Capítulo 6

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Me aburrí de buscar gente. Entré al salón dibujo de séptimo grado para sentarme y escuchar el tic tac enloquecedor del reloj hasta que la campana sonara. En este no tenía un historial sucio. Para mi fortuna, ahí estaba sentada la mismísima Ashley Brooke Harper. Portaba el uniforme rojo y blanco de las animadoras. Escuchaba música sin nadie a su alrededor. Parecía bastante aburrida. Me acerqué con cautela y le dije:

—Hola Ashley—tomé una silla y me senté a su lado. Había un vaso con agua en el mesa-banco de junto a mí—. ¿Por qué tan sola aquí?

Alzó su rostro para verme. Notaba sus ojos ligeramente enrojecidos. Ashley no fue amiga íntima de Jennifer, pero si algo tienen en común es que es imposible odiarlas. No tenía idea del porqué de su estado. Quizás era algo íntimo, no lo sé. En estos casos no era la mejor idea indagar hasta obtener respuesta, solo dejar que la verdad fluyera por sí sola. Ashley es muy emotiva. Ante cualquier problema, independientemente a quien le suceda, su reacción es una clara muestra de la carencia de odio en su corazón y haría lo que fuera por ayudarlos.

Se quitó los audífonos y el audio estaba demasiado alto, tanto que podía escuchar Photograph sonando de los auriculares.

—Quería tomarme un rato a solas—replicó con los ojos enrojecidos y un nudo en la garganta.. Era evidente su estado de ánimo. Las bromas no estaban permitidas por ahora, o bueno, es lo que pensaba—. Todo pasa por algo.

Su forma de expresarse era peculiar, diferente. Si algo aprendí de ella fue su forma de ver la vida misma. Todo lo veía con optimismo, encontraba algo bueno entre lo roto y veía lo lindo de cada persona. Sostiene sus postulados con argumentos firmes de acuerdo a su blanca moral, con una mezcla de realidad y surrealismo. Para algunos resultaba complicado entenderla, pero para mí no.

—Desearía que no fuera necesario.

—Tantas cosas suceden frente a nuestros ojos y no nos detenemos ni un momento a pensar en lo que va y viene consigo.

—Recordar es una cuestión personal. La apruebo en su totalidad—le dije—. Ashley, ¿Hay algo que me quieras decir?

—No es nada—se limpió las lágrimas que cubrían su rostro y trató de sonreír—. ¿Qué te trae por aquí?

—Venía a saludar, pero creo que mereces unas horas libres—me levanté de la silla—. Después de todo es un país libre. Te veo después.

—Sí, vete. Es lo mejor.

Salí del salón para dejarla a solas. Después de todo, nadie llega a comprender por completo a las mujeres. Ni ellas mismas lo hacen. No obstante, me detuve al sentir una mano acariciando mi hombro, halándome hacia el interior. Giré mi cabeza y ahí estaba ella detrás de mí.

—Creí que eras más listo. Ven, charlemos un rato.

—Ok, pero comencemos de nuevo, ¿va?

Me alejé de ahí y caminé a la puerta.

—Pero esta vez yo empiezo, si no, no juego— bajó su mirada haciendo como si no me hubiera visto.

Avancé a donde ella estaba tratando de contener la risa. No una risa burlesca, sino una...una extraña, que no puedes describir.

—Hola Daniel, ¿Cuánto tiempo llevas ahí parado? En verdad lo siento, perdona mi falta de modales ¿Cómo has estado?, ¿Qué te trae por aquí?, ¿Quieres hablar de algo en específico?, ¿Te estoy incomodando?, ¿son muchas preguntas?

—Llevo una eternidad aquí— fingí enojo—. Eso no tiene perdón de nadie. Lo siento pero esto no puede continuar si me sigues tratando así. Había estado muy bien hasta este momento. Caminé por horas solo para encontrarte pero ahora veo que todo fue en vano. Quería hablar contigo de lo que quisieras pero veo que no te interesa, así que me retiro antes de continuar con esta farsa.

Cuando amanezca ahí estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora