Progreso

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La inquieta muchedumbre había vuelto a caer en el silencio al contemplar a sus más grandes iconos protegiendo a la morena, nadie se había esperado aquella reacción porque nadie conocía todas las experiencias que aquellos peleadores habían vivido al lado de la ojiazul, nadie sabía que ellos habían estado al tanto de la identidad de Korra desde tiempo atrás y nadie conocía el vínculo inquebrantable que unía a aquellos rebeldes a la joven Avatar, un vínculo que había nacido dentro de las peleas del coliseo mientras Korra crecía y ganaba fama entre la sociedad rebelde.

Korra supo que aquel momento de silencio era su oportunidad para retomar el control de la situación, ya las palabras habían sido dichas y no había manera de retractarse, lo único que le quedaba claro era que bajo ningún motivo podía mostrarse débil, si, ella era el Avatar pero eso no volvía a la Guerrera del Sur menos real, Korra era el Avatar y La Guerrera del Sur, el Avatar era la Guerrera del Sur, aquel apodo se lo había dado el público, ellos habían decidido bautizarla así, ellos habían nombrado a ese lado impulsivo y lleno de energía que el Loto Blanco la había forzado a esconder y controlar por años y que al final había logrado desatar dentro del coliseo de Bumi, sin embargo, los rebeldes no habían creado a la Guerrera del Sur, ella ya existía desde antes y su verdadero nombre era Korra, una joven descendiente de maestros agua que resultó ser el nuevo maestro de los cuatro elementos, Korra era su nombre, el nombre del Avatar y de la líder rebelde, no había diferentes personas y no había identidades falsas, solo diferentes maneras de referirse a ella.

- ¡Escuchen! – Gritó elevándose a un par de metros del suelo con el uso de su tierra-control. - Mi nombre es Korra, soy la hija del líder del asentamiento en las tierras frías del Sur, a los tres años de edad mis padres se dieron cuenta de que yo era el nuevo maestro de los cuatro elementos, el Avatar, desde entonces y hasta mis diecisiete años fui entrenada por miembros del Loto Blanco para iniciar la misión de intentar rescatar lo que queda del mundo, a los diecisiete años inicié mi primera aventura al viajar al asentamiento en las ruinas de Ciudad República. Tras iniciar un trato con los espíritus para revivir la tierra y tras enfrentarme al líder rebelde de nombre Amon... – Suspiró luchando con todas sus fuerzas para suprimir los sentimientos que le provocaba el recuerdo de Asami, la persona que le había salvado la vida en aquella ocasión. - Inicié mi viaje hacia estas tierras en dónde ustedes me conocieron y decidieron nombrar como "La Guerrera del Sur" – Pausó manteniendo los puños firmemente cerrados en un intento por calmar la ansiedad que se acumulaba en su pecho.

- Mi misión inició al plantar y darle vida a la selva que ahora tenemos en las afueras de las murallas y continuó con la búsqueda de la bitácora del Loto Rojo, con ayuda de Bumi encontré un camino seguro al unirme a ustedes para poder llegar a Kuvira, porque ella era la persona que tenía la Bitácora, cuando Kuvira admitió no tener la Bitácora decidí ir a las Tierras Frías del Norte en busca del documento porque debía entregarlo a los espíritus como paga por la ayuda que me habían brindado para darle vida a la selva. – Mantuvo sus palabras claras y firmes con un tono lo suficientemente alto para que todos los presentes alcanzaran a escucharla. – En aquellas tierras heladas me enfrenté a la muerte y afortunadamente logré escapar pero mi recuperación fue lenta y no me encontraba lo suficientemente fuerte para proteger a Bumi y a sus hombres cuando el Loto Rojo los atacó con la intención de alcanzarme. - Volvió a suspirar liberando el aire de sus pulmones lenta y pausadamente. - Logré salvar a la mayoría de los rebeldes que me habían acompañado en aquellas tierras pero Bumi y otros tantos se quedaron atrás, a esas alturas yo ya tenía la Bitácora conmigo así que se la entregué a los espíritus como se me había sido indicado y después de eso me dediqué a volver aquí para protegerlos, claro que debí planear el rescate de Bumi y los demás que habían sido tomados prisioneros así que cuándo el momento fue apropiado fui por ellos. - Exhaló pesadamente y tensó los brazos tras pasar el nudo que se le había formado en la garganta al recordar la muerte de su amigo.

Futuro InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora