Capítulo 25

38 11 2
                                    


Sin darle pistas acerca de nuestro destino conduje hasta lo que creía eran los expertos en arruinar un momento triste con algo de gracia. Llegamos a la casa del "maestro" que, si no me equivoco, deben estar ambos "maestros" aún.

— ¡Genial!—exclamé—. ¡Arreglaron la electricidad!

— ¿Quién vive aquí?

—Sígueme—me bajé del auto—. Trata de no aparentar preocupación o tristeza alguna.

—Trataré—bajó del auto y me siguió hacia la entrada.

Toqué el timbre esperando ansioso para que me abrieran. Escuché el grito del sujeto adicto a los videojuegos diciendo algo como "Ya voy", pero no lo oí con claridad. Después de unos minutos por fin bajó el residente de aquella casa: Bryan; portando unos audífonos sobre su cabeza y cogiendo con su mano derecha un control de videojuegos, con el cabello despeinado, una remera blanca floja y unos shorts a cuadros bastante descuidados. Era lo que él llamaba su "uniforme de juego".

— ¡Qué hay Daniel!—chocamos los puños—. ¿Quién es tu...—se quedó pasmado al ver la despampanante figura de esa chica que lo había traído loco por tanto tiempo y que era capaz de sacar la versión de Bryan sin una pizca de pensamientos sucios. Por desgracia ella no pensaba tantas maravillas de él como se lo puede esperar. Más bien prefiere mantener la distancia entre ambos.

—Dime que es un chiste—susurró Ashley a mi oído.

—Bryan—hice caso omiso a lo dicho y accedí a presentar a ambos—. Creo que tienen mucho sin hablarse, ¿No es así? Tal vez ya hasta olvidaron sus nombres—guiñe el ojo a Bryan. No, no ese tipo de guiño de "llámame", sino el guiño de "hermano, te estoy ayudando, no lo arruines"—. Bryan Joseph Morgan, ella es Ashley Harper; Ashley Harper, él es Bryan "el águila" Morgan.

—Es...un...honor—extendió su mano Bryan con timidez hacia donde ella estaba—. Puedes pasar—suspiró.

—Gracias—le sonrió de manera exagerada mientras retrocedía con discreción—. Aunque prefiero...

—Te lo agradezco Bryan—la interrumpí y tomé su mano para halarla hacia el interior—. Espero que tengas todo en su lugar.

—Bryan, querido—dijo Ashley—. ¿Nos permites unos momentos? Creo que olvidamos algo en el auto

—Claro—se sonrojó.

Fuimos hacia el auto, y fingiendo estar buscando algo en la cajuela Ashley me dijo:

— ¿Es en serio?—dijo con desagrado—. Es decir, de tantas personas posibles vinimos con el menos indicado.

—Dale una oportunidad, charla con él.

—A Wade lo toleró, es alguien educado y con un poco de seriedad—me dijo—. Pero a Bryan, apenas lo conozco...y su reputación con las chicas no es la más limpia que digamos.

—Este es un excelente momento para hablarle por primera vez, ¿No lo crees?

—Tal vez, tal vez no—dijo ella.

—El punto es que más que distraernos lo que busco aquí es ayuda de Wade—le dije cerrando la cajuela—. Nos ayudará a encontrar alguna interpretación para la nota de la tinta negra. Tal vez él vea algo que nosotros estamos aludiendo, pero no le diremos nada acerca de la persona de la que estamos hablando.

— ¿Nada?

—NADA.

Dejamos el auto y volvimos a donde estábamos, en el cual Bryan aún estaba postrado en la entrada esperándonos, bueno, esperándola. Ashley entró a la casa sin decir palabra alguna ni mucho menos pedir autorización para pasar. Se sentó en el sofá más cercano, se dejó caer y cruzó los brazos con fastidio.

Cuando amanezca ahí estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora