Capítulo 15

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Eran las 2:00 a.m. Conduje hacia la salida del área comercial y le pregunté a Kaitlyn acerca de lo siguiente en la lista. Afirmó que lo mejor estaba a punto de venir, por lo que, conociendo a Kaitlyn Margot, supuse que lo que haríamos sería una mezcla entre divertido y peligroso.

Me mostró el mapa y señalo la dirección de Benjamin Franklin 3426. Me comentó que irrumpiríamos esa casa por motivos de bien colectivo. Mi corazón se aceleró. Mi historial delictivo jamás se había visto ensuciado y quería procurar que permaneciera así.

—El marica propagó el rumor y ni siquiera asistió a la estúpida fiesta—replicó entre risas.

La lluvia continuaba. Un manto distorsionaba nuestra visión, solo nos guiaban los faros de alumbrando las calles. Llegamos rápido a la vivienda y me estacioné en la parte opuesta de la calle.

Nos bajamos. Kaitlyn fue a la cajuela, donde tenía guardados los artilugios. Sacó la botella de aceite para motor, la caja de cerillos, la cinta adhesiva y la botella vacía. Me dio la orden de que yo me llevara la pesa de 22 libras junto con una lata de pintura y dos de aromatizante... y una bufanda. Todo esto en la mochila.

Kaitlyn avanzó sin decir instrucción alguna de lo que haríamos. Caminaba enfrente cuidadosa pero rápidamente, percatándose de que nadie nos avisara. Cuando llegamos a la entrada de la casa, Kaitlyn me pidió que le ayudara a subir para poder realizar el plan. Puse mis manos para que apoyara sobre ellas y le impulsé de forma leve para que alcanzara la ventana del segundo piso. Una vez arriba, me lanzó una soga que desconozco de dónde la sacó. La tomé y escalé cargando la mochila con la pesa en la espalda hasta llegar a con ella. De ahí, Kaitlyn abrió la ventana y me invitó a pasar manteniendo el sigilo. Le pregunté silenciosamente de quien era esta casa, a lo que ella respondió "Es del chismoso".

Por esta obvia descripción me di una idea de quien estábamos hablando: Billy Waters. No sabía qué le había hecho o por qué estaba tan enojada con él, pero vamos, no podía ser aguafiestas e interrumpir la obra maestra.

Estábamos en el pasillo Este de la casa de Waters y enfrente de la puerta Kaitlyn me dijo:

—Toma, vierte el aceite en la botella.

— ¿Así?

Vertí el aceite dentro de la botella. Derramé un poco.

—Perfecto, ahora amárrala a la botella de aromatizante con la cinta. Arranca una hebra larga de la bufanda y métela por la boca.

Arranqué el cordón y lo puse donde dijo.

—Exactamente, ¿Qué haremos con esto?

—Shhh... guarda silencio—puso su dedo en mis labios—. Lo siguiente, pega un cerillo a la otra botella de aromatizante.

Acaté sus órdenes.

—No es ilegal, ¿Cierto?

—Bien, ahora solo déjame escribir esto—sacó su lápiz labial y comenzó a escribir sobre una nota pegajosa—. Ok, estamos listos.

Kaitlyn tomó la botella con aceite y encendió con un cerillo la mecha de la bomba casera y la arrojó por la ventana hacia el pasto de enfrente.

— ¡Por Dios, que...

El fuerte sonido me interrumpió. Kaitlyn me llevó de la mano corriendo hacia una puerta que estaba enfrente de la recamara. Encendió un cerillo y me di cuenta que era el cuarto de intendencia.

— ¡Pudiste provocar un incendio!

—Calma, "pequeño", la presión de la lata fue la que causó el trueno—arrojó el cerillo—. No es incendiaria, simplemente es un estallido para llamar la atención de Billy y sus padres. Saldrán y nos darán tiempo. ¿Crees que arrojaría fuego cuando está lloviendo?

Cuando amanezca ahí estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora