Capítulo 22

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Ardua tarea, considerando que fue mi primera vez. Bicicletas, complejo aprender a usarlas pero más complejo comprender a alguien que no sabe usarlas. No quiero siquiera volver a pensar en cómo fue el recorrido. Piedras, baches, agujeros, pesadillas encarnadas.

Llegué a la casa de Ashley vivo y sano con mi respirar acelerado, no por el cansancio, sino por lo que iba a afrontar. Toqué el timbre de su casa, la espera fue corta y al cabo de 10 segundos Ashley me abrió la puerta. Su delicado rostro lucía preocupado y sus ojos enrojecidos. Me acerqué a ella, la abracé con firmeza y delicadeza a la par. Su piel era tan suave y su cabello rubio tan perfecto, al igual que su fragancia era agradable. En definitiva, es el tipo de chica que puede cautivar a cualquiera desde la primera impresión. No hay duda de que Ashley y Kaitlyn son la pareja más explosiva.

—Necesito saber TODO—levantó su rostro y me lo dijo con firmeza. No hacía falta preguntarlo para darse cuenta que estaba alarmada.

—No habrá silencio que lo interrumpa, Ashley Harper— le dije.

—Pasa, mi cuarto está por aquí, sígueme— entré a su casa y me llevó a su habitación. Mientras recorría el lugar veía detenidamente la casa y recordaba aquella noche. No puede creer que estaba tan adentrado en la situación que aun sabiendo la dirección de Ashley no me di cuenta hasta que la vi durmiendo que se trataba de su casa.

Abrió la puerta de su cuarto y ambos entramos. Para mi sorpresa, esta plática no se llevaría a cabo a solas, sino que una parte del equipo de animadoras haría presencia. De entre todas ellas resaltaba Stephanie, la Stephanie que me jala las orejas, la Stephanie que odia a Kaitlyn. ESA Stephanie.

—Ahora si hay testigos—dijo Stephanie. Se encontraba sentada en la cama de Ashley. Desconcertante su presencia al estar metida en un asunto que involucra a Kaitlyn, pero obvia al pensar su amiga Ashley es quien las citó.

—Sé que la fiesta no fue de lo más divertido, aun cuando no estuve ahí—les dije—. No me culparán por eso ¿Cierto?

—No quieras evadir el motivo por el que estas aquí—exclamó Stephanie—. Cuéntanos todo.

— ¿Por qué te lo contaría enfrente de todas estas chicas?—repliqué—. Digo, no es que no les tenga confianza a muchas de ustedes, sino que fue algo, como decirlo, personal.

—Lo contarás porque el amorcito de tu vida no está donde debería y quieres encontrarla—se levantó Stephanie y se plantó en frente mío, me encaró inusualmente y me miró a los ojos.

Se veía retadora, realmente me querían obligar a hablar. Ni siquiera sé cómo supieron lo que hicimos, pero supongo lo dedujeron.

—Empezaré—reí—. Lo que faltaba, que mi mejor amiga me chantajeara—le di la espalda—. Como ustedes ya saben estuve anoche con Kaitlyn, no sé cómo es como lo supieron pero no quiero ni imaginarlo— miré a Ashley de reojo—. Como sea, ella fue quien irrumpió mi casa, así de simple, llegó a mi recamara a eso de las 12 a.m., sin previo aviso. Recorrimos la ciudad, fuimos al centro comercial por unas cosas y luego...—me detuve un poco a procesar lo que diría. Recordé lo que hicimos después de ir al supermercado. Recordar aquella bella charla que sostuvimos es lindo, pero aún más, nostálgico. Incluso cuando pasó apenas hace unos días ya es algo digno de recordar.

— ¿Por qué te detienes?—dijo Ashley.

—Fuimos a casa de Billy Waters y quemamos su ropa—tartamudeé. Todas me miraron con cara de asombro, pero no del asombro que admiras, sino del asombro que aterra.

—Bromeas—me dijo una chica. La desconocía, era nueva para mí.

—Lo siento, pero tú eres...

Cuando amanezca ahí estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora