Capítulo 20

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Desperté tarde, algo así como a las 11 de la mañana del domingo y el correo de Kaitlyn aún no era contestado, lo cual es bastante raro considerando que es una persona activa en las redes sociales. Sus extrañas publicaciones ya no estaban ahí, los mensajes encriptados con puntos suspensivos se ausentaron. Para saber la magnitud del fenómeno debo visitar el ojo del huracán, y eso es lo que haré.

Cogí un par de pantalones del cajón y una camiseta, incluyendo una hoja que se encontraba en el cajón más escondido de mi armario. Caminé a la sala y me dirigí a la puerta de la casa. Me sentía nostálgico y un poco confuso. No me dio la fecha precisa de su partida pero creo que se lo puedo preguntar.

— ¿A dónde vas?—me detuvo mi mamá.

—Voy con Bryan—le dije, una clara mentira.

—Ten mucho cuidado—me dijo—. No vaya a ser que una banda de jóvenes peleoneros este haya afuera y te atrape desprevenido.

—Tranquila, sé cuidarme—me acerqué a ella y besé su mejilla.

—Ve, pero no tardes—mostró su sonrisa, una sonrisa honesta que sin decir palabra alguna logra comunicar lo que ella quiera.

—En dos horas ya estoy aquí.

—Cuídate, Dany, cuídate...

Crucé la calle y me quedé contemplando la gran casa blanca de Kaitlyn pensando en muchas cosas, tanto buenas como no tan buenas. Me armé de valor y caminé hacia la puerta, toqué el timbre y espere unos segundos. La respuesta era nula, y me di cuenta que estaba cerrada con llave. Ni Kaitlyn ni sus padres, mucho menos su hermano estaban en casa. Una nota en la puerta citaba la canción "Cups" de Anna Kendrick; "You're gonna miss me when I'm gone (vas a extrañarme cuando me vaya)".

Era un hecho, no estaba, se había ido y esta vez es para siempre. Un rompimiento en mi ser se hizo presente, arranqué aquella nota de la pared y la arroje. Me sentía derrotado, se fue sin siquiera decir adiós. Ayer estuvo demasiado ocupada empacando junto a sus familias que no tuvo tiempo para contestarme, eso lo comprendo. Lo que no comprendo es mi maldita ignorancia, mi falta de razón y ahorrar tiempo en ir a buscarla y esperar a que ella volviera a mí. Deje ir la oportunidad, no me presenté con ella y desperdicié de nuevo la ocasión. Me siento como un patético, un luchador que ha perdido una vez más su campeonato, pero esta vez ya no habrá una revancha.

Abandoné la casa donde hasta hace unos días dormía la criatura más hermosa sobre la faz de la tierra, solo caminaba para matar tiempo. No sabía a donde ir, mucho menos con quien ir.

Avancé 5 cuadras sin darle importancia y me detuve un rato a contemplar la vieja casa abandonada que se encontraba ahí, la misma en la que pasé uno de los mayores sustos de mi vida. Me acerqué y me paré en la entrada de la casa, la vi fijamente mientras un montón de recuerdos invadían mi mente.

Sacudí la cabeza y continué caminando. Llegué a un parque a unas 20 cuadras de mi casa; estaba concurrido. Había familias jugando con sus hijos, lanzando pelotas sin otro motivo más que divertirse. Los enamorados no se quedan atrás, cúmulos de parejas sentados en las bancas, besándose, caminando juntos, corriendo, platicando tirados en el pasto, todos disfrutando de algo diferente pero igual de agradable. Recorrí el parque hasta que encontré una banca disponible, me senté y saqué la hoja. La desdoblé y comencé a leer:

Yo, DANIEL DAKOTA FRÍAS, y mi siempre amiga, KAITLYN MARGOT DANVERS, juramos siempre ser amigos, pase lo que pase. No importa lo que suceda, aun la adolescencia llegue a nuestras vidas nunca nos avergonzaremos el uno del otro. Cada caída será una enseñanza y cada logro una aventura para ambos. Aun lleguen chicas y/o chicos a nuestras vidas el olvido nunca será nuestro hogar. Ni las rosas, ni el lápiz labial, ni los autos, ni los convertibles, ni nada será obstáculo para que nuestra amistad perdure. La preparatoria solo será un lugar más en nuestras vidas, no será un parte-aguas para iniciar caminos distintos ni mucho menos historia nuevas. Más sin embargo, si por algún motivo nos separamos físicamente, en la memoria siempre nos tendremos y llegará el momento en el que nos reencontraremos.

Cuando amanezca ahí estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora