Capítulo 10

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Se quitó el casco y mostró su rostro cubierto por su despeinado cabello. Sacudía su cabeza retirándolo de su frente, revelando la identidad de la chica que se encontraba ante a mí. Tres años después estabas hablándome de nuevo. No sabía si llorar de alegría o correrla por todo el tiempo que había pasado, pero de lo que si estaba seguro era que incluso a mis 17 años continuaba sorprendiéndome. Maldita sea, no puedo decir su nombre sin sentir una extraña situación de cosquilleo por todo el cuerpo. Kaitlyn Margot Danvers, te tengo una vez más frente a frente y no lo desaprovecharé, no lo arruinaré y no dejaré pasar esta oportunidad de oro que se ha presentado de la forma más inesperada posible.

—Despierta—chasqueo sus dedos—. ¿Te comió la lengua el ratón?, ¿O acaso tus retrasados amigos te hicieron uno de ellos?

—Kaitlyn—la abracé—. ¿No lo entiendes? Estamos juntos de vuelta muchos años después y al parecer nada ha cambiado.

Me apartó.

— ¿Estas ciego? Claro que nada ha cambiado, solo ha sido sustituido por otras cosas, unas mejores y otras peores.

— ¿De qué hablas?—le pregunté.

— ¿Desde cuándo el Daniel que conozco coquetea con chicas menores a él?

—Tal vez lo sabrías si hubieras seguido a mi lado en lugar de salir con tipos MAYORES que tú, ¿No lo crees?

Continuó sacudiendo su cabeza. Era escaso el maquillaje que usaba. Puedo decir que ni siquiera lo llevaba puesto. Su belleza era deslumbrante, única, sin lucir ostentosa.

—Está bien, admito que me equivoqué—me dijo—. Pero es irónico que nunca me lo hayas dicho.

— ¿Por qué irónico?

—No lo sé, supuse que se escucharía bien si lo decía—peinó el cabello de su frente—¿Es en serio?, ¿Dejas que una colegiala de insignificante de primer grado te diga "pequeño"?

— ¿Así se llaman ahora las mejores amigas?, ¿"insignificante"?

— ¿Te lavó el cerebro a ti también, tórtolo?

Una parte de mí insistía en acercarme de nuevo a ella, abrazarla y darle la razón. Pero otra parte dictaba en ser diferente. No grosero pero sí firme. Claro que mi concepto de firme está muy por debajo al de lo que debería significar.

—Deja de hacer tantas preguntas y ve al grano.

—Necesito que...

—Espera— la interrumpí—. ¿No se supone que deberías estar en la maravillosa fiesta en la que David te diría ciertas "cositas"?

—Es de lo que quería hablar— se sentó sobre mi cama—. Odio a ese tipo, es igual de odioso que todos los sujetos de su equipo. Cree que con mostrar sus flácidos brazos logrará hacer lo que quiera conmigo. Está enfermo. Es un estúpido y lo pagará.

—El sentimiento es mutuo. Tengo un odio que ha incrementado paulatinamente con el tiempo.

— ¿También te quiso seducir?

— ¡KAITLYN! ¡Obviamente no!

—Es broma, querido. Nadie te quiere seducir— tomó mi hombro. Me senté en el borde de la cama junto a ella—. Es imposible que lo odies tanto, y más cuando lo conociste apenas unas cuantas horas atrás.

— ¡¿Cómo es que....

—Nunca dudes de mí, cariño. Lo sé todo de ti, aun cuando parecía que todo estaba perdido.

Cuando amanezca ahí estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora