Héroes.
Si alguien le hubiera dicho a Georgia y a Corey Harper que una noche del año 835 sus propios compañeros de la Policía Militar intentarían asesinarlos, probablemente hubieran vuelto al Distrito Shiganshina mucho más rápido. Estaban vestidos con sus uniformes a excepción de sus engranajes y llevaban horas corriendo, pero Georgia era la que estaba más cansada ya que cargaba a su hija, Faith.
— Esto no puede estar pasando...— Georgia se detuvo mientras trataba de no soltar a Faith ya que sus brazos estaban completamente dormidos por el enorme esfuerzo que estaba haciendo.
Georgia era una mujer alta de cabello castaño y ojos verdes; debajo de estos había dos enormes ojeras mucho más grandes que de costumbre, algunos mechones se le escapaban de la coleta y caían a los costados de su rostro, pegándose a este por el sudor.
Corey era apenas unos pocos centímetros más alto que ella, tenía el cabello corto y negro, ojos marrones y en su mejilla había un corte que no dejaba de sangrar. Había peleado con uno de sus mejores amigos -que también era parte de la Policía Militar- y el le había cortado la mejilla con una de sus cuchillas.
— ¡No quiero seguir huyendo, Corey!— Georgia gritó con los ojos húmedos y apretó el frágil cuerpo de su bebé contra su pecho, como si intentara protegerla.— Nuestros compañeros... ¡Nuestros amigos están tratando de asesinarnos!
En ese momento, Corey se sintió terriblemente culpable al ver como las dos mujeres que más amaba lo miraban con cierto rencor. Miró el suelo y apretó los puños, furioso con todo lo que estaba sucediendo. Horas antes, el rey había ordenado a la Policía Militar la ejecución de la familia Harper, incluyendo a Faith. Así que no les quedó más opción que huir del interior del muro Sina.
Los ojos de Corey se aguaron al imaginarse a su esposa y a su hija sin vida y se limitó a limpiarse las lágrimas con la manga de su chaqueta. Si tan solo fuera un soldado más... Si tan solo no cayera tanta responsabilidad sobre sus hombros...
Corey apoyó sus manos sobre los hombros de Georgia y apretó los dientes con fuerza.
— Yo tampoco quiero seguir huyendo... Pero he llegado al punto en que no lo hago por mí. Lo hago por ti y por Faith.
Georgia lloró durante varios minutos mientras abrazaba a su esposo y ambos estuvieron de acuerdo en que era momento de seguir adelante. Huirían de la Policía Militar y volverían a su hogar en las afueras del muro María, en el Distrito Shiganshina. Criarían a su hija de la mejor manera posible y tarde o temprano ella se enteraría de la verdad. Del pasado de su padre. Pero ni Corey ni Georgia pensaban en eso en ese preciso instante, cuando oyeron como varios caballos galopando bajo la oscuridad de la noche se acercaban a ellos y sus sueños y esperanzas se derrumbaban poco a poco.
Corey se puso delante de su esposa intentando protegerla y al darse cuenta de que todo estaba perdido se volteó a verla.
— Nos han encontrado...
Ella apretó a Faith contra su pecho y de un momento a otro, los tres estaban rodeados de los soldados que alguna vez fueron sus amigos. Entre ellos se encontraba Chris, el mejor amigo de Corey y ambos se dedicaron una mirada rápida.
— Chris... Por favor no hagas esto.
Chris apretó los dientes, ahogando el impulso que sentía de detener a la Policía Militar y salvar a su amigo, porque era imposible que pudieran huir.
— Lo siento.
— No...— Georgia sollozó y Faith también comenzó a llorar, como si supiera lo que estaba sucediendo.
Tanto Georgia como Corey fueron obligados a arrodillarse sobre la tierra y Faith quedó acostada en el suelo. Chris se acercó a Georgia y los sentidos de Corey se agudizaron mientras se oía como los titanes golpeaban cada vez con más fuerza la muralla del Distrito Shiganshina. Con lo ojos aguados, Chris sacó una de sus cuchillas y -por mucho que le costara- la enterró en el estómago de Georgia mientras ella rogaba que no los asesinaran.
Corey se negó a presenciar esa escena y se limitó a mirar hacia otro lado al darse cuenta de que no podía hacer nada por salvar a su familia. No existen las palabras para describir lo inútil que se sentía.
— ¿Qué crees que haya más allá de las murallas?
Corey se apoyó sobre sus manos y estiró las piernas mientras pensaba en una buena respuesta para la pregunta de su mejor amigo.
— No lo sé... Creo que hemos estado tanto tiempo siendo protegidos por estas paredes que nos ha limitado demasiado la imaginación y ya no puedo imaginarme un mundo en el que las murallas no nos rodeen.— Se rascó la nuca y Chris sonrió.
— Pienso lo mismo que tu.
Ambos se quedaron en silencio por varios minutos, tan solo disfrutando de la compañía del otro y los ojos de Chris se iluminaron al ocurrírsele una gran idea.
— Corey... Cuando acabemos con los titanes y podamos ser libres... ¿Recorrerías el mundo conmigo?
Corey sonrió y asintió sin ni siquiera dudarlo dos veces.
— Es una promesa.
Y así fue como, tan solo unos días después de haber jurado que recorrerían cada rincón del mundo juntos, Chris se vio obligado a romper aquella promesa por un capricho del rey. Clavó una de sus cuchillas en el abdomen de su mejor amigo y no pudo evitar derramar varias lágrimas de impotencia.
— Chris...— Corey habló con mucha dificultad mientras sentía como su cuerpo se volvía cada vez más pesado.
Chris se limitó a escucharlo. Después de todo, no le quedaba mucho tiempo de vida.
— Faith... Sálvala.
Escupió sangre, manchando el uniforme de su amigo y apretó la cuchilla que estaba enterrada en su estómago con las palmas de las manos, provocando que estas sangraran también debido al filo del arma.
Todos los soldados que se encontraban allí habían sido alguna vez amigos de Georgia y Corey Harper, y estaban completamente conscientes de que si no eliminaban a toda la familia, el rey era capaz de considerarlos traidores y los ejecutarían a todos en cuestión de minutos.
Pero Faith no había llegado a cumplir los tres meses, y había pasado el suficiente tiempo con cada uno de los presentes como para ganarse el cariño de todos. Ni Chris ni nadie podían lastimar a una bebé. Y menos a Faith.
Corey clavó sus pupilas en las de Chris, casi rogándole que salvara a su hija y todos sus sentidos se durmieron por un momento. Era lo último que podía hacer por su mejor amigo.
Sonrió mientras sollozaba y asintió. Iría en contra de las órdenes del rey con tal de que su mejor amigo no lo odiara por el resto de la eternidad.
— Cuenta conmigo, Corey.
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Young Blood |Levi Ackerman|
FanfictionLevi lo era todo para Jolene. Aun sabiendo que él y su madre la engañaban todos los días de su vida, siendo totalmente consciente que la ausencia de su padre no se debía al tan molesto pretexto de "Está luchando contra los titanes para que podamos a...