Capítulo 34

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Salté por la ventana. El impacto dobló mis rodillas con brusquedad que por unos momentos me limitó el movimiento. Con las piernas adormecidas crucé la calle rumbo a la casa de Kaitlyn.

Todas las ventanas se encontraban cerradas, por lo que no tuve más remedio que desatornillar la chapa de la puerta. Quité uno por uno hasta que la cerradura cayó al suelo. Con cautela la empujé, encendí mi lámpara y entré. Intenté prender la luz de la casa pero esta no funcionaba. El suministro de luz se encontraba cortado.

Jamás entré a la casa de Kaitlyn, así que era una inusual primera vez. Alumbre cada rincón escudriñando cada cosa que miraba. Recibos, notas, boletas de calificación y números de teléfonos pegados en el refrigerador, pero nada que ayude. Sé que no debería estar irrumpiendo una casa ajena, pero el deseo es la mejor inspiración que existe para hacer la cosa más alocada posible... y más cuando se trata de la chica que amas.

Vacié cada cajón pero solo caían tornillos y más papeles. Una vitrina enfrente de la mesa del comedor estaba repleta de placas y trofeos, pero nada en dónde apoyarme para dar un paso adelante. La sala y el comedor habían sido revisados al 100%, por lo que el grado de dificultad aumentaría: subir al cuarto de sus papás.

Subí las escaleras mirando cada rincón entre los muros que las contenían. Paredes con fotos familiares, Kaitlyn sonriendo, su hermano (nunca lo había visto)... Muchas cosas típicas de una familia ordinaria. Sin embargo, lo que más me cautivó fue lo segundo. Durante tres años estuve desconectado de ella. Esas fotos colgadas eran la única imagen que tenía de Kaitlyn durante el periodo perdido. Su sonrisa sincera, misma que esconde un trasfondo desconocido. Tal vez oscuro, tal vez iluminado; no lo sé. Fue indudable su cambio de actitud, pero uno nunca pone atención en los motivos. Nunca indagué por saber lo que había pasado. Aun cuando tuve la oportunidad de cuestionarla aquella noche opté por unas cuantas preguntas superficiales. Después de que "la mejor noche de mi vida" terminó, me hizo creer que las cosas cambiarían y, efectivamente, cambiaron. Pensaba que sería el comienzo de algo nuevo reanudando donde el pasado quedó. Confiaba en que en estas vacaciones pasaría muchas más aventuras a su lado, pasear con ella, solucionar mis dudas con calma. Pero nada de eso ocurrió. Empezando porque de una forma u otra la perdería, gracias a California.

Otra cosa que llamó mi atención fue ver en una foto familiar a Kaitlyn juntó a sus padres, su hermano en silla de ruedas y un niño de unos 10 años. Ashley se refirió como "sus padres y su hermano salieron", nunca mencionó que ella tenía otro hermano.

Subí al cuarto de sus padres y entré. Estaba ordenado y limpio, lo que me hizo pensar que sería fácil revisar el área. Tenían un buró con unos folletos de Italia. Quizás ese es el lugar en el que están ahora. Di unos pasos adelante y encontré una carpeta con papeles. Una hoja con un listón negro indicando el 14 de julio del 2013. Coincide con el fin de ciclo de secundaria. Desconozco su significado pero lo tomaré en cuenta. Un listón negro significa defunción, pero carezco de esa información.

Salí, no vi nada más. Esto me llevaba a un nivel más alto en la escalera: el cuarto de Kaitlyn. Corrí hasta su puerta pero estaba atrancada. Sabía que entrar a la fortaleza de Kaitlyn no sería tarea fácil, así que opté por pensar como ella. Un gran problema con una solución sencilla. Bastó con desatornillar la chapa de nuevo y el cerrojo que resguardaba la recamara. Entré con cuidado, mirando cada paso que daba evitando pisar algo que accionara una extraña cosa que llevara a otra que haga que se dispare un arma misteriosa. Descabellada teoría pero posible conociéndola.

Inconscientemente encendí la luz, aun sabiendo que la corriente estaba interrumpida. Mi sorpresa fue grande al ver que la lámpara del techo se iluminó con al activar el interruptor. El cuarto de Kaitlyn era el único al que no se le había sido cortada la energía. Desconozco los motivos pero es más que obvio que tuvo algo que ver.

Las luces tenues alumbraban las paredes lilas repletas de posters de bandas musicales, frases famosas y cualquier cosa alusiva a celebridades. Entre todas esas cosas una cajonera y un buró fue lo que más llamó mi atención. Sobre ellos descansaba un montón de fotografías, figuras y recuerdos. Traté todo con cuidado para no alterar el orden y hacer un completo desorden. De nuevo, un listón negro con la fecha anterior grabada estaba entre los papeles.

Abrí cada cajón para hallar piezas. Fue incomodo el hecho de solo encontrar ropa de mujer en cada lugar. El último cajón, lleno de ropa interior fue el más extraño. Es normal ver cosas así, pero no en este momento. Su cuarto luce ordinario, está ambientado como el de cualquier otra chica de su edad. Si la visitara por primera vez no me pasaría por la cabeza de lo que es capaz. Ver tantas cosas "normales" provoca en mí un sentimiento encontrado. Por una parte siento que todo lo que está haciendo es solo una pequeña travesura, salir de la rutina y divertirse un rato. Pero otra, viviendo la realidad, me preocupa que no haya ni un rastro que me indique dónde está ella.

Estoy en su casa pero no es lo que me esperaba. Cuando se me ocurrió, suponía que su recamara estaría repleta de piezas, pero en parte estaba equivocado. No me preocupa, aún me falta un lugar por revisar.

En el buró había una lámpara con un cuaderno de pasta dura y colores oscuros muy bien cuidado. Me acerqué para saber su contenido. En el frente decía la leyenda "Cosas que hacer". Lo abrí, pero las hojas estaban en blanco. Lo hojeé pero no tenía ninguna letra escrita.

El buró estaba vació. En sus cajones solo se percibían unos cuantos lápices, labiales, hojas en blanco y cosas si importancia alguna. Nada, absolutamente NADA en la casa. Revisé cada esquina, lo hallado fue solo libros y más posters arrumbados.

Me dirigí a la puerta pensando en las miles de puertas que se habían abierto con esto. El hecho de que haya muchas más opciones de dónde encontrarla no facilitaba el trabajo, sino que disminuye la posibilidad de dar en el punto exacto. La puerta con la fachada más llamativa resultó no tener nada en su interior, solo me mandó al principio.

Iba tan entrado en mi pensamiento que por poco tropiezo con un libro que se encontraba en el piso. Lo levanté y en la portada decía KMD CONFIDENCIAL. Era color turquesa, el mismo turquesa de sus bellos ojos. No sé cómo no lo vi antes, estando casi al descubierto, pero el punto ahora es saber qué es lo que contiene. Si mi intuición no erra, creo es algo así como su diario. Sé que abrirlo es atentar contra la privacidad, pero en estos casos la privacidad es lo menos que importa. No porque haya perdido el derecho a la intimidad, sino porque cualquier detalle por más mínimo que sea es esencial.

Existía solo un problema: el cuaderno tenía una especie de mini-candado que lo hacía imposible de abrir. Bien podía romper esa parte del cartón con la navaja, pero no se trata de eso.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos al percatarme de la presencia de alguien afuera. Del exterior percibí unos ruidos extraños, como pisadas acercándose. Mi curiosidad me gritaba que fuera a descubrir de qué se trataba, pero mi lógica me indicaba otra cosa. Decidí saltar por la ventana y correr a mi casa lo más rápido posible. Claro, sin olvidar el cuaderno azul de los secretos. Dios, me siento más culpable si lo digo en voz alta.

Escalé por las paredes con una destreza que ni yo logro comprender cómo obtuve. Entré por la ventana aún abierta y arrojé el libro hacia la cama. Me senté en el marco por unos momentos antes de cerrarla. Intenté ver quién era el tipo de la luz, pero no vi nada. Tantas cosas llegaban a mi mente que no me podía enfocar siquiera en una. Pensaba en tantas cosas que podrían pasar, pensaba en tantas cosas que podría descubrir. Pero más importante, pensaba en tantas cosas que se pudieron haber evitado.

Sonlas 2 de la madrugada y me caigo muerto del cansancio. Me siento en la silla frente al escritorio y el pizarrón esperando por las ideas y deducciones. Mi mirada se torna borrosa, mi mente se dispersa en el espacio y mi ser se debilita. Lucho por mantenerme de pie un poco más, al menos unos cuantos minutos antes de...antes...de...

Cuando amanezca ahí estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora