Capítulo 27

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Ashley me contó todo lo sucedido. Con el simple hecho de dejar a Bryan solo con una chica ya es un riesgo, ahora si le sumamos que esa chica es su amor platónico el destino empeora; y si le agregamos que esa chica quiere ser mi cita para el baile de graduación el final se torna más trágico. Y para finalizar, si consideramos que Bryan es mi mejor amigo, la ecuación se reduce a un solo resultado: Caos seguro.

No estaba molesto con ella, mucho menos con Bryan, solo conmigo. No era culpa de nadie. Ni siquiera tenía idea de que Ashley quisiera salir conmigo al baile. Yo más que nadie sé cuán difícil es abandonar una lucha, aun y cuando no llevas la ventaja te sientes con aires, fuerzas para seguir, para no dejar a alguien en el oscuro lugar llamado "Olvido". Mis intenciones nunca fueron malas, ni siquiera sabía lo que Ashley tenía en mente.

—Al menos dime que encontraron algo—dijo Ashley mientras encendía el auto.

—Algo así—contesté.

—Me alegra—piso el acelerador con furia—. Ojala y sigas tu búsqueda.

Sabía que las cosas andaban fatales, por lo que guardé silencio durante todo el camino. Íbamos a nuestros respectivos hogares, era mucho por hoy y ella necesitaba descansar. Nuestras cabezas estaban saturadas, demasiada confusión y percances en 3 días no era algo típico. Una noche con la chica que amo, 4 incidentes, la desaparición de una compañera y un problema con mi mejor amigo, en definitiva no es algo del todo lindo. Solo tengo una palabra en mi mente que está bien fija: Kaitlyn. Te voy a encontrar, querida, te voy a descifrar y te tendré a mi lado un momento más. Lo juro, no me detendré hasta conseguirlo.

Llevábamos unos minutos de viaje sin decir palabra alguna, Ashley ni siquiera había despegado la vista del frente. Tomé mi celular para reproducir una canción, pero apenas pasaron 10 segundos cuando Ashley lo tomó, lo apagó y me lo arrojó con brusquedad.

—Hoy no—dijo Ashley—. Probablemente mañana.

Llegamos a mi casa, se estacionó enfrente de ella. Nos bajamos del auto y le dije:

—Tiene algo que decirnos y lo desciframos juntos.

—No, Dany—acarició mi hombro con suavidad—. Tú lo descifrarás.

— ¿A qué te refieres?

Colocó su mano en la frente y cerró los ojos por unos breves momentos.

—Es decir, una amiga no se sabe dónde está, otra sufrió un accidente automovilístico en el que aparentemente estuvo involucrada mi mejor amiga—respiró hondo, retiró el cabello rubio que caía sobre su frente—. Y hace unos momentos conocía a un tipo del cual estaba equivocada, me pareció bastante lindo y agradable, pero por culpa de ambos está decepcionado de nosotros. ¿Cómo crees que me siento?

La había enfrascado en algo que en lo que no merecía estar. No es que no le interese, pero la estoy comprometiendo demasiado.

—Mira—la tomé con los brazos—. Esto no es culpa de nadie, son cosas que suceden, algunas para bien, otras para mal; en este caso no estoy seguro que es lo que la impulsa.

Me apartó, me dio la espalda ocultando su rostro, subió al auto y se recargó sobre el volante. Su preocupación era evidente, la había envuelto en algo mayor, algo que tal vez se pudo evitar. Tan fácil como no dejarme llevar por la emoción que esa chica de California me había dado al irrumpir mi casa 3 años después y creer que tenía una segunda oportunidad. Tan fácil como dejar que cada quien viviera su propia vida, tan fácil como cerrar la ventana y nada de esto estuviera pasando.

—Lo siento, Dany—encendió el motor—. No puedo con esto.

Aprecié su rostro aterrada y preocupada a la vez. Aceleró y el auto se fue alejando poco a poco. Solo podía ver la silueta de su cabello dorado moviéndose con el viento cada vez más distante hasta desaparecer en su totalidad.

Cuando amanezca ahí estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora