Vida entre la rebelión

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Warning -- Contenido sexy Jajaja Leer bajo su propio riesgo. 

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- ¡Ten cuidado! - Se quejó empujando a la morena.

- ¡Quédate quieta! - Bufó en respuesta.
- Estoy quieta, no es como si pudiera moverme demasiado con ese agujero en el costado. - Bufó, sus miradas se encontraron y ambas permanecían con las cejas arrugadas, la pelea en la jaula había terminado pero las discusiones no parecían tener fin.

- ¿Pero qué demonios estabas pensando? Te dije que no usaras armas. - Resopló volviéndose a acercar con las manos cubiertas con agua que ahora intentó colocar con más cuidado sobre la herida de la ojiverde quien parecía analizar detenidamente cada uno de sus movimientos, no quería volver a disparar una reacción parecida a la anterior porque a decir verdad se encontraba nerviosa, ya había curado a otras personas muchas veces antes, personas con heridas peores que la de Asami pero ninguna de aquellas personas tenía el rol que la ojiverde poseía en su vida, quería evitarle el dolor y podría hacerlo si la chica cooperara un poco pero su mal humor no se había disipado ni un poco, en cuanto salieron de la vista de las demás personas Asami comenzó a quejarse y de mala gana guardó silencio hasta que pudo refugiarla en uno de sus escondites subterráneos a las afueras del coliseo.

- Debíamos terminar esa pelea de alguna forma que fuera creíble. - Suspiró intentando soportar el dolor que le recorría el cuerpo desde la perforación sobre su costado hasta las puntas de sus dedos, esta era la primera vez que resultaba herida de tal manera, afortunadamente había sido a manos de Korra en un ambiente parcialmente controlado, la herida había sido calculada, había decidido que si perforaba un costado de su cuerpo el público quedaría convencido, no creía que ninguno de los presentes tuviera el más mínimo conocimiento sobre anatomía así que quedarían convencidos de la gravedad de la herida sin saber que la daga no había perforado más que piel y masa muscular, verían sangre tal como querían y no dudarían de la victoria de su campeona, lo que no había calculado fue el dolor que aquella maldita herida le traería, sumando a eso su falta de paciencia y su sensible estado emocional del momento no lograba pensar con claridad y estaba siendo un poco irracional al discutir con la morena que en esos momentos intentaba sanar su herida.

- Un golpe limpio en la mandíbula también habría funcionado. - Murmuro la morena con evidente molestia en su tono de voz.
- ¿Cuántas veces suelen terminar las peleas de esa manera? - Presionó la mayor intentando probar su punto de vista, la morena la miró a los ojos y resopló.

- ¡Soy la líder! ¿Qué más da? Si yo quiero la pelea termina de un golpe y nadie puede decir nada. - Alegó hablando apresuradamente, sabía que Asami tenía razón pero de verdad habría preferido evitar lastimarla de la manera que lo había hecho.

- Ya terminó, solo olvídalo. - Suspiró al sentir alivio, el agua comenzaba a refrescar su piel y dormir el dolor, se sentía realmente bien, Korra lucía concentrada en lo que hacía, se notaba la importancia que le estaba dando a la situación. Observando a la joven Avatar trabajar se percató del corte que le había hecho en el brazo derecho con la daga, la sangre seca de Korra cubría su piel, el corte había sido algo profundo pero la ojiazul no parecía prestarle importancia a la herida, no se había quejado ni una sola vez y tampoco se había molestado en limpiar la sangre que se acumulaba alrededor del corte, era evidente que la chica estaba acostumbrada a ese tipo de heridas pero eso no evitaba que Asami se sintiera mal al ver como la joven Avatar le daba prioridad a su bienestar dejando de lado los golpes y heridas que ella misma tenía.

El silencio comenzó a llenar la habitación, ninguna de las dos decía nada, ambas tenían demasiado en la cabeza, tantas ideas que querían compartir y tantas dudas que necesitaban aclarar pero ninguna se atrevía a hablar, la pelea aún era demasiado reciente, cada golpe y patada, cada corte, cada mirada, todo lo podían revivir al instante, además no habían hecho nada más que discutir desde que se habían visto y no sabían en que momento podían parar ¿Si intentaban hacer las paces la otra aceptaría? Se preguntaban simultáneamente sin poder descifrar lo que la otra pensaba.

Futuro InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora