, todo gracias al vínculo tan estrecho que ella y Bumi habían entablado con los rebeldes más allegados a ellos.

Así que aquí estaba ella, en uno de los lugares que podía llamar "Su hogar", uno de los lugares que conocía como la palma de su mano, donde conocía los rostros de las personas que visitaban con frecuencia, conocía a las personas con más influencia y poder, así como a sus seguidores y esclavos, el coliseo era su territorio y todos hacían lo que ella decía, todos cumplían sus deseos sin oponer ningún tipo de resistencia, su palabra era la ley y afortunadamente Suyin era la líder de los asentamientos adyacentes así que ambas podían trabajar en equipo, todo estaba en orden y firmemente controlado por ella y sus hombres, los mismos que alguna vez habían seguido a Kuvira y luego a Bumi ahora la seguían a ella, no había nada que temer por el momento, no había nada que hiciera temblar a la Guerrera del Sur, nada a excepción de una sola persona, la misma que tenía parada enfrente de si en ese mismo instante.

Los ataques de Asami eran impecables, ya había entrenado con ella antes y sabía que el conocimiento de Asami sobre las artes marciales era algo que no se podía tomar a la ligera, Asami sabía pelear, lo había hecho toda su vida y siempre practicaba para mantenerse en forma y no perder agilidad, Asami era rápida y certera, Asami no era como ninguno de los otros rebeldes que había enfrentado dentro de la jaula, Asami era más parecida a Kuvira y recordando cómo había resultado la pelea de aquella vez le era difícil no ponerse nerviosa pues intentaba encontrar una manera de derrotar a Asami sin lastimarla demasiado y al mismo tiempo debía hacer que la pelea luciera real y ella definitivamente no podía perder pero no estaba segura de que Asami le fuera a seguir el juego pues se notaba que estaba furiosa y no podía culparla.

- ¡Maldición! – Gruñó, su voz era ahogada por el sonido de los tambos metálicos al ser golpeados rítmicamente en algo parecido a un himno de batalla junto a las voces de todos los espectadores que gritaba animando la pelea, la única persona lo suficientemente cerca para escuchar lo que decía era Asami.

- ¡Debiste quedarte en casa Asami! ¡Yo no te necesito aquí! - Habló con rabia e impotencia al no poder hacer que la pelea desapareciera.

- Bueno, parte de mi propósito era decirte que ya no pienso escucharte. - Respondió la ojiverde haciendo evidente su disgusto en el tono ácido de su voz. - No me interesa si me quieres aquí o no, tengo mis propios motivos. - Gruñó tras lanzar una ola de golpes que habían logrado desestabilizar a la morena.

- ¡Maldita sea Asami! - Resopló dándose un par de vueltas hacia atrás para establecer un poco de distancia entre ellas, la ojiverde la había obligado a tomar el rol defensivo y eso no era bueno para su imagen, la Guerrera del Sur no podía ser la que se encontrara acorralada, aunque se tratara de otra persona con buena técnica de pelea y aunque la gente lo notara, ella no podía perder o verse débil. - ¡Ya no te necesito a mi lado! – Declaró con seriedad tomando su oportunidad para contraatacar, esta vez Asami había perdido el equilibrio mientras evadía y la morena no podía retroceder, sabiendo cuál era el estilo de batalla de la Guerrera del Sur debía castigar a su oponente sin otorgar descanso o piedad alguna, así que su siguiente movimiento vino por inercia, su puño se incrustó en el hermoso rostro de la pelinegra logrando reventar su labio y acto seguido golpeó su abdomen haciéndola quedar sin aliento, cada uno de esos golpes parecían añadir un extraño peso sobre su pecho que le impedía respirar, no quería lastimar a Asami, no tenía la fuerza o la voluntad para hacerlo, lo único que la impulsaba era el miedo a que al proteger a Asami la identidad de ambas fuera descubierta y así todo se vendría abajo.

Futuro InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora